Capitulo 21

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Jill perdió de vista a León en la habitación de huéspedes, la cuál era un desastre ya que nunca la usaba, sin embargo, tenía la cama desocupada y libre de su cosas, con eso bastaría.

Eran las 10 de la noche, ya había pasado una hora desde que vió por última vez a León.
La mujer se daría una ducha, pero para asegurarse de que estaría cómoda y sin preocupaciones, se dirigió a la habitación donde León se encontraba.

Al llegar, la puerta estaba media cerrada, con ninguna luz en el cuarto, más que el reloj digital y el teléfono de León cargando.
Jill abrió lentamente la puerta, intentando no hacer ruido alguno.

León se encontraba totalmente dormido y con media sábana en su cuerpo, Jill que estaba parada a orillas de la cama, soltó una leve sonrisa “Pareces un oso durmiendo León", pensó mientras le estiraba la sábana, para taparlo mejor.

León se encontraba totalmente dormido y con media sábana en su cuerpo, Jill que estaba parada a orillas de la cama, soltó una leve sonrisa “Pareces un oso durmiendo León", pensó mientras le estiraba la sábana, para taparlo mejor

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Jill salió del cuarto de manera silenciosa dejando todo como estába. La castaña se disponía a darse una ducha, ya que había sido un día muy ajetreado, y quería olvidar su día con un largo baño de burbujas.

Al entrar se aseguro de cerrar la puerta con seguro, sabía que León no era un pervertido, y que no estaba en condiciones de espiar, sin embargo, por si las dudas, o por si acaso el hombre quería vengarse, tomó precauciones.
Al fin, durante todo el día, Jill se quitó esos jeans aguados que llevaba, y esa blusa pegada al cuerpo que era cómoda para ella, pero necesita algo más limpio.

La castaña se sumergió de lleno, el agua cubría todo su cuerpo, a excepción de su cabeza, se recargo en la bañera, y se dispuso a relajarse.

Ya casi al final de su baño, Jill pensó en Chris, y su próxima boda con Sheva, Sabía que el fortachón le visitaría en unos días, eso de cierta manera le inquietaba, ya que León estaría en su departamento al menos, hasta que esto de su relación falsa se expuesta al público.

La castaña por un momento, apretó su mano con todas con fuerza, la sola idea de que ella había buscado a Chris por tantos lugares y haber pasado momentos bochornosos, mientras que Chris se divertía con una mujer, la hacia enojar mucho, y pensar la veces en lo que lo había ayudado.

Por unos instantes, mientras seguía enfadada, pasó por su mente, como si fuera una estrella fugas, la idea de convencer a León que siguieran siendo pareja,, al menos, hasta que Chris llegué, y que sólo actuarán de manera cariñosa en público, sonaba descabellado, pero creíble.

La idea que tenía Jill, era intentar que León acepte un trato, el cuál sería que el fingiera que son novios, para así no darle el lujo a Chris de ver a la mujer sola y despechada, hacerle creer que su mundo no era Chris, y si en verdad el sentía aunque sea una pizca de sentimientos por ella, darle celos y que se de cuenta de todo lo que se perdió.
Pero tengo que convencer a León, y no se que me pida a cambio", pensó a tiempo que ponía la mano en su barbilla, en señal de pensar.

—Ya me pondré de acuerdo con él—Finalizo y se sumergió en la bañera.

...

A la mañana siguiente, León se levantó a las 5 de la mañana, generalmente es su hora de salir a correr, pero debido a que  evidentemente no podía hacerlo, se dispuso a recoger un poco la habitación, con todo y que estaba en silla de ruedas.

El rato paso, y al poco tiempo, el reloj marco las 6, León por fin había acabo, por consecuencia abrió la puerta y salió de la habitación, encontro el lugar oscuro, a excepción de la cocina que tenía el foco encendido, una vez el aroma a la mujer inundaba casi todo el departamento, dicho olor era agradable para sus sentidos.

Noto que la habitación de Jill estaba cerrada, por un momento paso por su mente entrar, sin embargo, si llegara hacer eso y ver al Jill en ropa interior, si es que dormía así, había una posibilidad de que Jill le diera una paliza ahí mismo.
“No creo que sea buena idea hacer enojar a Jill"pensó dando medía vuelta.

La alarma sonó aun lado de la cama de Jill, ella con cierta dificultad ocasionado por el sueño, la apagó.
—Ya son las 6:30...—Murmuro mientras ponía su almohada en su cabeza.

Pasaron unos segundos en esa posición, cuando se la quitó de golpe.
—¡Tengo que levantarme!—Exlcamo con sueño y algo desorientada.

Jill generalmente dormía con ropa interior, pero debido a que León estaba con ella en su departamento, no tuvo otra opción, que dormirse con una blusa y short, evitando que el agente entrara en su habitación en medio de la noche y viera su intimidad ahí mismo si bien ella dudaba que el hombre se atreva a ser eso, no le tenía demasiada confianza aún.

La mujer salió de su habitación, con cierto sueño y bostezando por el camino, el ruido en la cocina y el olor a tocino recién hecho, la hizo cambiar del sueño al hambre, y es que Jill no había comido desde ayer cuándo dejó media hora solo a León, por lo cual su hambre era punzante.

La castaña llegó a la cocina, y lo primero que vió fue a León preparando el desayuno.
La situación le pareció bastante extraña y graciosa, ya que el hombre llevaba un mandil de flores amarillas, uno que la mujer solía usar cuando cocinaba.

León no se había dado cuenta de la presencia de Jill, mientras le daba vuelta al tocino, la mujer veía lo que había preparado, Algunos huevos, jugó de naranja natural, avena y tocino,“No se ve tan mal" pensó.

León giró para colocar el tocino en la mesa, viendo al Jill ya sentada con las piernas cruzadas y con una sonrisa burlona en su rostro.
—Bonito mandil—comento la mujer evitando reírse.

El agente hizo muecas, y puso el tocino en la mesa.
—¿No sabía que cocinabas?—pregunto una vez más la mujer.

León se quitó el mandil lentamente, y lo puso a un lado, acto seguido respondio.
—Hice lo mejor que pude, no suelo cocinar, generalmente ordeno algo o compro comida congelada, no es algo que me entusiasmé.

La mujer solo se limito a asentir las palabras del hombre,—Ademas... No tenías nada carné, en tu refrigerador no tenías más que verduras, frutas y pastas, que clase de despensa es esa—Finalizo, negando con su cabeza.

—Perdon, pero me gusta cuidar mi figura, además no he ido de compras desde hace mucho tiempo—Respondio ella subiendo su mano en la mesa.

—Esta bien, dejémoslo así, comamos—Comento León sirviendo.

Jill sonrió al ver el desayuno, aunque evito el tocino ya que no solía comer carne tan temprano.

Mientras desayunaban, los dos no tocaron el tema de ser novios, se dispusieron a hablar un poco de ambos, y León fiel a su estilo hizo uno que otro chiste sarcástico o ocurrente, A Jill le aparecieron divertidos de cierta manera, y no evito reír en alguno de ellos.

Y al poco rato, la pareja falsa había terminado, y la mujer noto que León había cambiado su expresión, se había puesto serio de forma repentina.
—Jill, es hora de hablar.

—Jill, es hora de hablar

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La historia de Leon y JillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora