Capitulo 54

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León había llegado al hospital junto que Sherry, el hombre no escatimó en nada, y no más bajo del auto de su hija, para salir corriendo al lugar donde Jill se encontraba.

La joven rubia le siguió paso, aunque de manera menos precipitada.

Acercándose a recepción, dijo:

—¡Es urgente!... Quiero saber en qué sala tienen a una mujer llamada Jill Valentine?—Cuestiono León de forma agresiva.

La mujer que estaba en recepción, noto su hostilidad al Instante.

—Usted es...?

—Como que quién soy, si soy León Kennedy!

—Me refiero a que es usted de ella, le recuerdo que solo los familiares pueden verla...

León en señal de desesperación, paso su mano por su cara, y respondió:

—!A mi eso no me importa maldita sea!

—Oigame no me hable así!

León como la recepcionista, se miraban fijamente, intentando que uno de los dos repliegue la hostilidad.

—Si no es nada de la señorita Valentine, no puede verla, me entendió!

—¡Mire señora!—Grito el, tomándola por la blusa que llevaba la recepcionista.

—Papa que haces, cálmate o te llevar la policía otra vez.

Sherry los había interrumpido, he impedido que León hiciera una locura en ese momento.

—Como quieres que me calme, si está mujer no quiere que vea a Jill...

—¡Ya le dije señor!, Que si no es...

—Si, si ya me lo repitió cómo 100 veces!

Seguido del comentario de León, Sherry respondió tajantemente.

—Pero en realidad nosotros somos familia de la señorita Valentine,...

—Enserio?—Cuestiono la recepcionista de forma incrédula.

León hizo lo mismo, cambiando su vista a Sherry.

León hizo lo mismo, cambiando su vista a Sherry

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—Eh... Si... De hecho Jill es mi madre, solo que yo saqué el cabello rubio de papá...

—Como?... Eso es imposible, en su acta dice que es soltera...—contradijo la mujer enseñando el papel.

—Si... Porque ellos jamás se casaron, nisiquiera cuando nací yo... jejeje—Rasacando su cabeza, Finalizo—De ahí que mi mamá tenga su apellido de soltera.

—Oh... Entiendo

La mentira de Sherry, parecía haberse visto muy contundente y lo bastante real, para que la recepcionista se halla tragado la falsedad.

La mujer suspiro, y enseguida dijo—Eh... Le debo una disculpa señor Kennedy...

—Yo creía que...

La historia de Leon y JillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora