Capitulo 27

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A la mañana siguiente, Jill escucho su alarma, exactamente a las 5:30 am. Ocasionando que se levantase, sin embargo, no de mal humor, como los meses anteriores de su vida.
La mujer no solo había dormido, había descansado, todo por lo sucedido con León la noche anterior, y es que el agente, si bien no intento nada más después de tocar el piano, Jill tuvo la sensación de lo que León tenia en mente, nada más pasaba en su cabeza que no fuera ella, Y eso la hacia sentir feliz de solo pensarlo.

"León huhuu" exclamó en su interior mientras se metía al baño con cierto entusiasmo.

Al salir y terminar de acicalarse, salió de su habitación, hacia un frío terrible con todo y calefacción, se acercó a una ventana y miró hacia afuera.

La castaña noto que había poca gente afuera, la mayoría llevaba abrigos grandes, una ligera lluvia caía en el pavimento cada más húmedo.
—Creo que usaré mi caminadora esta vez—Se dijo, y comenzó a hacer su ejercicio matutino.

Al poco rato acabo, aún era temprano, y al no escuchar ruidos del cuarto de León, fue a ver si todo estaba en orden.
Al entrar lo primero que noto, además de lo oscuro de la habitación, era el delicioso olor a la colonia del rubio, que por supuesto a Jill volvía loca.

Al entrar lo primero que noto, además de lo oscuro de la habitación, era el delicioso olor a la colonia del rubio, que por supuesto a Jill volvía loca

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"Mm... Que aroma León"pensó acercándose al agente, que por supuesto estaba dormido aún.

Al estar a orillas de la cama de León, Jill se limito a mirar como dormía, Intentaba no hacer ningún ruido, y así evitar que le escuchase, A la castaña le pareció de cierta manera tierno verlo abrazando a su almohada., y con los pies totalmente fuera de la cama.

Siguió mirándolo por unos minutos, sin embargo, Jill prefirió dejar a León descansar y salir de la habitación cuidadosamente, cuando al querer darse la vuelta y como estaba aun oscuro, choco con ropero golpeando su dedo gordo del pie, aunque se tapo la boca al Instante, para evitar gritar del dolor, el sonido del ropero despertó al hombre casi de inmediato.

Lo primero que hizo fue voltear, hacia donde había escuchado aquel sonido, de inmediato se sobresalto al ver una silueta extraña enfrente de su cama, no obstante, Instantes después dedujo que era Jill por su fisionomía.
—Jill, ¿Que... Estás haciendo?—Dijo aun con sueño en sus palabras.

La castaña dió unos pasos hacia atrás y respondió de manera nerviosa y entrecortada
—He...bueno yo... —Miro por todos lados, intentando buscar una excusa para decir—He...buscaba mi abrigo, si Buscaba mi abrigo!

León se quitó la sábana de encima, para poder sentarse en la cama y entender mejor las palabras de la mujer, sin embargo, Jill se acercó impidiendo hacerlo.
—Espera León, tienes que descansar, Esta frío y eso te hará mal—Afirmo gentilmente.

Jill mantenía ambas manos en los hombros del rubio, este último tenía que elevar su cabeza y mirada, para poder verla claramente, incluso podía sentir el leve aroma de la ropa de Jill, una mezcla de primavera y fresa, una fragancia que le resultaba bastante femenino.

La historia de Leon y JillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora