Capitulo 23

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Los siguientes dos días fueron bastantes atípicos para la supuesta pareja, León debía ir cada 3 días a rehabilitan, obviamente el no podía ir solo, así que Jill lo acompañaría el día siguiente, por otro lado, la mujer trataba de ajustarse de cierta manera a esta nueva vida, aún que sabia que seria temporal todo esto, la simple razón de estar en una relación era ya bastante fructífera para la castaña, y mas, si debía ser casi la enfermera de su supuesto novio.

—¿Estas mejor?—Pregunto de manera suave Jill, al acomodar la almohada de León.

El agente respondió de menara positiva, mientras ponía un programa en la televisión, en eso, la mujer se sentó a un lado del rubio.

—Mañana debemos ir a la terapia, lo recuerdas no... Es importante y no faltaras.

—Si... lo se, pero eso no preocupa en lo absoluto—Comento de manera de segura.

—De todas formas León te acompañare, supongo que no tendré trabajo mañana—Afirmo Jill mientras tomaba un sorbo de su te helado.

—Sabes que puedo ir solo, no es necesario que me acompañes mujer...

—¡Por favor!....—Exclamo fastidiada—Me necesitas León, nisiquiera puedes conducir y mucho menos caminar, por consecuencia tendrás que lidiar con mi compañía te guste o no.

...

Al cabo de un rato, Ambos se quedaron en la sala de estar, durante, Jill se quedo dormida al poco tiempo ,sin embargo, León no lo hizo, ya que veía un maratón de Chucky en el canal 5, una de las sagas favoritas del agente.

La mujer se recargo en el brazo de su sofá cansada y fatigada, ya que había recogido su departamento y ayudo, aunque realmente hizo casi todo,  en la habitación donde León se quedaría, La sala estaba oscura, la única luz era la de la cocina a lo lejos y la televisión, Jill solía dormirse con su telefoneo en mano, y esta no fue la excepción.

León miró de reojo a Jill, Le llamo de cierta manera la vista que tenía desde ese ángulo y es que, la castaña llevaba una camisa de tirantes azul cielo, lo suficientemente delgada, para que su sostén se notase y parte de su cintura también lo hiciera, provocando una que otra mirada de León.

Ella estaba profundamente dormida, se escuchaba su tibia respiración en el lugar, en cambio, León daba una que otra vista al torso de la mujer, maravillado por el buen par de aptitudes que Jill tenía.

Ella estaba profundamente dormida, se escuchaba su tibia respiración en el lugar, en cambio, León daba una que otra vista al torso de la mujer, maravillado por el buen par de aptitudes que Jill tenía

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Miro 1, 2,... y mas veces, Una mirada de lujuria pasó por el rostro de León, por su mente pasaba la descabellada idea de tocarle los pechos a Jill mientras ella dormía, pero pensarlo es una cosa, hacerlo es otra muy distinta, al poco rato recapacito y se sintió mal por pensar esas cosas por una mujer que le había abierto las puertas de su casa, y que en general lo había ayudado, su hospitalidad era inegable y su dulzura inexpugnable en todos los aspectos.

Aunque fantasear una que otra vez al día, no le hace daño a nadie, al menos eso pensó.

Salio de la sala en busca de una sabana para cubrirla y dejar así de pensar de manera morbosa, la encontró minutos después, y con ella tapo a la mujer que la tomo con cierto gusto, a pesar de estar dormida.

La historia de Leon y JillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora