Capitulo 52

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Metió la llave griandola, acto seguido, la puerta se abrió, Jill la empujo y miro levemente si había algo extraño dentro.
Al no ver nada, se metió junto con caramelo a la casa.

Se quitó el suéter y lo dejo en el sofá, miro alrededor de la sala, cocina y el pasillo, intentando ver si está sensación tan extraña, tenía que ver con esto.

Todo seguía tal y como lo había dejado, cuando de manera repentina, escucha la regadera del baño de arriba.
De inmediato Jill se asustó, dio un paso hacia atrás y vio como caramelo corrió directo a la segunda planta.

—¡Caramelo espera!

El perro no le había hecho casó, y seguidamente empezó a escuchar los ladridos del canino.

Se acercó al teléfono y marcar a León, cuando al intentar levantarlo se percató que la línea estaba muerta, miro a lo lejos el teléfono de la cocina, y estaba en la misma condición.

—No...—Trago saliva, y camino rápidamente al sofá, se agachó y levantando las almohadas, de ahí saco una pistola.

Al tomarla, pudo recordar cuando León le dijo que la dejaría allí escondida para una emergencia, Jill agradeció eso.

Saco el cargador para verificar que estuviera cargado, al estarlo, subió con suma precaución al segundo piso.

Cada paso en las escaleras, eran 3 ladridos de caramelo, uno tras otro, el latido de su corazón parecía como si hubiera corrido una maratón, estaba a míl por hora.

Al llegar, se dio cuenta que los extraños sonidos venían de su habitación, específicamente de su baño, Caramelo no paraba de ladrar y eso la ponía aún más nerviosa.

Empujó la puerta de su cuarto, dejando ver a caramelo ladrando al umbral de su baño, la cuál estaba cerrada, pero en los extremos, se podía ver la luz prendida y el sonido del agua corriendo.

Jill apunto con su arma, mientras se acercaba lentamente.

Jill apunto con su arma, mientras se acercaba lentamente

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—Le... León, eres tú?...

No recibió respuesta alguna, y cuando estaba a solo menos de un metro, de la puerta, utilizando su mano izquierda, la abrió lentamente.

El rechinido llegó a sus oídos, incomodandola.

Cuando la puerta se había abierto a la mitad, Caramelo entro corriendo, y en seguida, un grito de dolor del animal había estremeció a Jill.

Empujando la puerta con todas sus fuerzas, para ver de quién se trataba.

Ahí dentro, lo primero que observo fue a:

—¡Chris!

—¡Chris!

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La historia de Leon y JillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora