Capitulo 51

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La vida de nuestra querida pareja se volvía más y más complica, al grado en qué, de forma inconciente, burlaban a la muerte y vivían casi al día, Jill había dejado las misiones de campo desde hace ya un tiempo, por otro lado León no, y esa era una cuestión que la mujer quería impedir, sin embargo, el que al final decide sobre su vida, termina siendo León.

...

Escondite de Chris

Era una noche lluvioso, típica de invierno, y en medio de todo ese triste día, el Chris falso, se encargaba de abrir un gran agujero para un cuerpo inerte que había destajado horas antes.

Era nada más y nada menos, que el detective que Ark había contratado, y que el Chris falso había sorprendido infraganti husmeando en los alrededores.

En menos de una hora, El capitán falso había hecho un pozo de 3 metros y medio, lo suficientemente profundo para no dejar pista alguna del paradero del pobre sujeto.

Lo envolvió en cita canela, y lo forro con un par de bolsas de basura, acto seguido lo aventó bruscamente a la fosa, el ruido del agua que se había acumulado, se escucho más que el impacto del cráneo con el suelo.

Termino de enterrar, y dejar todo como si nada hubiera pasado, la lluvia borraría cualquier pista sobre si mismo.

—Una cucaracha menos, no León...

Camino unos metros, y termino entrando totalmente empapado a su almacén, se quitó la ropa mojada, y en seguida dio unos pasos a la nevera, saco un par de cervezas, la bebió y en menos de 20 minutos, estaba totalmente ebrio.

Balbuceaba incoherencias y cosas no iban al caso, al final, termino inconsciente de lo ebrio que estaba.
Pero con una cosa en claro, el siguiente día, sería el cuál, León sentiría el verdadero sentimiento del miedo.

...

Al día siguiente, en la mañana

Jill había preparado el desayuno a León, antes de que el se fuera al trabajar, no fue más que un par de huevos, un licuado especial de ella, y algunas leguminosas.

León consumió todo, aunque el prefería más carne roja, terminaba comiendo siempre lo que Jill preparaba, para no hacerla sentir mal.

Antes de irse, León le dijo que llegaría algo tarde, pero que para la noche estará aquí, Jill acepto, ya que no tenía muchas opciones después de todo.
Le dio un dulce y largo beso en los labios a Jill, ella no resistió y hasta se quedó con ganas de más, pero desafortunadamente el agente tenía que trabajar.

A irse, Jill se tuvo que quedar sola una vez más en casa, su trabajo había tomado una pausa de varios meses y tendría que lidiar con eso, al menos hasta que su embarazo halla concluido.

Su vientre ya era abultado, y en consecuencia, su espalda le comenzaba a doler casi a diario, sin decir de sus tobillos.
Aunque esto último, León les daba un masaje casi diario, acción que Jill aceptaba con gusto.

Al medio día, decidió darle una vuelta al vecindario junto con caramelo.
Antes de salir, se puso un suéter algo grueso y gorro en la cabeza, había tan solo 8 grados en el ambiente, y el frío se notaba.

Cerró con llave la puerta principal, miro de reojo su garaje, en el, estaba su auto.
Al no divisar nada extraño, se dispuso a caminar.

Siguió la acera de la calle, con caramelo a su lado, el frío le hacía difícil respirar y el dolor de espalda no ayudaba.

—Si León me viera así, seguramente me diría que entrara...

Al cabo de unos 20 minutos, Jill comenzó a sentir los estragos de su embarazo, y en respuesta a eso, decidió parar y sentarse en una banca del parque.

La historia de Leon y JillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora