Capitulo 24

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Después de comprar víveres, la supuesta pareja se dirigió a la terapia del agente, Jill lo acompaño en el hospital y ambos vieron al doctor que los recibió.

—¿Bien León, como te haz sentido estos últimos días?—Pregunto el doctor a tiempo que veía el expediente del agente.

—Pues en realidad bien, es decir Jill a estado atenta a qué me tome todas las medicinas necesarias, y en general me a ayudado mucho en estos momentos, aunque suele ser un poco pegajosa, es bueno tenerla.

La mujer soltó un leve sonrojo por el halago, y respondió:
—De igual manera Doctor, verdad que es necesario comer frutas y verduras, y más con la situación actual que tiene.

El médico tardo unos segundos en responder:
—Por supuesto, Ya te había aclarado León, tu alimentación apartir de ahora, y si no fuera por Jill comerías cualquier comida chatarra que encuentres—Le decía mientras esté rodeaba sus ojos, ante otro regaño aparte de los Jill.

—Si, si Doc, ya entendí, podemos comenzar la terapia?—Cuestiono impaciente ante el regaño.

El doctor acepto la petición del hombre, acto seguido, una enfermera paso a recoger a León para llevarlo a la sala de terapias, Jill por su parte se quedo con el Doctor, ya que este tenía varias cosas que decirle a la mujer.

—Sientese por favor—Dijo el doctor, esperando que Jill lo hiciera.

Al final lo hizo algo extrañada, ya que el médico parecía algo preocupado.
—¿Pasa algo Doctor?—Pregunto la mujer poniendo su bolso entre sus piernas.

El doctor saco de un legajo, unas radiografías, las miro por unos segundos, y se dispuso a responder la pregunta de Jill.
—Te voy a ser honesto, El daño que León tiene en su cadera es grande, el podrá caminar como ya te había dicho antes, sin embargo,—Espero un segundos y continuo,—Es muy probable que termine estando con antes en unos meses.

—Pero la terapia...—Interrumpio Jill.

—La terapia le ayudará a poder a caminar otra vez, si mi estimación es correcta, el dará unos pasos en las siguientes semanas, y caminara en unos meses.

—Entiendo...—Murmuro Jill triste, ante las palabras del hombre.

—No pierda la esperanza, Es solo un diagnóstico, León es muy fuerte... Lo conozco desde secundaria, y con usted a su lado, el mejorará... créame—Respondio el doctor tratando de animar a la pobre mujer.

La castaña sonrió levemente, y dijo—El odia mis ensaladas!!

El médico sonrió, y comento lo siguiente— Pero a usted eso no le importa, prepare comida nutritiva, y si él se niega a comerla, use el chantaje... Eso nunca falla créame.

La castaña y el hombre, carcajearon durante unos segundos, “Pues ya lo he hecho"pensó.

—Bien es todo, puede acompañar a su novio en la sala de espera—Comento el doctor.

Jill espero a León durante una hora, ya pasaban de las 4 de la tarde, cuando la enfermera llevo a León a dónde Jill se encontraba impaciente su llegada.

—¿Alguna novedad?—Pregunto León.

—No, ningúna—Respondio ella mientras tomaba la silla para salir del hospital.

Mientras se dirigían a casa de Jill, ninguno de los 2 dijo una palabra, el rubio estaba cansado por la terapia, en cambio Jill está algo preocupada por la salud de su falso novio.

De manera involuntaria y extraordinaria, el mundo de Jill comenzaba a girar en torno a León.
La castaña se levantaba a correr durante las mañanas, y al acabar, le preparaba el desayuno a León, este último ponía reproches sobre la comida saludable de Jill, sin embargo, al final terminaba comiendo, Mantenía un orden en los medicamentos que el rubio debía tomar, he incluso ella se esmeraba aún más, en qué el estuviera cómodo, literalmente parecía una esposa cuidando a su esposo herido.

La historia de Leon y JillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora