Capitulo 30

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Jill veía el firme y marcado torso de León, y pese a qué se había imaginado varias veces verlo una vez más, en esta ocasión, la castaña no podía usar ese cara de lujuria que mostro aquella vez cuando lo vio desnudo, ahora era de preocupación total.

—¡¡Que fue lo que te paso León!!—Menciono acercándose.

El rubio se sobresalto, al sentir las suaves manos de Jill tocando su espalda.
—Auch!!, Auch!!!, Con más cuidado Jill—Respondio el con mucho dolor.

—Pero...¿que pasó?

León sabía que si Jill se enteraba que Chris le hizo esto, ella iría personalmente a reclamarle y recriminarle, por supuesto, el hombre no quería eso, así que tuvo que decir una mentira para evitar cualquier confrontación.

—He... Bueno,—Hizo una pausa, tragó saliva y continuo—Me caí de las escaleras al intentar hacer mi terapia.

La reacción de la mujer fue al instante—¡Que!, No puede ser, te lastimaste, ¿te duele mucho?, ¿porque no me llamaste cuando sucedió eso?, ¡Todo es mi culpa!

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La reacción de la mujer fue al instante—¡Que!, No puede ser, te lastimaste, ¿te duele mucho?, ¿porque no me llamaste cuando sucedió eso?, ¡Todo es mi culpa!... León perdóname.

Decía Jill tocando el rostro y torso de León, la mujer no podía ocultar su angustia y temor hacia el precario estado de su compañero.

—Estoy bien Jill—Respondio León tomandola de la mano—No tienes porque preocuparte...

—Pero mírate, estás así por mi culpa, si tan solo yo...—El agente la interrumpió—Jill esa fue mi decisión ya te lo dije, no tuviste la culpa de nada.

Enseguida Jill miró los grandes ojos azules que tenía León, soltó una leve sonrisa y de manera gentil dijo:
—De todas formas, yo te prometí que te iba a cuidar hasta que te recuperes... Y eso es lo que voy hacer.

—Aahhh...eres una mujer muy terca Jill—Respondio soltando la pequeña mano de Jill.

Con ayuda de la mujer, León pudo acomodarse en el sofá más cómodamente—¿Necesitas algo?, ¿Agua o alguna botana?—Indico ella a la orilla del sofá.

—Estoy bien Jill, no necesitas preocuparte tanto por mí.

—¡Pero lo hago!, Y lo seguiré haciendo,—Enfatizo alzando una poco la voz, y añadió—Tu quédate aquí relájate..., yo prepararé la cena.

Salió de la sala sin decir más, por otro lado, León seguía adolorido, y sin poder entender cómo es que Jill se preocupa tanto por él.

Por su mente pasó la conversación que tuvo con Ark, sobre los sentimientos de Jill hacia él, sin embargo, bien podría confundirse con simplemente afecto a alguien en precario estado de salud.
“Todo esto me confunde"pensó mientras se cercioraba que tenía un mensaje.

—Sherry...—Musito abriendo el texto.

«Papa se que note ido a ver, en estas últimas semanas, pero tengo una razón, y es que he tenido mucho trabajo, sin embargo, te iré a ver este fin de semana, aunque caigan rayos o el cielo se rompa, espero que estés mejor y que Jill te esté cuidando bien, ella es genial por cierto, mándale saludos por mí.
Te quiere mucho... tu hija Sherry»

La historia de Leon y JillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora