PRIMER AVIÓN.

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Los Ángeles, ESTADOS UNIDOS.

Prepara el café como siempre. El mismo desayuno de los viernes y no estabas. Tú no estabas. Sé que prometí ser paciente pero qué le hago si me duele, la distancia nos tiene en pausa.

-Aaahg.-exclamó Poché frustrada cuando se le cayó media bolsa de granos de café al piso.
-¿Qué pasó, qué pasó?-entró Juli a la cocina al haber escuchando a Poché.

Juliana al ver a su amiga frustrada por haber derramado el café en el suelo no pudo evitar reír. Sabía que Poché era mala en la cocina, pero no imagino que algo tan simple como hacer café le resultaría difícil.

-Ya ya, tranquila. Voy por el recogedor.-dijo para calmarla.

Busco el recogedor de basura en lo que Poché juntaba todo lo que estaba derramado con la escoba.

-Honey no se si sabias pero el café debe molerse para ir en la cafetera...-rió Juliana.

Poché la miro algo enfadada pero entendía que su amiga solo intentaba bromear.

-Si es que... el café siempre lo ha hecho Calle.-suspiró.-Ella molía el café a penas se levantaba y lo preparaba antes que yo me levante.
-¿Tan mala eres en la cocina?-bromeó de nuevo.-Vale que al parecer debo enseñarte a hacer café.-dijo agarrando la bolsa con el poco café que quedaba.

Juliana viviría con Poché hasta que Calle regresara. A Poché no le gusta estar del todo sola y en cierta manera sabía que entrañaría tanto a Calle que necesitaba una amiga que la consolara. O Amigas... más bien. Por qué Olga igual se quedaba con ella y de paso Makis igual ya que al ser novia de Olga era común que ella esté ahí pero no le molestaba en lo absoluto, ademas de que Makis trabajaba con ella en su estudio de tatuajes.

Llevaba 4 años de matrimonio con Calle, se casaron jóvenes, apenas cumplieron los 21 corrieron a firmas aquel papel y comprarse un par de anillos.

Ambas trabajaron tan duro para conseguir la hermosa casa en la que viven ahora, sus ahorros comenzaron después de 2 años de novias cuando se dieron cuenta que se imaginaban viviendo juntas toda la vida.

Ellas pasaron de vivir con sus familias a vivir juntas inmediatamente. Para la suerte de ellas el apoyo de sus familias nunca faltó, aquel departamento que compartían al principio era un regalo de los padres de Calle y el papá de Poché, era como un... regalo de bodas.

Eso si, ellas debían trabajar para pagar ciertos gastos como la electricidad, el agua, el gas y sus alimentos. Y ellas lograron conseguir trabajos de medio tiempo en lo que Calle estudiaba odontología y Poché aprovechaba su gran talento para dibujar para tomas cursos y ser tattuadora como se lo imagino desde que se hizo ese tatuaje a los 16 años representando a su mamá.

Dos chicas completamente diferentes pero que su amor es único y especial que todos sus amigos y familiares se alegraron cuando notaron lo bien que funcionaban juntas.

POV POCHÉ.

Solo sé bailar si tú bailas conmigo. Todo está tan mal si yo no estoy contigo... contigo.

Nunca me había sentido tan inútil. ¿Como es que ni el café se hacer bien? 6 de la mañana y ya hago un desastre en la cocina. Nuevo récord para mi.

Calle había había asistido a un programa que algunos hospitales de Miami formaron, consistía en estar en una caravana por ciertos pueblitos del sur México, luego pasarían al país de Belice y Guatemala para irse hasta Cuba para así brindar una salud bucal a la gente de esos lugares.

Sabía que Calle lo hizo por que le encanta ayudar, no solo por la buena paga que recibiría. Oh seamos sinceros, yo la empujé a hacerlo por la paga. Ella no quería que estemos alejadas bastante tiempo, pero era una buena oportunidad para ella y sería muy egoísta que se quedara.

One Shots CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora