115 Odio hasta el hueso

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Los ojos de Jun Xuan Xiao se achicaron y brillaron con una luz helada.

"Soy diferente de ti, tú quieres acaparar todo en tu indecisión, yo puedo sopesar los pros y los contras, y desechar lo que sea necesario."

Xiao Xiye le preguntó con incredulidad. "¿Abandonar? ¿Yu-er es algo que puedes desechar? ¿Eh?"

Un enojo e impaciencia inexplicables surgieron del corazón de Jun Xuan Xiao, los eventos importantes no podían detenerse por pequeños detalles, entonces ¿por qué se sentiría tan incómodo y asustado cuando Xiao Xiye le preguntaba eso?

La imagen de Chen Yu surgió de pronto en su mente, el Chen Yu que era sonriente y hermoso, que era gentil y elegante. Su Chen Yu, que era temeroso y se avergonzaba tan fácilmente, y fue como si algo hubiera apretado su corazón. Quería deshacerse de esas distracciones pero no podía hacerlo.

Chen Yu no podía hablar pero en su mente, cada expresión y cada mirada, lo hacía sentir como si estuviera siendo torturando.

"¡Él no se olvidará de este rey! Resolveré las cosas con él después." Jun Xuan Xiao, que nunca se había auto cuestionado, se sintió repentinamente culpable y no pudo decir esas palabras con toda su confianza.

"Rey de Zhen Bei, ¿por qué te quedaste sin palabras? Yu-er te odia ahora, se ha olvidado completamente de ti."

Xuan Xiye podía ver que el rey tenía una expresión de confusión y eso lo hacía sentir muy satisfecho.

"Pfff, Yu-er no se va a olvidar de mí, ¿qué puede ser más fácil de olvidar que el odio? Así que me odia, pero no me olvidará y el odio desaparecerá algún día."

Xiao Xiye se burló y dijo. "¿De verdad? En la prisión tomó mi mano."

"¡Cállate!" Jun Xuan Xiao le rugió fieramente, lo agarró de las ropas y le preguntó. "¿Dónde está la madre de Yu-er?"

Xiao Xiye le sonrió ausentemente, sabía que estaba impotente ante el rey.

"Originalmente, no te lo diría aunque estuviera muerto, pero cuando Yu-er vea a su madre en tus manos, te odiará más. De todos modos, él ya no creerá nada de lo que le digas, así que te lo diré, está en la Prisión del Templo Dali en la ciudad."

Las palabras de Xiao Xiye se quedaron en el ambiente y se escuchó un ruido en el exterior del salón, unos pasos que se alejaban.

Jun Xuan Xiao levantó las cejas y rápidamente abrió la puerta trasera, pero no había nadie ahí.

Un mal presentimiento nació en el corazón del rey, como si hubiera sido alcanzado por un rayo.

No podía ser él, estaba en la pagoda, no podía simplemente aparecer ahí y no podría saber lo que habían hablado en el interior.

La perseverancia de Jun Xuan Xiao lo hizo comenzar a consolarse, pero de repente vio a Song Qing que se dirigía hacia él.

"¡Su Alteza!"

La inquietud en el corazón de Jun Xuan Xiao se hizo más fuerte.

"¡¿Dónde está?!" Su ira era imponente.

Song Qing no sabía por qué el rey estaba tan alterado y le contestó. "Este subordinado ha fallado en su misión, cuando llegó al pabellón ya no había nadie en el interior, no lo pudo encontrar."

La armadura de Jun Xuan Xiao se sintió el doble de pesada en un instante. 'No podía ser él, no podía ser él.' Se acomodó las ropas incómodo y respiró hondo para aliviar un poco la ansiedad.

"¡El supervisor del Templo Dali! ¡Su madre está en la Prisión del Templo Dali!"

Jun Xuan Xiao se subió a su caballo y lo latigueó con fuerza, el caballo negro relinchó y se alejó como un torbellino. El rey consideraba a este caballo casi como su hermano y siempre lo trataba con cuidado, incluso a veces él lo acicalaba, pero esta era la primera vez que lo trataba de esa manera.

El Templo Dali no estaba lejos del palacio y, a estas alturas, estaba rodeado por el ejército del norte pero como había muchos guardias no habían podido tomar el control.

Jun Xuan Xiao agarró una lanza y se abalanzó al interior, las intenciones asesinas de Jun Xuan Xiao en este momento estaban completamente desbordadas y no tenía ninguna consideración ni siquiera por su propia vida. Las ovejas se lanzaban a la boca del tigre y sólo dejaba un rastro de pedazos de cuerpos, iba abriéndose camino y los guardias del Templo Dali se rindieron rápidamente.

Se apresuró al interior de la prisión, esté lugar era originalmente el más grande dentro de la capital, con cientos de prisioneros y celdas. Él nunca había visto a la madre de Chen Yu, por lo que sólo podía inspeccionar a uno por uno buscando a mujeres de edad similar a la de su madre para cuestionarlas.

Había también varios carceleros escondidos dentro de la prisión y les habían dado la orden de matar a los prisioneros antes de que el ejército del norte irrumpiera en el interior, de otra manera los prisioneros podrían escaparse y crear caos. Jun Xuan Xiao mató a varios carceleros pero, a estas alturas, casi la mitad de los prisioneros habían sido asesinados. La inquietud en el corazón de Jun Xuan Xiao se hacía más y más fuerte, e incluso examinaba los cuerpos de los prisioneros asesinados.

Caminó hasta llegar a la celda más obscura de la prisión. En frente de él, estaba el cuerpo de una mujer, no llevaba el uniforme de los prisioneros, porque había sido arrancado por un carcelero.

De pronto, el temerario Rey de Zhen Bei, sintió el corazón helado. Sus manos estaban entumidas y giró el cuerpo de la mujer para mirar su rostro. Aunque la mujer era vieja, sólo la mitad de su cabello se había encanecido, su cara estaba cubierta de arrugas pero sus sentidos no lo engañaban, la apariencia era similar a Chen Yu.

La puerta de la celda sonó detrás de él, los ojos de Chen Yu estaban rojos y casi se salían de sus cuencas. Miraba el cuerpo de la mujer y a Jun Xuan Xiao, que sostenía la lanza llena de sangre.

El Amante Mudo (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora