62 El asesino de los hunos II

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Song Qing estaba cansado de lidiar con los hunos que los atacaban por ambos lados, además de tener que manejar el carruaje. Cuando se dio cuenta de que había movimiento detrás de él, volteó y Chen Yu había desaparecido, solo había unos pequeños rastros a la orilla del acantilado.

"¡No fui yo!"

La princesa explicó apresurada. "¡Se cayó el solo! Justo ahora, uno de los hunos se acercó y ¡lo jaló! ¡No me culpes porque no se haya sujetado bien!"

Song Qing ni siquiera podía creer lo que la princesa estaba diciendo. Aunque estaba desesperadamente enojado, no podía cuestionar a la princesa y quería saltar del carruaje para buscar a Chen Yu.

"¿A dónde vas?" La princesa lo agarró inmediatamente.

"¡Suéltame!" Song Qing le dijo enojado.

"¡No! ¡No te puedes ir! ¿Quién me va a proteger si te vas? ¿Quién es más importante él o yo, que soy la princesa? ¡Apúrate y vámonos! Los dos vimos que se cayó del acantilado, ¡ya no lo vas a poder encontrar!"

Song Qing apretó los dientes, el acantilado estaba cubierto de nieve, incluso si abandonaba a la princesa para ir a buscarlo, no había forma de que lo encontrara.

"¡Vámonos! ¡Los hunos nos están alcanzando! ¿Quieres que también enterremos al muerto nosotros?"

Después de todo, los hunos carecían de un general y los guardias de la Dinastía Jìng estaban bien entrenados. Arremetían y se resguardaban, comandados meticulosamente por el Rey de Zhen Bei, enfocados en un solo enemigo. Los hunos eran atrabancados y poco a poco perdieron a más de la mitad de sus hombres. Viendo la extensión de la aniquilación, sin saber quién dio la orden, huyeron.

Ellos también habían perdido a docenas de hombres.

El rey no fue tras los hunos restantes y dejó a los guardias limpiando el campo de batalla, él y el emperador inmediatamente fueron a buscar el carruaje.

"¿Dónde está Chen Yu?"

El rey se apeó del caballo, solamente podía ver a Song Qing y a la princesa parados al lado del carruaje.

"Este subordinado incumplió su deber." Song Qing inclinó la cabeza y se arrodilló.

"¿A qué te refieres con que incumpliste tu deber? ¿Hay algo malo que este rey deba ver?"

La expresión del rey era más fría que el hielo y la nieve, su cuerpo exudaba ira, especialmente con sus ropas llenas de sangre, parecía un dios sanguinario.

"Mi Señor."

La princesa se lanzó sobre el rey, abrazándolo y llorando pétalos de durazno.

"Estaba tan asustada, casi me matan los hunos, pensé que nunca vería a Mi señor de nuevo. No puedes culpar a Song Qing, él sólo nos protegió a mí y a la Concubina Imperial, además tenía que controlar el carruaje. Cuando los hunos se acercaron, la Concubina Imperial fue jalada por uno de ellos."

Mientras la princesa hablaba, su cuello fue estrangulado por una mano de hierro y los ojos del rey parecían haberse convertido en hielo.

"Jalado por los hunos, ¿dónde está su cuerpo? ¿Eh?"

"Uh..."

La princesa estaba ahogándose, no podía respirar, su cara y ojos estaban rojos. Justo cuando pensó que el rey la mataría, la mano en su cuello se relajó un poco y comenzó a jalar aire rápidamente.

"¡¿Cómo es que los hunos lo jalaron si iba dentro del carruaje?!"

"No lo sé, realmente no lo sé, Song Qing estaba abrumado en ese momento. ¿Cómo lo iba a distraer? Parecía que había caído por el acantilado, quería salvarlo, pero no pude hacer nada."

El emperador dijo. "Xuanxiao, es inútil que te desahogues con Dairou. Es mejor que lo busquemos rápido, tal vez Chen Yu no está muerto."

El rey aventó a la princesa y se puso a observar los rastros en la orilla del acantilado, pero todo era un desastre. En ese momento, había una fuerte nevada y muchas de las marcas ya habían desaparecido, era muy difícil encontrarlas.

Inclusosi Chen Yu había caído por el acantilado y milagrosamente hubiera sobrevivido,¿cuánto tiempo iba a poder soportar en ese lugar donde el viento y la nievecongelaban todo?

El Amante Mudo (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora