48 El Emperador

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El Emperador había decidido de improvisto visitar los territorios del Norte y no se había avisado a las provincias que se incluían en su ruta. Era solamente una pequeña visita personal, llevaba una pequeña escolta que consistía de unas docenas de guardias, con muy poca carga. Llegó al Palacio del Rey en pocos días.

El Rey de Zhen Bei lo esperó debajo de la torre y, cuando llegó, lo saludó con todas las cortesías al lado de la puerta de la ciudad. Los espectadores murmuraban, pero cuando el Emperador entró a la ciudad, todo el mundo permaneció en silencio y solamente se escuchaba el sonido de las ropas de la gente que se arrodillaba para adorarlo.

El carruaje tirado por ocho caballos era magnífico, con campanas de viento colgadas de los cuatro extremos, pero no tenía ningún símbolo imperial, parecía una carroza de una familia importante del sur.

"Justo como los súbditos del rey de Zhen Bei deberían ser, incluso más disciplinados que los soldados de los campos militares de Caobao."

La voz provenía del interior del carruaje, brillante y cálida, con un sentido de indiferencia y arrogancia provenientes del estilo de vida, pero esta arrogancia no era más que la que se obtenía de haber nacido en la nobleza.

El rey montó su caballo y lideró el camino hacia el palacio, cuando llegaron, le indicó al Emperador que saliera del carruaje.

"Xuanxiao, eres un hombre imprudente, te había dicho que no había necesidad de molestar a nadie. Si haces tanto alboroto, ¡no me dignaré a bajar del carruaje y cruzar la puerta!"

Antes de que la cortina del carruaje se levantara, se había escuchado el regaño del emperador.

"Las Cortesías de Saludo al Emperador no pueden ser ignoradas."

El rey estaba erguido y su cara era inmaculada.

"Sólo tú eres demasiado anticuado."

El emperador no parecía estar molesto, más bien impotente, la amistad entre ellos dos era evidente.

La cortina con bordados era muy elegante y finalmente fue levantada, un hombre joven vestido de blanco con hilos dorados salió del carruaje. Llevaba una corona dorada de jade, ropas con intrincados bordados, zapatos gruesos decorados, hombreras de piel de oso blanco y un calentador en la mano.

El emperador era delgado, más alto que la gente ordinaria y con dedos muy largos. Sus nudillos estaban bien definidos y elegantes, la gracia imperial que emanaba era natural.

"Mira al emperador."

El rey se inclinó para saludarlo, pero el emperador lo sostuvo con una mano.

"Xuanxiao, si vuelves a hacer esto, no te dejaré darme la bienvenida y regresaré a la capital de inmediato."

Incluso el emperador se había rendido.

"Glorioso Ye."

El Emperador estaba satisfecho, los dos se rieron y abrazaron, palmeándose las espaldas con bastante fuerza, casi como si estuvieran peleando.

"Resulta que hace demasiado frío en el Norte, después de pasar el Paso Yumen tenía tanto frío que ya me quería regresar a la capital. Me imagino que ha sido bastante difícil para ti permanecer en este territorio por tantos años, defendiendo el territorio de la Dinastía Jìng, matando a los enemigos del Emperador e impidiendo que cometan más crímenes. Has hecho realmente un trabajo muy duro."

"Me habías dicho que patrullar el norte era sólo por diversión, ¿por qué no me dijiste esto antes de entrar al palacio?"

El rey le ofreció una bebida, el emperador no se resistió en lo absoluto y comenzó a beber con él, tan relajado como si acabara de llegar a su propia casa.

"Es mi culpa, no lo menciones, entremos a platicar con tranquilidad."

El Rey de Zhen Bei había organizado un banquete, con música y danza, que duraría toda la noche para complacer al emperador. No mencionaron los asuntos gubernamentales ni militares durante todo el evento, sólo bebían tarro tras tarro de vino, platicando de sus experiencias graciosas en todos los años que habían pasado.

"Xuanxiao, recuerdas cuando fuiste a mi palacio por primera vez, mi hermana aún era muy joven en ese tiempo y se enamoró de ti a primera vista. Te pidió que te casaras con ella en ese momento. Ja, ja, ja ¡Oh! Hablando de Dairou, ¿dónde está ella?"

El emperador estaba borracho y un poco mareado, con la mano derecha se sostenía de la mesa y en la mano izquierda tenía el tazón azul y blanco de porcelana, la lengua se le enredaba.

El rey también estaba borracho e hizo un ademán con su mano, parecía que no quería hablar de la princesa.

"Cuando regreses a la capital, por favor que ella regrese contigo."

El rey no se sentía preocupado debido al alcohol.

"Ah, Dairoume lo contó todo en una carta. Sé que ella ha sido arrogante y mal portadadesde que era niña, tú, solamente tenle paciencia un poco más, ella dijo quehabías perdido la cabeza por la Segunda Concubina y que a ella no le agradaba."

El Amante Mudo (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora