Past Lives: Eternity || HopeV

Prólogo.

Sentado sobre una cama doble, lo suficientemente espaciosa para sentirse solitario, él se encontraba atentamente observando por el ventanal la oscura y fría noche.

Su cuerpo se sentía pesado, adolorido y fatigado, el peso de los años se sentía como una mochila pesada y difícil de llevar. Era común en estos días que él se sentara sobre el mullido colchón, con un pijama de dos piezas, mientras leía un libro con ayuda de sus lentes, porque es cierto, los años no solamente habían dejado en él una cabellera blanca y arrugas decorando cada facción de su rostro, no... No era simplemente eso, su salud se ha ido deteriorando como una madera vieja que es devorada por termitas y su vista, no era la excepción, era también esa la razón por la cual la vela puesta estratégicamente sobre el mueble a un lado de su cama era todo lo que él necesitaba para poder leer con tranquilidad.

Así podría haber sido su noche, así de cotidiana y tranquila... Pero hoy era ligeramente diferente.

Hoy no tenía un libro en sus manos, solo tenía junto a él, una gran bolsa de miedos, nerviosismo y también emoción, era una bolsa que él sostenía en sus manos con fuerza e ímpetu y que por momentos que no podía controlar, agitaba incesantemente con la idea de que mientras más lo hiciera, más rápido terminaría con todo esto.

Y era lo que quería después de todo. Mientras miraba por la ventana, pensó que habían sido años, muchos, pero muchos años que parecieron eternos, pero a la vez, no tanto.

Era ese sentimiento confuso que siempre lo atormentaba, había esperado diligentemente por este momento, pero ahora que estaba en la punta de ese acantilado, ya listo para arrojarse a esas anheladas aguas, sentía un poco de algo que ni él mismo podía explicar.

Es así como empieza a toser, sofocado por esos pensamientos y sentimientos que no logró entender ni con el pasar de los años, esa tos le impedía respirar bien y el pecho se le oprimió con fuerza dándole oleadas de dolor punzante, estar sentado se volvió un martirio y tuvo que recostarse lentamente mientras la llama de la vela a su lado ondeaba un poco más fuerte llenando la habitación de un oleaje de luz, su lobo empezó a sollozar en su subconsciente, sus ojos se cerraron un momento, inconscientemente las lágrimas escaparos desde sus ojos empapando un poco sus mejillas mientras trataba de recuperarse.

Hoseok empezó a respirar cada vez más fuerte y rápido, así que le tomó un poco más se tiempo recuperarse, aunque sea un poco.

Cuando por fin logró estabilizarse, puso una de sus arrugadas y frías manos sobre su frente empapada en sudor. Con la yema casi inexistente de sus dedos marcados por las cicatrices, delineo cuidadosamente cada una de las arrugas en su frente, eran cuatro líneas rectas, que se fueron formando una a una con el pasar del tiempo, luego sus manos bajaron a las esquinas de sus ojos, donde unas cuantas arruguitas se marcaban orgullosamente, bajando un poco más pudo sentir que cerca de su nariz tenía unas cuantas más que parecían ser menos imperceptibles, aun así, él sabía que estaban ahí.

Pensando un poco, él logró entrar en la cuenta que él solo tenía setenta años, no debería estar tan viejo, arrugado y aplastado por los años, era cosa de mirarlo, sus pulmones estaban dando problemas, su corazón estaba deteriorado y para más remate, estaba lleno de arrugas, él no podía creerlo, aun así, era lo que menos le importaba en un momento como este... Y como era de esperar, a su lobo, que estaba medio moribundo, tampoco.

"Estás hecho todo un abuelo ¿Eh? Pensar que en nuestros mejores años éramos los más fuertes y temibles... Como cambian las cosas"

Fue lo que había dicho mientras al igual que el humano, respiraba fuerte y con dolor, son embargo, el astuto y viejo lobo se recostó en su subconsciente a esperar, como solía hacer el perezoso, se acomodaba, cerraba los ojos y esperaba... Esperaba lo inevitable.