Treinta y nueve.

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Cuando desperté al día siguiente, lo hice llamado por el delicioso aroma que inundaba la casa.

Mis ojos pesaban tanto, que incluso cuando mi consciencia y cuerpo estaban despiertos, incluso con el rico aroma que bailaba frente a mi nariz e incluso con el ruido proveniente de la cocina, mi pereza era más fuerte y me negaba siquiera a levantarme.

La verdad sea dicha, mis ojos pesaban tanto, que pareciera que no había dormido nada.

Y bueno, decir lo contrario, sería una mentira muy grande.

Arropado sobre el sillón, me acurruque abrazándome a mi mismo y me dije que no sería malo dormir unos cinco minutos, pero incluso aunque tratara de cerrar mis ojos e inducirme a mi mismo a entrar en el sueño que había dejado atrás... No pude hacerlo.

Ya estaba lo suficientemente despierto para seguir durmiendo, así que en mi posición, simplemente traté de agarrar fuerzas e intenté levantarme y poder sentarme, sin embargo, como si alguna especie de tractor gigante me hubiese aplastado toda la noche sin parar, no podía aguantar mi propio peso.

Volví a quedar recostado en el sillón con los ojos cerrados, una mueca se dibujó en mi rostro.

Vamos, levántate...— Dije entre murmuros mientras mis manos iban hacia mis ojos y los restregar enérgicamente con la sola misión de hacerlos despertar, pero estos, no querían cooperar— Vamos... ¿Por qué no quieren abrirse?

Dije con recelo mientras el cansancio hacia su trabajo sobre mí, el calor que sentía debajo de las frazadas parecía no querer ayudarme a despertar, así que con unas cuantas patadas, fui dejando atrás aquello que me cubría, dándole paso al frío de la sala, aquello empezó a ayudar un poco.

Pero mis ojos seguían pegados casi con pegamento.

Chasquee mi lengua mientras recordaba la noche anterior y como no pude dormir ni un poquito gracias a aquella hazaña vergonzosa que cometí.

Aquello fue un momento de locura.

A mi mente llegó el recuerdo de como caminaba en medio de la madrugada hasta la habitación de Hoseok, a mi mente llegó el sentimiento de necesidad combinado con vergüenza, a mi cabeza como una lluvia torrencial llegaron los recuerdos de mí invadiendo esa habitación, los recuerdos de mi sola presencia observando al alfa dormir y como sin reparos dejé un beso es su mejilla cuando él estaba profundamente dormido.

Todo eso, como un balde de agua fría, fue suficiente para despertarme en un segundo.

Mis ojos se abrieron sin poder evitarlo, mi cuerpo, como si el alma se le hubiera salido y hubiera escapado lejos sin dejar rastro, se levantó y se sentó en el sillón sintiendo esa oleada de nervios y ansiedad que parecían provocar ganas de vomitar.

Mi rostro se empezó a calentar y mis manos agarraron con fuerza desmedida las frazadas.

Y sí, dormir aunque sea un poco me llevo a un lugar seguro en donde a conveniencia había olvidado ese suceso de la noche pasada, sin embargo, que estoy completamente despierto no había forma de escapar de eso.

—¿Que hice?— Murmure casi para mi mismo mientras tapaba mi boca aterrado— Y-Yo... He perdido la cabeza, dios mío... ¿Por qué hice eso? ¿Por qué? Taehyung... ¡Estas loco, muy loco...!

Sí, parece que te estás volviendo loco.

La voz repentina de alguien interrumpiendo mi auto reprimenda hizo que mi cuerpo temblara y se sobresaltara, miro rápidamente en dirección a la voz, obviamente, no podía ser nadie más que el protagonista de mi creciente locura.

Past Lives: Eternity || HopeVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora