C1: Ni por todo el oro del mundo

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- ¿De verdad tengo que ir así? – Tini se miraba al espejo molesta. – Esta ropa es denigrante para la mujer.

- Es la ropa necesaria para ganarse a los clientes y que pidan más copas – Liliana miraba a su hermana sonriente. – Y tienes que ir así para ganar dinero.

- Y aquí estoy, con un titulo de abogada trabajando en un casino – suspiro mientras terminaba de pintarse.

Esa era su vida, después de todos sus esfuerzos, de todo lo que había trabajado y estudiado, ahora que tras cinco años podía ejercer, estaba arreglándose para llamar la atención de hombres en un casino. Con un short negro corto, un top de lentejuelas verdes y unas botas negras, para que los clientes contentos bebieran más.

Trabajar en el casino Obando, una vida de la que había huido hasta ahora, con la ilusión de conseguir ser una respetada abogada, pero en Nueva York era difícil conseguir las cosas.

- Otra carta de embargo – Liliana lanzó la carta sobre la cama. – Tenemos que hacer algo ya, Tini.

- Con el sueldo de las dos apenas conseguiremos pagar una de las letras de la casa – respondió Tini. – Y tenemos que pagar la residencia de mamá.

- Lo sé, llamaron esta mañana para recordárnoslo – Dijo Lili mientras se colocaba brillo labial. – Mañana cobro, así que ire a pagarles y así pasamos a verla.

- ¿Y que se supone que tengo que hacer en el casino? – Aún incomoda con la ropa que llevaba camino hacia la puerta.

- Vos solo se simpática y amable con los clientes, a más sonrisas, más copas, a más copas, más propinas nena. – dijo Lili y soltó un pequeño suspiro. – Esa es mi vida... y por cierto, cuidado con el jefe.

- ¿Sebastián Obando? – preguntó Tini.

Ella aún recordaba la última vez que vio a ese hombre, hace cuatro años, el paseaba por el centro de Nueva York, en su gran auto, con una de las modelos de lencería más famosa.

- Si, él mismo, si le interesa una mujer del casino no duda en buscarla – Liliana sonrió, gracias a Dios ella no le había interesado. – Y no es un hombre que acepte un no por respuesta.

- Pues de mi lo tendrá que aceptar – ella frunció el ceño. – Además, no creo que sea su tipo.

(...)

La noche se le estaba haciendo eterna a Martina, tras la barra sirviendo copas y sonriendo, hablando con muchos hombres que no trataban más que llevarla a la cama. Incluso dos de ellos estaban dispuestos a pagarle, ¿pero en que mierda pensaban?

- Dale, te cambio el lugar – dijo Lili mirándola con una sonrisa. – Ten la bandeja.

- Gracias – sonrió Tini, sirviendo a los clientes de las mesas de la ruleta y demás. Al menos podría caminar un poco y como estaban entretenidos en el juego no hablarían con ella.

(...)

Sebastián entro en su coche por el garaje de la parte trasera del casino, una vez estacionó, tomo el ascensor.

- Sebastián, buenas noches – Alex, su amigo y gerente del casino lo saludo sonriente. — ¿Un Martini?

- Como siempre – sonrió Sebastián y camino por el casino junto a su amigo. — ¿Alguna novedad?

- Nada nuevo – Alex tomo el Martini que una camarera le acercó y se lo dio a Sebastián. – El balance del mes lo tienes en la oficina.

- ¿Quién es? – Sebastián permanecía de pie frente a las mesas de la ruleta, observando como una chica castaña, bastante atractiva servía con una sonrisa a los clientes.

Trato Hecho - Sebastini✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora