C22: Mis exigencias

2.4K 185 259
                                    


Tini se levantó y se dirigió al baño, no había comido nada, pero tenía nauseas, se lavó la cara y se miró en el espejo. Colocó la mano en su vientre, se levantó un poco la remera para mirarse el abdomen, juraría que lo veía algo hinchado. Suspiró, estaba segura de que su madre se hubiera puesto feliz de saber que iba a ser abuela.

Rebuscó entre su ropa y se decidió por un vestido azul oscuro con un cinturón negro, después guardó todo en su bolso y salió de la casa sin que nadie la viera. No quería responder preguntas.

Paso por su hermana y juntas fueron a la clínica. Al llegar, Tini le entregó el resguardo a una enfermera de información y esta le entregó el sobre con la respuesta. Se alejaron del mostrador y Tini abrió el sobre nerviosa, comenzó a leer lentamente hasta la palabra importante. "POSITIVO"

- Oh, dios mío – Liliana abrazó a su hermana. – Estas embarazada, voy a ser tía.

- Estoy embarazada – Tini miraba fijamente el resultado. – Seré mamá.

- ¿Y ahora? – Liliana frunció el ceño.

- Ahora llego el momento de ser una Obando – Tini miraba fijamente el papel. – De exigir, como solo ellos saben hacer.

(...)

La secretaria de Nicolás se levantó de la mesa y corrió tras Martina, tratando de impedir que entrara a la oficina sin permiso.

- Señora espere – La mujer la llamaba nerviosa. – No puede pasar.

- Soy Martina Obando – ella se giró y la miró a la cara. – Y voy a entrar a esa oficina, quiera o no.

Volvió a girarse y continuó su camino, entró a la oficina y cerró la puerta tras ella, Nicolás levantó la vista de los documentes de su mesa sobresaltado.

- Tini – la miró confundido. — ¿Paso algo?

- Si – ella caminó hasta situarse frente a él. – Pasa que me cansé de ser la estúpida que todos manejan y a la que todos mienten.

- ¿De que hablas? – él se levantó de su asiento.

- Hablo de que me mintieron, vos y tu nieto – Tini permaneció en su lugar mirándolo a la cara. – Le exigiste un hijo.

- ¿No lo sabías? – Nicolás frunció el ceño, pensó que Sebastián se lo había contado, después de todo llevaban meses casados.

- No, pero que podía esperar de él. Sebastián es capaz de todo por su casino, ¡me usó!

- Tranquila Martina—Nicolás trató de acercarse a ella, pero Tini se apartó.—Habla con Sebastián, aclaren las cosas.

- ¡¿Aclarar las cosas?! – Tini negó tratando de contener las lágrimas. – En estos últimos seis meses he hecho todo lo que él ha querido, me he convertido en el prototipo de mujer que odio y aún así ha seguido callando que lo único que necesitaba de mi es un hijo, ¡y todo por el maldito casino! – Se acercó a Nicolás y lo miró a los ojos. – Son las exigencias de ustedes las que me han llevado a esta situación y serán mis exigencias la que me saquen de ella.

- ¿De qué hablas Tini? – Nicolás la miraba confundido.

- Le entregaras el casino a Sebastián, lo pondrás a su nombre – ella le tomó la mano y la colocó en su vientre. – O te juro que nunca tendrás la oportunidad de conocer a mi hijo.

- ¿Estas embarazada? – Nicolás mantenía la mano en su vientre. – Vas a darle un hijo a Sebastián.

- No, yo voy a ser madre, mientras Sebastián tendrá eso que tanto quiere, el casino – Suspiró. – Le entregaras el casino y permitirás que nos divorciemos, él no sabrá nada de mi embarazo.

- ¿Y que harás? ¿Qué pasara con ese niño? – Nicolás la miraba con tristeza. – Quizás me equivoqué, no pretendía que mi nieto te haga daño, yo te tengo cariño.

- Me iré lejos y tendré la vida que realmente quiero, regresaré cuando Sebastián se haya cansado de buscarme – Tini se acercó a él. – Entiende que hago esto por mi hijo, no puedo permitir que sea utilizado por su padre, ¿Qué clase de vida tendría? Tengo que protegerlo.

- Lo siento, nunca quise que esto acabara así – Nicolás la miró conteniendo las lágrimas. – Pensé que al fin estaba comenzando a tener una familia.

- Y la tenés – Tini tomó su mano. – Vos sos el abuelo de mi bebé, después de todo has sido como un padre para mí. Sé que cuidaras de nosotros, porque sabes que lo mejor es que nos alejemos de Sebastián.

- ¿Cómo lograras que él se divorcie? – Nicolás la miró desconcertado. – Dudo que mi nieto te deje ir así como así.

- Yo me encargaré de eso – Tini volvió a hablar de manera fría. – Vos solo pon el casino a su nombre y entrégale los papeles mañana a primera hora.

- Entonces mañana te vas – Nicolás suspiró.

- Si, lo mejor es que este lejos para que él no me encuentre – Tini frunció el ceño. – Sé que me buscará, y cuando todo este calmado regresaré, pero estaré en contacto con vos Nicolás. Siempre estarás a nuestro lado, si así lo querés.

- Claro que quiero – Nicolás la abrazó. – Desearía que todo fuera distinto, de verdad, pero entiendo lo que estás haciendo. Fui yo quien se equivocó al pensar que mi nieto cambiaría. Eres lo mejor que le ha pasado a esta familia Tini.

- Gracias – Ella se limpió las lágrimas de los ojos. – Para mi ha sido un orgullo ser una Obando, aunque solo fuera por seis meses. Sos un gran hombre.

- Siempre serás una Obando, Tini – sostuvo su mano y la besó. – Siempre pertenecerás a esta familia.

- No, yo soy Martina Stoessel – Tini le dio un beso en la mejilla. – Y ahora comenzaré mi vida.

Salió de la oficina decidida, Nicolás limpió las lágrimas que caían de sus ojos, se había equivocado, Sebastián no estaba listo para confiar en una mujer, para amarla. Pensó que Tini lo ayudaría a superar lo que la madre de él había causado, pero no fue así.

Solo una cosa le importaba a Sebastián, el casino, eso en lo que se excusaba ahora para llevar adelante su matrimonio. Un trato que le había llevado a perder lo único realmente valioso que había tenido en su vida, Martina.

Quizás aún no estaba preparado, pero en un futuro podría estarlo, cuando extrañara la vida que podría haber tenido junto a ella, la familia que podía haber formado y la felicidad que podría haber logrado. Y cuando ese día llegara, él estaría allí para guiarlo por el camino correcto y puede que solo entonces, su familia estuviera completa.

Hasta entonces apoyaría a Martina, ese niño que llevaba en su vientre era un Obando y lo cuidaría a él y a su madre, aunque eso por el momento significaba mantener a Sebastián alejado de ellos. Eran su familia.

(...)

Liliana esperaba a su hermana en la puerta de la constructora, el primer paso estaba dado, ya solo quedaba el segundo. Fueron en busca del abogado con el que ella había hablado, que ya tenía preparado un acuerdo de divorcio, todas las copias e incluso la firma del notario. Tini firmó las tres copias y miró el papel fijamente, solo faltaba la firma de él y todo acabaría. Sería libre, para vivir su vida, para ser ella de nuevo, Martina Stoessel.

Solo debía esperar, mañana todo habría terminado.

PENÚLTIMO CAPÍTULO AHHH

Trato Hecho - Sebastini✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora