Trato Hecho - Sebastini✔️

C1: El reencuentro

- ¿Aquí tan temprano? – Alex observó a Sebastián sentado tras la mesa de su despacho en el casino, un domingo a las nueve de la mañana. No es que Sebastián no estuviera constantemente en el casino, pero desde que Martina se fue pasaba básicamente todo el tiempo allí. Como si de ese modo lograría olvidarla, pero no podía, todos se daban cuenta menos él, por más mujeres con las que saliera, que en esos años fueron muchas, no volvería a ser el mismo.

- Ya sabes lo que hago aquí – Sebastián lo miró serio. — ¿Averiguaste algo?

Sebastián llevaba un tiempo dándole vueltas al comportamiento extraño de su abuelo, todos los sábados almorzaba fuera, algunas tardes entre semana desparecía, era como si tuviera otra vida. Y aquel día en que vio una bolsa de una juguetería y otra de una joyería en el asiento trasero del auto de su abuelo, pareció tenerlo todo claro.

Nicolás Obando tenía una amante, seguramente una mujer interesada en su gran fortuna, una mujer aprovechada de la que él tendría que encargarse.

- No te va a gustar – Alex suspiró y se sento frente a él. – El detective privado ha estado siguiendo a tu abuelo estos dos días y a investigado sus movimientos financieron. Aún no tiene todos los datos.

- Dime lo que sepa – Sebastián lo interrumpió y se incorporó en la silla mirándolo fijamente.

- De acuerdo – se encogió de hombros. – Tu abuelo tiene un hijo.

- ¿Cómo? – Sebastián abrió los ojos sorprendido. — ¿Qué has dicho?

- Qué tu abuelo tiene un hijo, su nombre es Nicolás y lleva el apellido Obando, él se encarga del pago de la mitad de la escuela del niño, suele comprarle bastantes regalos y lo lleva al parque – Alex miraba a Sebastián, quien permanecía quieto en su lugar. – Es con él y la madre con quien almuerza todos los sábados. El detective aún no ha averiguado el nombre de ella, solo tiene la dirección, ya que ayer como todos los sábados, tu abuelo fue a comer a la casa.

- ¿Me estás diciendo que mi abuelo tiene un hijo? – Sebastián se levantó de golpe de la silla y caminó nervioso por el despacho. – Un bastardo que lleva nuestro apellido y cuya madre seguramente aprovechara la situación para quedarse con todo lo que pertenece a los Obando. La constructora por la que mi padre tanto luchó.

- Hola – Andrés entró al despacho sin llamar y se quedó observando la situación. — ¿Qué pasa?

- Es complicado – Alex lo miró levantando las cejas.

- ¿Complicado? – Andrés frunció el ceño. – He venido para avisarte que tienes que firmar los papeles de la constructora, mañana es la reunión.

- Nuestro abuelo tiene un hijo – Sebastián lo soltó de golpe y su hermano se quedó con la boca abierta observándolo. – Si, tiene una amante y un niño con nuestro apellido, con ellos es con quien va los sábados. Con su otra familia, una familia que seguramente le sacara todo lo que quieran.

- ¿Hablas enserio? – Andrés negaba con la cabeza. – No lo puedo creer, ¿quién es? ¿Cómo se conocieron?

- No lo sé, pero lo averiguare – Sebastián miró a Alex de manera profunda. – Dame la dirección, ahora mismo voy a poner a esa mujer en su lugar, le daré todo el dinero que quiera, pero que se aleje de esta familia.

(...)

Sebastián paró el auto frente a aquella casa, estaba en un buen barrio, uno de los mejores y tenía que admitir que era bonita. Se bajó y caminó despacio hacia la puerta, sabía muy bien lo que iba a decirle a esa mujer, le dejaría las cosas claras. Tocó el timbre y pudo oír los pasos de alguien acercándose a la puerta, seguramente ella. Cuando se abrió estaba preparado para comenzar a soltar todas las palabras que tenía en su cabeza, pero todas se esfumaron de golpe, abrió los ojos sorprendido, no podía ser ella, ¿no? Estaba distinta, pero sus ojos lo miraban con la misma expresividad, y algo más, una mezcla de sorpresa, miedo y rabia. No sabía que hacer, como reaccionar, después de cuatro años la tenía frente a él, pero entonces la razón por la que acudía a esa casa inundó su cabeza. Era la casa de la amante de su abuelo, ¿era ella?