C21: ¿Consultas?

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Tini se incorporó en la cama y sonrió, hoy era el cumpleaños de su no tan pequeño bebé, hace cuatro años que había visto por primera vez aquellos ojitos que iluminaron su vida.

Miró la cama y soltó un gran suspiro, gracias a Dios, Sebastián se había levantado antes que ella. Trataban de estar "bien", sin peleas, y como él dijo, disfrutar de las vacaciones. Aunque aún se sentía extraña al despertar a su lado, era como volver al pasado, no sabía como actuar, así que salía a correr para evitar que la viera al despertar. Y estaba segura que Sebastián lo sabia.

Pero a pesar de eso, no había podido remediar el pasar las noche con él, de una manera u otra siempre terminaban juntos. Y anoche fue mucho peor:
Nicolás le propuso a Sebastián y a Juan que llevaran a Lili y a ella a cenar fuera, y a tomar algo. Después de todo solo les quedaba un día en Miami, se acababan las vacaciones.

Fue una noche de lo más extraña, cenar los cuatro solos como si fueran una pareja, ver la sonrisa de su hermana y las miradas que ella y Juan se lanzaban. Sentir a Sebastián tan atento y amable durante toda la noche, verdaderamente estaba cambiando, y pasó, otra vez sucumbió el placer de ternerlo en su cama.

Se estiró bostezando y miró el reloj, ¡eran las doce del medio día! ¿Cómo había podido dormir tanto? Claro que en la noche llegaron a las tres de la mañana y estaba segura de haber pasado más de dos horas despierta entre los brazos de Sebastián. Se levantó y se fue rápidamente a bañarse. Tenía que arreglarse, para el cumpleaños de Nico, habían organizado una comida con los amigos y luego una torta para cantarle el cumpleaños.

Se vistió con una falda negra, una blusa de tono gris que dejaba entrever el sujetador negro que llevaba y un ultimo toque, un cinturón negro. Se cepillo el pelo y tras ponerse los aretes y maquillarse un poco, salió de la habitación. Caminó por el pasillo rápido y se paró frente a la habitación de su hermana, tocó la puerta dos veces.

-¡Lili! – Esperó unos segundos en los que oyó como algo se caía al suelo, ¿la lamparilla de la mesita de noche? Sonrió y abrió la puerta entrando con total naturalidad. — ¿Pensás pasarte el cumpleaños de tu sobrino en la cama?

- No – Lili sonrió forzosamente cubierta por las sábanas — ¿Qué hora es?

- Ya casi la una de la tarde – Tini sonrió. – Arréglate y baja, tenemos que terminar de organizar todo y los invitados deben estar por llegar.

-Dale – Liliana se mordió el labio.

Con una sonrisa Tini caminó hacia la puerta, de repente se paró y volvió a girar hacia su hermana y dirigió la vista hacia la puerta del baño.

-Por cierto, ¡Buenos días Juan! – esperó mirando fijamente la puerta del baño, hasta que la cabeza de él apareció con el ceño fruncido.

-¿Cómo lo sabías? – Juan permanecía tras la puerta, solo con su cabeza a la vista.

-Fácil – Tini sonrió y levantó su mano para señalar la lámpara. – La próxima vez, tenés que mirar donde lanzas tus calzoncillos.

- Oh – Liliana se cubrió el rostro con las manos.

- Los quiero abajo en media hora – sonrió y regresó a la puerta. – Bueno, cuarenta minutos por si quieren empezar bien la mañana.

Salió de la habitación y tras cerrar la puerta comenzó a reír como una tonta, en ese momento su teléfon sonó. Lo miró, era un mensaje de Andrés, lamentaba mucho no poder estar en el cumpleaños del niño, pero le avisaba que sus regalos los había mandado.

-¿Regalos? – Tini suspiró. Cuando bajó a la sala supo de que regalos estaba hablando Andrés. Su hijo jugaba con un balón, una pistola de agua, un carro a control, mientras la sala estaba lleno de papel de regalo y cajas. Un oso grande de peluche sobre el sofá y una gran cantidad de carros de colección sobre la alfombra. – Dios.

Trato Hecho - Sebastini✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora