C11: Suerte

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- ¡¿Qué te besó?! – Liliana miraba a su hermana sorprendida. — ¿Y vos que hiciste?

- Nada – Tini se encogió de hombros. – Nicolás vino a buscarme y aproveché para escapar de la situación.

- Ten cuidado, no me gusta que te usen – suspiró Liliana y se sentó junto a su hermana.

- Nadie va a usarme – Tini frunció el ceño. – Sólo es un trato y no pienso acostarme con él.

- No me refería a eso, el sexo es lo de menos. Lo complicado es el amor, puede llegar cuando menos te lo esperas y complicar demasiado la situación.

- No voy a enamorarme de él boluda—un escalofrío recorrió su cuerpo, ¿estaba segura? – Ni pasamos tiempo juntos, apenas lo veo en las comidas y por las noches, en la cama.

- En eso tenés razón, ¿así sería un matrimonio real? – Liliana se quedó pensativa, ninguna mujer soportaría vivir de ese modo.

- No lo sé—Tini decidió cambiar de conversación, lo que menos quería era seguir hablando de él. – Esta noche tenemos una fiesta.

- ¿Cómo la del otro día? – Liliana sonrió, su hermana había cambiado bastante desde su matrimonio, aunque no se diera cuenta. Su forma de vestir, demostraba que era una mujer que pertenecía a la alta sociedad, una mujer respetada, no una camarera de un casino.

- Sí, aunque Nicolás me ha dicho que esta es algo más informal – sonrió Tini. – Sólo para amigos, en el club.

- En el club – Liliana se quedó pensativa. – Escuché que era el aniversario.

- Sí, eso – Tini se levantó del sillón. – Tengo que irme, nos vemos en tu cumple.

En cuanto Tini llegó a la casa subió a arreglarse, en esta ocasión Andrés también iría a la fiesta. No sabía si Juan Manuel también iría, por el tiempo que llevaba viviendo en la casa pudo comprobar que él apenas estaba allí y cuando lo estaba, dormía la borrachera.

Ya vestida, daba los últimos retoques a su cabello frente al espejo, en esta ocasión había elegido un vestido blanco, corto y amarrado al cuello, con transparencias y unos tacones bastantes altos. Pensó que era demasiado atrevido, pero Marta insistió en que era una buena opción. Ya solo faltaba maquillarse.

- ¿Martina?– Sebastián entró a la habitación, se quitó el saco y lo dejó sobre uno de los sillones, luego comenzó a aflojarse la corbata. — ¿Estas en el baño?

- Sí — ella abrió la puerta y salió. — ¿Qué pasó?

Sebastián se quedó paralizado con la mano sobre su corbata, la adrenalina comenzó a apoderarse de su cuerpo y el fuego invadió su sangre, ¿de dónde había salido esa mujer? Era una autentica tentación tenerla delante.

- ¿Dónde vas? – La miró de arriba abajo, examinando sus bien definidas curvas una y otra vez.

- A la fiesta del club – ella sonrió.—Con Nicolás y Andrés.

- ¿Eh? – Él la miró con el ceño fruncido, ¿otra fiesta? Estaba seguro que los hombres se lanzarían a ella. – Yo voy con ustedes.

- ¿No tenías trabajo en el casino? – Tini caminó hacía su placard y se sentó frente a su comodín y el espejo para comenzar a maquillarse.

- No – Sebastián contestó de forma brusca, entró tras ella y buscó su ropa. – Estaré listo en unos minutos.

Cuando salió del baño ya con su pantalón puesto, Tini no estaba en la habitación, se puso su camisa, la corbata y por último el abrigo y bajó en su busca.

- Estás realmente buena – Andrés la miraba con la boca abierta, Nicolás le dio un golpe en la cabeza y él sonrió. – Quiero decir guapa.

- Bueno, ya podemos irnos – Nicolás guiñó un ojo a Tini.

- No – ella sonrió. – Sebastián me dijo que vendría con nosotros.

- ¿Mi nieto? – Nicolás frunció el ceño.

- Sí, yo – Sebastián bajó las escaleras rápidamente. — ¿Nos vamos?

- Claro – respondió Nicolás, trató de aguantar la risa, estaba claro que su nieto estaba reaccionando antes de lo esperado. – El coche esta listo.

- Mi esposa y yo iremos en el mío abuelo – Sebastián pasó el brazo por la cintura de Tini y ella se puso tensa de inmediato. – Nos veremos allí.

Tini se subió al auto de Sebastián incómoda, ¿por qué había preferido ir solos?

Él la miraba de reojo mientras conducía, el ambiente se notaba tenso y ninguno sabía como relajarlo. En cuanto llegaron a la puerta del club, el de seguridad le abrió la puerta a Tini y después tomó el lugar de Sebastián llevándose el auto. Él se colocó a su lado y volvió a rodear su cintura con el brazo. Caminaron despacio hacia la entrada.

- Olvidaba una cosa – Sebastián acercó su rostro al oído de ella para hablarle. – Estás muy hermosa.

- Gracias — Tini se pusó nerviosa, una corriente eléctrica recorrió su cuerpo al sentir el aliento de él rozándole.

- Buenas noches Sebastián – el señor Roberto Menéndez lo saludo estrechándole la mano, después se giró hacía Tini y con una sonrisa le besó la mano. – Es un placer volver a verla señora Obando.

- Gracias – ella le sonrió.

- He de felicitarte Sebastián – Roberto lo miró con una sonrisa. – Tienes una esposa preciosa, y muy inteligente he de añadir.

- Lo sé – Sebastián la miró de reojo.

- Sigo pensando que corres mucho con el coche – Nicolás se acercó a su nieto mirándolo molesto. – Debes tener más cuidado.

- Yo diría que eres tú el que va muy lento – dijo Andrés mirando de reojo a su abuelo.

- ¿prefieres regresar caminando a la casa? – Nicolás amenazó a su nieto con una sonrisa y todos rieron.

- Bienvenido Nicolás – Roberto Menéndez le estrechó la mano. – Le estaba diciendo a su nieto, la suerte que tiene al tener una esposa tan hermosa e inteligente.

- Todos tenemos suerte de que Martina forme parte de la familia. – Nicolás la miró sonriente.

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La siguiente parte 🤫

Trato Hecho - Sebastini✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora