C13: El deseo 1/2

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Tini se movió entre las sábanas despacio y giró hacia el otro lado, de repente se incorporó de golpe. Miró la habitación, estaba sola, pero no había sido un sueño, levanto la sábana y observó que estaba desnuda, ¡Se había acostado con Sebastián!

Luego de darse una buena ducha, se vistió y bajó a desayunar, estaba nerviosa, ¿estaría Sebastián esperándola?

- Buenos días – Andrés la miró sonriente. – Me extrañó que no salieras a correr hoy.

- Estaba cansada – Tini desvió la mirada hacia otro lado. — ¿Y los demás?

- Mi abuelo, tenía una urgencia en la constructora; Sebastián acaba de irse, y Juan creo que está durmiendo la borrachera – Andrés le guiñó un ojo. – Tenemos la mesa para nosotros solos.

- Y pareces contento por eso – Tini lo miró confundida. — ¿Paso algo?

- Sí, quería pedirte ayuda – Andrés se levantó de su lugar y se sentó junto a ella. – Llevo algo de tiempo saliendo con una chica, mañana es su cumpleaños.

- Y querés que te ayude a elegir un regalo – sonrió Tini. – Esta bien, pero necesito sabes que clase de relación tenés con ella.

- ¿Cómo? – él la miró confundido.

- ¿La querés? ¿Van enserio? – Ella trato de aguantar la risa. – Un regalo puede ser algo muy personal, que comprometa o algo simple, un detalle.

- Supongo que algo personal—Andrés suspiró. – Llevamos poco tiempo saliendo, pero quiero ir enserio con ella.

- Entiendo, ¿te parece si vamos esta tarde? – Tini le sonrió.

- Si – él se acomodó en la silla y después la miró con una sonrisa. — ¿Qué harás ahora?

- Voy a ver a mi hermana – Se puso nerviosa de nuevo, necesitaba hablar con alguien, contarle lo que ocurrió anoche. – Regresaré para el almuerzo.

Una hora después, Tini estaba parada frente a la puerta de la casa, no sabía como contárselo a su hermana, ni como ella lo tomaría.

- ¿Tini? ¿Qué haces aquí? – Liliana estaba parada atrás de su hermana, había llegado. — Hoy no es mi cumpleaños — sonrió. — ¿Qué pasó?

- Entremos – Tini suspiró. – Tengo mucho que contarte.

- Dale – Liliana abrió la puerta y se sentó en el sofá. – Ahora contame que pasó.

- Anoche fui a la fiesta, como te dije, con Andrés, Nicolás y – Tini miró a su hermana. – Sebastián.

- ¿Es por eso? – Sonrió Lili. — ¿Estas así porque Sebastián te acompaño a una fiesta?

- Nos acostamos – Tini bajó la mirada al ver la reacción de sorpresa de su hermana.

- ¡Te acostaste con tu marido! – Liliana se levantó del sofá, después medito sus palabras con una mueca en el rostro. – Quería decir, con Sebastián Obando.

- Sí – Tini suspiró. – No sé como pasó, nos fuimos rápido de la fiesta, él estaba enojado y cuando llegamos a la casa peleamos. Me echaba en cara que coqueteara con Alexander, pero eso no era verdad, y no sé cómo, cuando me di cuenta ya estábamos en la cama, a nada de hacerlo... y pasó.

- Sabía que pasaría – Liliana frunció el ceño, de repente levantó la mirada hacia su hermana con curiosidad. — ¿Cómo es en la cama?

- ¿Qué? – Tini no sabía que responder. – ¿Me lo decís de verdad?

- Sí, y creo que merezco una respuesta – sonrió Liliana – Dale, que era lógico que al final terminaran en la cama, luego de todo la comparten y hay que admitir que tu marido esta como quiere.

- Fue – Tini suspiró cerrando los ojos. – Increíble.

- ¡Lo sabía! – Liliana saltaba sonriente. — ¡Disfrútalo!

- ¡Lili! – Tini se tapó la cara con las manos.

(...)

Tras el almuerzo, en el que Sebastián tampoco apareció, Tini subió a bañarse y arreglarse para acompañar a Andrés como lo había prometido, pero no podía dejar de pensar en su marido. SU MARIDO, no lo había visto después de anoche, ¿cómo se comportarían?

Salió de la ducha y se envolvió en la toalla, caminó hasta el vestidor, donde agarró la ropa para esa tarde y cuando salió de el, en dirección al baño, se encontró con la mirada de Sebastián.

- Hola – ella permaneció inmóvil en el mismo lugar, mirándolo, con la ropa entre sus manos. – No te esperaba.

- Tuve mucho trabajo en el casino – Sebastián permanecía frente a ella sin dejar de mirarla atentamente. Verla sólo con esa toalla, su cabello aún mojado y su piel reluciente; al ver como una gota de agua descendía por el cuello de ella sobrepaso el límite de su autocontrol.

Tini lo miró sorprendida cuando el camino rápidamente hacia ella, sin más la tomo por la cintura y junto sus cuerpos. Comenzó a besarla desesperado y la lanzó sobre la cama colocándose encima. Tini avanzó con sus manos acariciando sus brazos, hasta llegar a los hombros, después descendió y desabrochó su camisa, tiró de ella hacia atrás. Él se incorporó para ayudarla y después se deshizo del pantalón rápidamente.

- Eres tan hermosa – Le susurró al oído mientras le quitaba la toalla y la dejaba caer junto a la cama. – Te deseo.

Tini gimió al sentir el contacto de su erección contra el vientre, necesitaba que la tocara, que la hiciera suya, necesitaba besarlo, acariciarlo. Rápidamente Sebastián entró en ella y comenzó a moverse de forma brusca, estaba fuera de control, la deseaba, la deseaba demasiado.

Tini se agarró fuertemente a las sabanas mientras hundía la boca en el hombro de él tratando de callar los gritos, Sebastián no dejaba de moverse entrando y saliendo de ella, suspirando y gruñendo como un animal.

Cuando todo acabó, Sebastián se dejó caer hacia un lado, respirando agitado y con los ojos cerrados, Tini suspiró agotada, se mordió el labio nerviosa, sin saber como actuar o que decir. Un golpe en la puerta los sobresaltó.

- ¡Tini! – Andrés hablaba al otro lado. — ¡¿Estas lista?!

- Mierda – Tini buscó la toalla y se cubrió con ella, después levantó su ropa y se metió al baño. — ¡Un rato!

- ¿Lista para qué? – Sebastián frunció el ceño, se pusó su pantalón y abrió la puerta. — ¿Puedo saber para que tiene que estar lista mi esposa?

- Perdón, no quería interrumpir – Andrés aguantó la risa viendo la cara molesta de su hermano. – Tini y yo habíamos quedado.

- ¿Para? – Sebastián no dejaba de mirar a su hermano molesto.

- Ya estoy – Tini se plantó frente a ellos. – Vamos.

Sebastián se quedó mirando molesto como ambos se iban caminando por el pasillo, cerró la puerta de un portazo y se lanzó a la cama.

- Perdón por la interrupción – Andrés miraba de reojo a Tini con una sonrisa. – Si hubiera sabido que Sebastián estaba aquí, lo habríamos dejado para más tarde.

- No pasa nada – Tini sonrió. – Ya habíamos quedado.

Trato Hecho - Sebastini✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora