Nicolás, Sebastián, Juan Manuel y Andrés se pararon frente a la puerta de la casa de Tini, desde afuera se podía oír la música. Eran las once de la mañana, Nicolás sabía que era temprano, los sábados él siempre venía a almorzar, pero cuando llegaba a la casa eran las doce o una de la tarde.- ¿Esa música? – Sebastián frunció el ceño y miró a su abuelo.
- No sé – Nicolás se encogió de hombros.
- Parece que Tini esta animada – Andrés movía la cabeza al compás de la música. – Me gusta.
Juan tocó el timbre y esperaron unos minutos pero nadie abría, el segundo intento fue cosa de Nicolás, y por ultimo Sebastián que ofuscado lo tocaba una y otra vez.
- Si sigues tocando te lo vas a cargar – Andrés sonreía mirando a su hermano. — ¿Temes que no te quiera abrir?
- Andrés – Nicolás lo miró serio, no era buen momento para burlarse de Sebastián. – No nos oirá con la música.
- ¿Y que se supone que hacemos? – habló Juan Manuel.
- ¿Qué hacen aquí tan pronto? – Liliana apareció tras ellos mirándolos y Nico junto a su tía agarrado de su mano.
- ¡Abuelo! – Nico corrió hacia Nicolás que lo abrazó cariñosamente, luego fue a darle un beso a sus tíos y a su padre. No había duda de que Martina le había inculcado la amabilidad y el cariño a su hijo. – A juga.
- Martina no nos oye – Juan le sonrió a Liliana mientras cargaba a Nico en brazos. – ¿Y tú de donde vienes enano?
- Compra – Nico sonrió. – Tengo dulceeeee.
- Esta de limpieza – Lili miraba con una sonrisa la imagen de Juan Manuel con el niño, caminó por delante de ellos y sacó las llaves para abrir la puerta. – No los esperábamos tan pronto.
- Deja que te ayude – Andrés tomó las bolsas con las que ella cargaba.
Entraron a la casa y pudieron comprobar que la música estaba bastante alta, caminaron hasta la sala y allí estaba Tini. Subida a una silla, limpiaba el polvo de las repisas que había sobre el mueble del lugar.
- Tini – Liliana llamó a su hermana, que bailaba sobre la silla mientras limpiaba el polvo, sonrió, pero de nuevo se puso seria al ver como Sebastián la miraba, ¿le estaba mirando el culo? Claro que con esos shorts cortos era una provocación. — ¡Martina!
- ¡¿Qué?! – Tini se giró y se quedó mirando a todos, que la observaban sonrientes, por un momento se quedó mirando a Sebastián, estaba tan guapo vestido informal. Su bien formado cuerpo se marcaba y ella pudo recordar como era sentirse entre sus brazos. —¿Qué hacen aquí tan pronto?
- Voy a llevar las cosas a la cocina – Lili bajó el volumen de la bocina, y le quito las bolsas a Andrés con una sonrisa, para luego irse a la cocina.
- ¿Necesitas ayuda? – Andrés la miró divertido. – A mi no me importa bailar contigo.
- Andrés – Sebastián lo miró molesto.
- Claro – Tini lo señaló con el dedo que se acercara y él obedeció, se subió a la silla junto a Tini y entonces con una sonrisa ella dejó en su mano el trapo y se bajó de la silla. – Gracias por ofrecerte a limpiar.
Juan Manuel rompió a reír mirando a su hermano, y Nicolás lo miró sorprendido, no recordaba cuando era la última vez que había escuchado reír a su nieto.
-Bueno – Liliana salió de la cocina. – Habrá que preparar las cosas.
- ¿Necesitan ayuda? – Juan le preguntó a Liliana mientras soltaba a Nico en el suelo.
- Si – Ella sonrió. – Si pueden entretener a Nico.
- Claro – Juan miró de reojo a su hermano que aun estaba subido en la silla con el trapo en su mano. – No se preocupen por el polvo, Andrés se encargará de eso.
- Va– Andrés se giró y comenzó a limpiar mientras todos reían.
Ambas hermanas se fueron a la cocina a preparar la comida, mientras Sebastián, Juan Manuel y Nicolás jugaban con el niño. Primero estuvieron en su habitación con el tren que Andrés le había regalado semanas atrás, luego se trasladaron al jardín, a los columpios y Andrés se unió a ellos. Tini miraba de vez en cuando por la ventana y no podía evitar sonreír, los cuatro hombres jugaban como si fueran niños pequeños, se sentaban en el pasto, se lanzaban por el tobogán. La imagen de Nico riendo mientras su padre lo sostenía en lo alto, seria difícil de borrar de su mente.
La comida paso bastante tranquila y animada, Tini evitaba hablar o mirar a Sebastián, pero Andrés parecía empeñado en molestar a su hermano.
- Y dime Tini, ¿hay algún hombre en tu corazón? – Andrés sonrió mirándola a los ojos, Nicolás miró duramente a su nieto, mientras Juan aguantaba la risa y Sebastián se atragantaba con el vino. – Ese tal Christian, parece que se llevan muy bien ¿no?
- Si, Christian es un gran amigo – Tini entrecerró los ojos mirándolo. – Pero decime mejor, ¿Cómo vas con Elena? Ese era su nombre ¿no?
- Si – Andrés sonrió.
- Bueno, voy por el postre – Liliana se levantó de la mesa, alzó algunos platos y entró a la cocina.
- Juan, ¿podés llevarle a Lili la fuente? Se ha olvidado – Tini sonrió mientras se la entregaba, Nicolás la miró con el ceño fruncido y después sonrió.
- Claro – Juan la agarró y sonriendo se fue a la cocina.
- Muy buena eh – Andrés rió y Tini lo miró divertida.
- ¿De que hablas? – Sebastián frunció el ceño.
- Hay hermanito, que poco entiendes a las mujeres – Andrés suspiró y lo miró de reojo. — ¿No has visto como Juan y Liliana se miran?
El timbre sonó y Tini se levantó del asiento con una sonrisa, mientras caminaba hacia la puerta se preguntaba quién podía ser. Un sábado y a la hora de la comida, abrió la puerta y se quedo parada mirándolo.
- ¿Álvaro? – Frunció el ceño, ¿estaba borracho?
- Hola Tini – él sonrió mientras se tambaleaba.
- Estas tomado – Tini suspiró. — ¿Qué pasó?
- No, solo he bebido un poco – Álvaro trató pasar, pero tropezó con el escalón y cayó hacia delante, Tini lo sujeto como pudo.
- Mierda – Tini cerró la puerta y pasando un brazo de él por sus hombros y el suyo por la cintura, lo arrastró hacia el salón. — ¡Lili! ¡Ayúdame!
Todos fueron hacia ella al oírla gritar, Tini soltó al chico en el sofá mientras ellos la observaban confundidos.
- ¿Qué pasa? – Liliana apareció y Juan Manuel tras ella. – ¿esta borracho?
- Si – Tini suspiró y extendió el brazo para tomar el teléfono de la mesilla. – Voy a llamar a Isabella.
- ¡No! – Álvaro la tomó del brazo. – A Isa no, me ha botado de la casa.
- ¿Qué hiciste ahora? – preguntó Tini.
- Reaccionar de otra manera – él rió dolido. – Está embarazada.
- ¿Qué? – Liliana soltó el trapo que traía entre sus manos mientras lo miraba sorprendida.
- Yo no estoy preparado para eso, pañales, llantos, biberones – Él suspiró y miró a Tini, luego rió. — ¿Sabes que me dijo? Que soy igual que el imbécil de tu exmarido.
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Trato Hecho - Sebastini✔️
Fanfiction¿Cuánto puede cambiar tu vida dos palabras? "Trato hecho" Esa es la respuesta de Martina a la propuesta de su jefe, Sebastián Obando, el hombre más deseado por todas las mujeres, y que está acostumbrado a conseguir todo lo que quiere. Y ahora lo q...