C20: Sin él

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- ¡Maldito desgraciado egoísta! – Liliana se movió enojada por la sala de su casa, ¿Cómo se había atrevido Sebastián a usar a su hermana de esa manera? — ¡Voy a matarlo!

- ¡No! – Tini miró a su hermana a los ojos. – No harás nada, necesito que todo este tranquilo para poder desaparecer.

- ¿Crees que él dejara que te vayas así, sin decir nada? – Liliana negó con la cabeza. – Y menos si resultas estar embarazada.

- De eso me encargaré yo – Tini suspiró mientras se tocaba el vientre. – Solo necesito que hagas una cosa por mi.

- Lo que sea – se sentó junto a su hermana y le sonrió. – Sabes que no estás sola, yo cuidaré de vos y si estas embarazada, también de tu bebé.

- Ponte en contacto con el hombre que quería comprar esta casa—Tini miró con tristeza la sala, aquel en el que había vivido tanto. – Dile que la vendemos.

- ¿Qué? – Liliana abrió los ojos sorprendida.

- Con el dinero de la casa tendremos bastante para irnos, llevaremos a mamá a otra clínica cerca de nosotras – Miró a su hermana decidida. – Y podré devolverle a Sebastián todo su dinero, el que pago por la casa, el de la clínica, todo. No quiero nada de él.

- Esta bien – Liliana meditó por un momento, esa casa era lo único que tenían, lo único que había pertenecido siempre a su familia, pero sabía que si se quedaban ahí, Sebastián no dejaría a su hermana vivir tranquila. – Lo llamaré ahora mismo.

Tini recorrió la sala mientras su hermana hablaba por teléfono, tenía tantos recuerdos de esa casa, tan buenos momentos. Y ahora tenía que venderla, sentía que Sebastián de alguna forma se la había quitado, igual que le había arrebatado su vida y su dignidad. Sin darse cuenta se había convertido en todo lo que no quería, en aquel prototipo de mujer que prometió no convertirse jamás. Él la había convertido en eso.

- Listo – Liliana se acercó a su herma y la miró con tristeza. – Mañana podremos firmar los papeles y el dinero será ingresado en nuestra cuenta.

- Ya – Tini cerró los ojos conteniendo las lágrimas. – En cuanto el dinero este ingresado, arreglaremos los papeles para llevarnos a mamá a otra residencia.

- ¿Y a donde iremos? – Liliana frunció el ceño.

- A Los Ángeles – Tini apretó la mano. – Allí comenzaré de nuevo, por lo menos hasta que Sebastián se olvide de mí.

Cuando Tini regresó a la casa ya casi era la hora de cenar, Andrés y Nicolás la estaban esperando.

- Buenas noches – Tini saludo a ambos al entrar al salón.

- Tini querida—Nicolás sonrió. — ¿Estas mejor?

- Si – ella sonrió forzosamente. – He pasado el día con Liliana.

- Siéntate a cenar – Andrés frunció el ceño. – Sebastián tiene una de sus fiesta de casino.

- No tengo hambre – claro que él tenía una fiesta en el casino, como cada semana, ya no podía más. Al ver la expresión de los dos hombres ante su respuesta, sonrió. – Mi hermana y yo fuimos a tomar algo y estoy llena.

- Claro – Nicolás clavó su mirada en ella, tratando de saber que le pasaba.

- Si me disculpan, me voy a la cama, estoy muy cansada – dijo y se fue dejando a los dos solos.

- ¿Qué crees que le pasa?—Andrés miró a su abuelo de reojo.

- No lo sé – Nicolás negó con la cabeza. – Es tu hermano quien debe averiguarlo y arreglarlo.

Trato Hecho - Sebastini✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora