C10: Verdades 2/2

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- Oh – Andrés miró de reojo a su hermano, mientras Juan Manuel trataba de aguantar la risa. Y Sebastián miraba molesto la situación.

- Creo que necesitas una ducha de agua fría– Tini se levantó y se dirigió hacia el baño, antes de entrar miró a su hermana- Lili, en mi habitación hay algo de ropa de Christian, bajala.

- Voy – Liliana se fue corriendo, y Tini cerró la puerta del baño tras ella.

- ¿A dicho que hay ropa de Christian en su habitación? – Andrés miró a Sebastián de reojo. – Eso significa que él ha dormido en su habitación.

- Cállate – Sebastián gruñó, ¿dormir allí? ¿con ella? La rabia le inundaba el cuerpo, sentía unas ganas inmensas de pedirle explicaciones a Martina.
Liliana paso frente a ellos y entró al baño.

- No vayas a meter la pata Sebastián – Nicolás puso una mano en el hombro de su nieto.

- Si le echas algo en cara, tú saldrás perdiendo—Por primera vez Juan le dio un consejo a su hermano y todos se sorprendieron.

Cuando la puerta del baño se abrió, Tini salió sonriente y Álvaro bastante repuesto tras ella, Liliana se fue a la cocina a preparar un poco de café.

- Contame que pasó – Tini se sentó junto a él y lo miró a los ojos.

- ¿Crees que seré un buen padre? – Álvaro negó mientras se pasaba la mano por el pelo. – Yo no sé como llevar eso adelante. Un hijo, son noches sin dormir, pañales, una responsabilidad. Ni puedo cuidar una planta – él suspiró. – Se me murió el ficus en dos días.

- Lo regaste con cerveza – Tini negó con la cabeza, luego miró a Andrés. – Andrés, ¿podés llevar a Nico a jugar al jardín?

- Claro – él sonrió y cargó al niño en brazos. – Vamos enano.

- No te voy a negar que tener un hijo son muchas responsabilidades — Tini le sonrió y le tomó la mano a Álvaro. – Pero todo lo que hacés por esa personita, se te es recompensado.

- Pero no estoy preparado para eso – Álvaro la miraba triste.

- Nunca se esta preparado para tener un hijo, Álvaro– Tini lo miró a los ojos. – Pero todo cambia cuando lo ves, cuando alegra tu vida, con su risa, cuando dice su primera palabra, cuando comienza a caminar o cuando se asusta y viene corriendo hacia ti para que lo abraces. ¿Pero sabés cuando cambia todo para vos? – Tini sonrió. – La primera vez que lo tenés en tus brazos, porque sabés que tu vida no volverá a ser la misma. Es tu hijo, un pedacito de vos, y todo lo que hagas, que sientas, será por él, porque él es lo más importante y darías todo por su felicidad y porque esté bien. Esa personita se convierte en tu vida.

- ¿Crees que todo cambiara cuando lo tenga en mis brazos? – Álvaro a miró triste.

- No – Tini negó con una sonrisa. – Todo cambiara desde que aceptes, que la mujer que amas te va a dar el mayor regalo que existe.

- El café—Liliana le tendió la taza a Álvaro. — ¿mejor?

- Creo que si – Álvaro le dio un sorbo a su taza. – Tengo que hablar con Isa.

- Mejor dormí la borrachera primero – Liliana le sonrió. – Vamos a la habitación de invitados.

Álvaro se fue tras Liliana, y Nicolás le indicó a Juan Manuel que saliera de la sala, para que dejaran a Sebastián y a Martina solos, podía ver en el rostro de su nieto, la necesidad que tenía por hablar con ella.

Tini permaneció sentada en el sofá, cerró los ojos y trató de relajarse, pensaba que todos se habían ido y estaba sola.

- No permitiste que yo estuviera en esos momentos – Sebastián la miraba dolido. – Me quitaste esa felicidad.

- No Sebastián, vos mismo lo habrías perdido – Tini se levantó del sillón y se quedo frente a él mirándolo a los ojos, sonrió levemente. – Me puse de parto una noche a las tres de la mañana. A Nico de bebé le costaba mucho dormir, me pasaba las noches en vela cantándole. También se puso muy enfermo una noche, tuvimos que llevarlo a urgencia, tiene alergia al maní. Hace un año se cayó de la cama y se fracturó el brazo, otra noche se despertó asustado, había soñado que un mostruo estaba escondido bajo su cama, y tuvo que dormir conmigo – Tini se acercó aún más a él y lo miró con tristeza. – Decime, ¿habrías estado en todas esas ocasiones? No lo creo, estarías en tu casino.

Tini salió de la sala y lo dejó allí pensando. Lo peor era que tenía razón, él habría estado en el casino como siempre hacia. No estuvo con su esposa y no habría estado con su hijo. Le dolía admitirlo, pero era así, quizá no se merecía ser padre y tampoco se merecía una mujer como Martina, pero eso no significaba que no podía luchar por ellos, por su familia.

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Trato Hecho - Sebastini✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora