Cuando Tini se despertó, Sebastián estaba en la ducha, permaneció en la cama simulando estar dormida, por lo menos hasta que él bajara. Seguramente Nicolás ya lo estaría esperando en su oficina con los documentos en los que lo nombraba como dueño legal del casino.En cuanto Sebastián salió de la habitación, Tini se levantó, buscó entre su ropa, no quería nada de lo que los Obando le habían dado. Encontró un pantalón jean suyo, un top de manga larga y una campera. Luego de ducharse, se vistió y se arregló el cabello, cuando se miró al espejo pudo vislumbrar a la verdadera Tini.
Paseó por la habitación despacio, recordando todo lo que debía llevarse, en su bolso guardo el pasaporte, la cartilla de su cuenta en común con su hermana, abrió su billetera y sacó todas las tarjetas de crédito, las dejo en la mesilla de Sebastián, junto a eso el anillo, el celular y las llaves del coche. Por ultimo, sacó aquello que había guardado tan bien, el cheque con valor de todo el dinero que Sebastián se había gastado en ella y lo dejó sobre la mesilla, junto a lo demás.
Estaba lista, no necesitaba nada más, ni ropa, ni joyas, ni tarjetas de crédito, nada, porque nunca necesito nada de eso. Miró la habitación con tristeza, después de todo, en esos seis meses había vivido muchas cosas en ella, aunque la mayor parte se basaba en una simple mentira, inspiró profundamente, necesitaba aparentar tranquilidad, frialdad.
Bajó a la primera planta y caminó despacio por los pasillos, sosteniendo entre sus manos los papeles del divorcio, las puertas de la oficina estaban abierta y ahí estaba él, sentado con una gran sonrisa.
- Buenos días – Tini entró y se paró frente a la mesa. – Pareces feliz.
- Mi abuelo me acaba de entregar el casino – Sebastián sonreía triunfante mirando los papeles, levantó la vista hacia ella y notó algo extraño. Parecía fría y distante, además de ir vestida de manera diferente, era como si estuviera viendo a la mujer que conoció hace 6 meses en su casino. Igualmente seguía siendo muy atractiva, la observó de arriba abajo, juraría que sus pechos estaban más grandes.
- Ya tenés lo que querías – Tini sonrió forzosamente y lo miró a los ojos. – Entonces, ya podemos divorciarnos.
- ¿Qué? – Sebastián abrió los ojos sorprendido. — ¿Quieres divorciarte?
- ¿Para que seguir con el trato? – ella lo miró de manera fría. – Vos ya conseguiste tu casino, ya no es necesario seguir con esto.
- Así que nos divorciamos y ya – Sebastián la miraba fijamente a los ojos, no podía creer lo que estaba escuchando, pensaba que después de todo, ambos terminarían juntos. Porque para él, esto ya no era un trato.
- Ese era el trato, ¿no? – Tini sonrió. – Vos ya no me necesitas, tenés tu casino y yo he conseguido los suficientes contactos y la posición adecuada para poder trabajar, ya no te necesito.
- ¿No me necesitas? – Los ojos de Sebastián se volvieron oscuros mirándola con rabia. – Eres igual que todas.
- Puede ser, pero esto solo era un trato y ya terminó – Tini soltó los papeles sobre la mesa. – Solo falta tu firma, hay una copia para vos, otra para mí y la correspondiente a dar curso el divorcio. Firma, que todo se acabó.
Sebastián la miró de manera indiferente, tomó el bolígrafo que había sobre su mesa y firmó las tres copias, después le lanzó dos de ellos a Tini, al otro lado de la mesa.
- Ahí esta – la miró molesto. – Ya te has librado de mí.
- Sí – Tini tomó los papeles. – Adiós Sebastián.
Salió de la oficina cerrando la puerta tras ella, miró los papeles conteniendo las lágrimas y volvió a inspirar profundamente. Caminó por los pasillos dirección a la puerta de la salida, un taxi la estaba esperando.

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Trato Hecho - Sebastini✔️
Fanfiction¿Cuánto puede cambiar tu vida dos palabras? "Trato hecho" Esa es la respuesta de Martina a la propuesta de su jefe, Sebastián Obando, el hombre más deseado por todas las mujeres, y que está acostumbrado a conseguir todo lo que quiere. Y ahora lo q...