C17: Unas vacaciones de mentiras

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Tini se incorporó en la cama con una sonrisa, llevaban ya dos días en Miami y estaba feliz. La casa era preciosa e inmensa, estaba junto a la playa, precisamente la puerta trasera daba a la playa.

Ella se encontraba en la habitación principal, aunque había insistido en que se quedara Nicolás, él no quiso. Esa habitación era enorme, con un baño con jacuzzi, un vestidor y una terraza bastante amplia desde la que podía ver los jardines.
Nico estaba en la habitación de enfrente, y para sorpresa de Tini, ya estaba pintada y decorada, llena de juguetes para él.

Se levantó de la cama y caminó descalza por el lugar, se asomó a la terraza, la playa se veía tan hermosa. Aún era temprano, pero no estaba cansada, y eso que ayer estuvieron todo el día en la playa jugando con Nico. Decidió ir a correr un poco.

Ya vestida con su ropa de deporte y el pelo recogido en una coleta, corría junto a la orilla. Se sentía muy bien con la brisa del mar y oliendo ese aire puro.

-¡Sebastián! – escuchar ese nombre la sobresaltó aunque la voz no le era conocida. — ¡Cuidado!

Tini se giró bruscamente, para ver al hombre que gritaba, pero lo único que pudo ver fue pelaje, y de un golpe cayó en la orilla. El agua la empapó, y ella gritó asustada hasta que se dio cuenta de que se trataba de un perro. Un San Bernardo estaba sobre ella, lamiéndola.

-Perdona – Un hombre alto y moreno con un bañador verde se acercó y agarró al perro del collar jalándolo para alejarlo. — ¡Sebastián quedate quieto!

-¿Qué dijiste? – Tini se levantó cubierta de agua y arena, y se quedó mirando al perro, reprimiendo sus ganas de reír. — ¿Lo has llamado Sebastián?

- Si, ese es su nombre – el hombre sonrió amablemente. – Discúlpame, le encanta jugar y cuando ve a alguien corriendo, cree que es su oportunidad. Vengo temprano para no encontrarme con nadie.

- Yo solía venir más tarde – Tini sonrió y acarició el perro. – Es muy lindo, aunque un poco grande.

- Bastante – Él rió. – No me he presentado, soy Anthony.

- Yo Martina – Tini asintió sonriente. – Encantada.

- Aunque mejor habría sido en otra situación – él le guiñó un ojo y ambos rieron.

(...)

Sebastián estacionó el coche en el garaje y salió de él nervioso, ¿cómo se tomaría Tini que él estuviera ahí? Miró a la casa y un escalofrío recorrió su cuerpo, le traía demasiados recuerdos. Venían algunos veranos cuando aun eran una familia, cuando su madre estaba, claro que ella no solía pasar mucho tiempo con ellos. Miró su reloj, eran las diez de la mañana, caminó hacia la entrada y abrió la puerta.

-Sebastián – Nicolás salía del salón principal cuando vio a su nieto. – No avisaste que llegabas.

- Si, lo siento – Él se encogió de hombros. – Pensé que era mejor que los sorprendiera.

- Ey – Andrés bajó las escaleras y lo miró frunciendo el ceño.— ¿No dijiste que vendrías cuatro días después?

- ¿Qué haces vos aquí?—Liliana se quedó parada frente a él.

- Hola—Sebastián la saludó precavido, luego observó a Juan que sonreía tras ella. – Acabe con el trabajo y decidí tomarme unas vacaciones.

- Ah, que bien – Liliana puso cara de fastidio y Andrés comenzó a reír.

- ¡Papá! – Nico saltó a los brazos de su padre después de bajar las escaleras. — ¡Hemo ido a playa!

- ¿A sí? – Sebastián sonrió abrazando a su hijo. – Yo también iré contigo, ¿Y mamá?

Trato Hecho - Sebastini✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora