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Bajé las escaleras a toda prisa, mis zapatos golpeteaban rítmicamente en los escalones y salí al exterior, llenando de aire mis pulmones. Estaba asustada, no sabía qué pensar o qué pensamientos en mi cabeza obedecer.

Necesitaba huir al menos por un rato, sacar a Jungkook de mi cabeza al menos por una fracción de segundos. Saqué mi móvil y llamé a Yoongi.

-¿Aló?

-Yoongi, soy yo, ___. ¿Podrías hacerme un favor?- pregunté con mi voz temblorosa.

-Claro, dime.

-¿Podrías ir por Lucy a su trabajo?

-Pero... ya salió, ¿no?

-Sí, pero encuentrala en el camino, antes de que tome un taxi o algo parecido, y ofrécete a traerla a casa todos los días, por favor.

-¿Puedo preguntar por qué?

-Sólo tráela a casa, ¿quieres? Luego te explico.

-Está bien.

-Gracias.

-No, gracias a ti.

Colgué la llamada y deje mi celular en mi bolsillo de nuevo, me abracé debido al frío y seguí caminando sin dirección. Mi plan es que Lucy estuviera más pronto en casa de lo que suele llegar. Todos y cada uno de los días que me restaran aquí. Así, no ignoraría a Jungkook de forma tan obvia, pero sería menos tiempo estando con él y eso ayudaría bastante a que de una vez por todas controlara mis sentimientos.

Decidí parar a la mitad de una calle, no sabía a dónde me dirigía y si seguía sin rumbo, seguro me perdería. No podía ir donde Ale debido a que allí no había nadie, ella seguro estaría en su cita con Jin. La gente me esquivaba y pasaba a mi lado, totalmente indiferente, mientras yo me quedé inmóvil allí. Había caminado apenas dos calles lejos del edificio, y sabía que si caminaba más terminaría perdiéndome.

Recordé un pequeño parque a unas cuantas cuadras más, un fácil camino para seguir, así que fui hasta allá, a desperdiciar el tiempo y que se hiciera tarde solamente para no verle el rostro a él.

Cuando llegué, me senté a observar como el cielo oscurecía totalmente en una de las bancas que adornaban el camino del parque.

No pude evitar pensar en Jungkook, lo amaba, ni siquiera sabía cómo. Me era ilógico y absurdo. Era casi ridículo, sí, porque en realidad estar a su lado era lo único que quería hacer en este momento.

Apreté el sobre amarillo en mis brazos, haciéndolo crujir. El viento me movió los cabellos y despejó mi mente, haciéndome pensar en algo que hasta el momento le faltaba atención de mi parte.

Algún día tendría que irme.

¿Y qué pasaría? ¿qué me llevaría? La agobiante presión en el pecho apareció, apretujando mi corazón y sacudiendo de forma violenta. El solo hecho de pensar en eso, me dolía. Me iría y tendría que dejar aquí mi corazón, pero sabía que era la mejor opción que podía escoger. Me burlé de mí misma, yo no era tan distinta a Lucy, huir también era mi opción fácil.

Pero al pensar en Lucy, el corazón se me apretó más, adolorido. La historia podría repetirse de nuevo y ella ¿a dónde huiría esta vez? Su antiguo novio la había lastimado tanto con aquella actitud que había tomado. La había cambiado de un día para el otro y el frágil corazón de Lucy no pudo resistir aquello, la dejó destruida porque ella lo amaba; al punto de que decidió mejor mudarse de país, de continente.

Ahora, yo no quería ser la bruja malvada que le arrebataría de nuevo algo que ella ama, prefería morir atropellada por un autobús, eso sería más digno.

Suspiré y me llevé las manos a la cabeza, dejando el sobre amarillo en mis piernas. Cerré los ojos por un minuto, anhelando que el viento susurrara la respuesta de mi gran dilema a mi oído.

Por allí escuche decir que el amor ensuciaba, yo parecía estar manchada de todos lados. Pero huir era mi mejor opción hasta el momento, sólo que no sabía cuándo.







Mi plan había funcionado.

Lucy llegaba a las 7:30 jueves y viernes, gracias a Yoongi. Por lo tanto, los minutos se me reducían a la mitad para estar con Jungkook. Algo que aunque no me gustaba mucho, hacía menos difícil mi resistencia. Sin embargo, no dejaba de ser dura.

Miré la hora cuando el timbre sonó, sólo dos minutos tarde había llegado Ale. Apagué el televisor y me encaminé hasta la puerta.

-Lindo departamento. Aunque el edificio es un poco... melancólico.

Sonreí.

-Gracias por venir.

-Para mí es un honor que me invites a tu casa... bueno, departamento.

-Gracias, eres la única con las que puedo hablar de esto- fui hasta mi habitación e hice que me siguiera.

-Sabes que siempre podrás contar conmigo, ___.

-Soy un caso perdido.

Me puse de cuclillas y rebusqué entre los cajones de mi buró, del inferior saqué mi gran tesoro. Un sobre amarillo tamaño carta y de un grosor considerable que aventé luego sobre la cama haciéndolo rebotar sólo un par de veces.

Le hice una seña a Ale para que abriera aquel sobre y al instante comprendió, se acercó y lo tomó entre sus manos.

-Vaya, sí que pesa- bromeó.

Deshizo el pequeño hilo rojo y abrió el sobre. Sacó el montón de fotografías que estuvieron apunto de caérsele.

-¡Wow!- dijo sorprendida al ver cuántas fotos eran y sobre todo, de quién eran.- este tipo podría trabajar de modelo. Esto es como un libro- hizo referencia al grosor -O como una exposición de algún museo.

-O un manual de lo prohibido.

ᴇʟ ᴍᴀɴᴜᴀʟ ᴅᴇ ʟᴏ ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴏ  [ᴊᴇᴏɴ ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora