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Me había pasado casi toda la noche en vela, ideando algún buen nombre para mi trabajo, algo que fuera el título de una historia, pero nada era lo suficientemente bueno. Luego recordé una de las conversaciones que había tenido con Ale, aquella en donde le mostré la cantidad de fotografías que había tomado de Jungkook. Había usado un termino para referirme a ellas: Manual de lo prohibido, porque para mí eso eran. Entonces tuve  la idea y el nombre para mi exposición, Manuale del proibito, en italiano, porque había sucedido en esa preciosa ciudad de Italia. Luego de que llamé a Boyne y que encantado aceptó el título, llamé a Daniel, él aun me debía ciertas explicaciones. Le pedí que viniera a mi casa y a los pocos minutos apareció tocando mi puerta. Lo hice entrar y lo senté frente a mí en la sala.

-¿Recibiste la noticia, no?- me sonrió no sabiendo qué esperar.

-Justo ayer. ¿Por qué no me dijiste?

-Porque pensé que ibas a decir que no y no estoy equivocado, ¿verdad?

-Pues no, pero... acepté.

-¿Aceptaste? ¿en serio?- la expresión de viva alegría le volvió al rostro.

-En contra de mí, incluso.

-¿Por qué dices eso?

-Porque al exponer esas fotografías, terminarán por odiarme, Dani. Fui y destruí su perfecta relación, le mentí a Jungkook al decirle que no lo amaba y ahora, vengo aquí a exponerle mi vida a medio mundo.

-No estás exponiendo tu vida. Cada persona interpretará las fotografías a su manera, allí no dice "le robé el novio a mi mejor amiga" ¿o sí? 

-Ya lo sé, pero soy tan egoísta que no importa tanto que Jungkook se enoje y me odie por completo, me duele muchísimo pero... sólo quiero verlo de nuevo. Por eso acepté, esto me da esperanza de volver a contemplar su rostro.

-¿Egoísta? ____, eres la persona menos egoísta que conozco, pero te diré lo que sí eres: masoquista. Por primera vez en tu vida, ____, date gusto a ti misma. Vives preocupándote de la vida de los demás, de sus opiniones y te dejas de lado- me sacudió ligeramente los hombros -Piensa por una vez en ti. Si esto puede hacer que te acerques a ese tal Jungkook, pues no te detengas. Por una vez en la vida, lucha por lo que tú quieres.

No me había detenido a pensar, que aunque Dani fuese bruto de sentimientos, podría llegar a ser el amo y señor de la razón. Y justo ahora la tenía, no me iba a echar para atrás pensando en la gente a mi alrededor o la que alguna vez estuvo allí; aun por más ridícula que fuera la idea y burda la esperanza, debía seguir adelante.

-Supongo que tienes razón, Dani- le sonreí y él también.

-No supongas, la tengo- rió y luego me abrazó -Sé que va a ser la exposición fotográfica más popular en California.

-O más allá.

-Por supuesto que sí, ya verás.

Después de aquella tarde y de muchas más, mientras el tiempo seguía su transcurso y con el se llevaba mis suspiros; la fecha de la exposición se acercaba. Boyne había hecho su reconocido trabajo al darle la suficiente publicidad al mío; mandando a imprimir folletos, volantes e incluso un espectacular en la ciudad. Boyne era un viejo chiflado, pero me daba la esperanza. Inclusive se utilizó el diseño de una página web, anunciando la exposición fotográfica "Manuale del proibito" por: ____ ____; y a un lado, una fotografía de Jungkook, la que Dani había llevado a Boyne. Ver mi nombre bajo el título y a lado de la fotografía era para mí como una llamada de auxilio para que Jungkook la pudiera ver. Algo que esperaba lo trajera hasta mí al reconocer aquel nombre, del cual anhelaba no se hubiera olvidado tan pronto.

No esperaba que viniera, me tendiera los brazos y me abrigara en ellos; sólo quería verlo de nuevo, tenerlo frente a mí era el deseo más ferviente de mi corazón y aunque me odiara con toda su alma, le explicaría que lo amaba y porqué le había mentido; pero sólo si el atendía a mi llamado.

-Es espectacular, ¿o crees?- el eco de la voz de Dani resonó en el salón vacío, trayéndo al presente.

-¿Cómo dices?

-El lugar, es grandioso. Ya me imagino todo, ¡No puedo esperar a que llegue el viernes! 

Miré a mi alrededor curiosa por las palabras de Dani, aunque la mayoría de las veces resultaba ser un exagerado, esta vez tenía razón. Era un salón grande, con piso de mármol y en madera, las paredes blancas se expandían extensas dándole un espacio realmente grande, una ventilación y luminosidad al lugar. Aquello era el sitio perfecto que Boyne había conseguido para que se llevara a cabo mi exposición y aunque quedaba casi fuera de la ciudad, al norte de California, Dani se había ofrecido a llevarme y traer las veces que fuera necesario.

Él siguió andando por las habitaciones del lugar, mientras que otras de las palabras que él había dicho, captaron mi atención. Faltaba menos de una semana para que se llevara a cabo la exposición y el mes se había pasado lento a pesar de todo o mejor dicho, lento para mí, ya que cada día la agonía de desconocer el resultado de mi atrevimiento, me arrastraba en una incertidumbre desconocida  que me obligaba a ignorar el paso de las horas en el reloj.

Cuando terminamos de ver el lugar, Dani me llevó a casa y me hizo prometer que no pensaría en otra cosa más que en la exposición fotográfica. Y aunque traté de hacerlo, me resultó completamente imposible, Jungkook se había convertido en mi pensamiento constante y además, la razón de mi exposición, ¿cómo no iba a pensar en él? Eso, ni aunque me borraran la memoria. 

ᴇʟ ᴍᴀɴᴜᴀʟ ᴅᴇ ʟᴏ ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴏ  [ᴊᴇᴏɴ ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora