El olor a alcohol me llegó hasta el fondo de mis fosas nasales y casi llegó a mi garganta, haciendo que arrugara la nariz y carraspear. Comencé a abrir los ojos poco a poco y pude ver una silueta junto a mí.
-¿Ya estás bien, ____?
Me tallé los ojos y luego parpadeé repetidas veces para aclarar mi vista. Dani tenía un algodón en su mano y la mirada bien puesta en cualquier cambio en mi expresión.
-¿Dónde estoy?- pregunté, mirando a mi alrededor, pero al instante hubo otra pregunta más importante y volví a pasar la mirada por el lugar, pero esta vez con desesperación. -¿Dónde está Jungkook?
-Tranquilízate, dime que estás mejor. Estás en la parte trasera del salón.
-¡Estoy bien! ¿dónde está Jungkook?- el lugar estaba más oscuro que alumbrado, pero lo suficientemente claro para poder mirar cada rincón.
La boca comenzó a temblarme con un "No" inquieto en los labios por temor a que todo hubiese sido sólo una alucinación en mi cabeza.
Tomé a Dani del cuello de su camisa, inclinándome hacía él y percatándome de que estaba recostada en un sofá viejo.
-¿Dónde está Jungkook?- casi grité desesperada, creyendo que me estaba volviendo loca, si es que aun no lo estaba.
El silencio de Dani me hizo pensar lo peor y sentí que el corazón se me encogía.
-Él está... está hablando con una chica, justo afuera de esta habitación.- dijo y los ojos se me abrieron más. Mi corazón le ganó al pensamiento de mi cabeza y revivió con estruendosos latidos golpeando contra mis costillas.
Me levanté del sofá e ignoré el repentino mareo que me sacudió la cabeza. Caminé agitadamente hasta la puerta del lugar y estando entre abierta logré ver lo que mi corazón pedía a gritos volver a sentir. Reconocería aquella espalda entre millones y no dudé en salir a su encuentro, pero el nombre que pronunció me congeló los pies en el mismo sitio sin músculo movible alguno; trayéndome a la memoria el segundo antes de desmayarme.
-Hana, yo...- tartamudeó un poco, pero volver a oír ese sonido de su voz fue como para un ciego volver a ver la luz del sol. -Es que no te entiendo.
-¿Qué es lo que no comprendes, Jungkook?- la voz de la chica me incitó a fijarme en ella; tenía el cabello largo, negro y ondulado, su piel era muy blanca y unos bonitos ojos verdes, era más baja de estatura que Jungkook pero un poco más alta que yo, ella le llegaba arriba de los hombros de él. Su boca ancha al igual que su frente y su nariz chata la hacían parecer como un muñeca Barbie, pero de alguna marca que ocupara el segundo lugar en ventas, lo suficientemente opacada por el primer lugar para no subir nunca a él. -Te lo estoy diciendo de la manera más sencilla que puedo. Terminar contigo fue un error, ¡Me afectó tanto cuando me enteré que te habías ido!- dijo con tan fingida melancolía que hasta yo pude notarlo.
Así que ella era Hana. Cuando recordé lo que Jungkook me había contado, quise salir a arrancarle los cabellos con mis propias manos.
-____- Dani me llamó pero no me moví, seguí allí, tras la puerta, escuchando y viendo todo.
-Hana...- Jungkook tardó un momento en continuar y luego habló despacio. -cuando estábamos juntos, todo lo que yo te dije, era sincero y real. Fuiste la novia que más... quise- volvió a silenciar y junto a aquella falta de sonido, mi corazón se volvió a desplomar.
¿Él aun la quería? Miré el rostro de Hana, existía la alegría, mientras la sonrisa le crecía cada segundo un poco más.
¿Qué sentido tenía ahora la alegría de que mi locura haya funcionado? ¿qué había de esperanza en tenerlo justo allí si en realidad seguía lejos su corazón? No había nada si él aun quería a Hana. Nada.
Fue entonces que me moví, deslicé un poco mis pies hacía atrás y me fui metiendo más al cuarto oscuro. Daniel se quedó mirándome, con una expresión de confusión en su rostro.
-¿Pasa algo malo?
-¿Cuánto falta para que acabe la exposición?
-No lo sé- miró su reloj -Como unos treinta y cinco minutos .
-¿Podrías encargarte del resto? Tengo, tengo que salir de aquí. -miré a mi alrededor -¿Hay otra puerta?
-____, no entiendo. El sujeto que tanto buscabas está ahí afuera, ¿no morías por verlo?
-Sólo sácame de aquí.
-¿Qué te hizo? ¿por qué el cambio?
-¡Daniel! Sácame de aquí. ¿Qué es esa puerta?
-Creo que conduce a un pasillo lateral del edificio.
-¿Podría dirigirme a la salida?
-Tendrías que salir por la puerta principal, pero al menos nadie notaría que has salido de este lugar.
-Genial. Me voy. Encárgate de lo que sea necesario. Si... si Jungkook pregunta por mí, dile que no me has visto, que me salí del cuarto y no supiste a dónde fui.
-Pues... no sé a dónde vas. Así que no será tan difícil. Pero exijo que pronto me des una explicación.
-Luego. Gracias, Dani.
Él me sonrió y salí despavorida por la otra puerta, huyendo de nuevo, huyendo de todo. No quería oír el "Perdón por no quererte, ____" de Jungkook, ni algo como "Es que me di cuenta que todavía amo a Hana". Ahora que lo pensaba, todo esto me había parecido un error. He ahí lo que me había costado volver a verlo, un dolor aun más profundo en el alma.
Cuando logré salir a la calle, miré la ciudad transitada y el alma me rogó seguir en cualquier dirección lejos y perderme. Caminé unas pocas calles y luego decidí tomar un taxi y pedirle que me llevara a casa. Era imposible perderme en una ciudad que conocía demasiado bien. Así de imposible como dejar de pensar en Jungkook, ¿en dónde podría estar ahora?, ¿qué estaría pensando o haciendo?... ¿con quién?
Todo me torturaba, todo me causaba ganas de romper en llanto, ¿cómo podía ser tan estúpida? Mi plan había funcionado, Jungkook había atendido a mi llamado y yo había logrado verlo. Pero jamás me pasó por la mente relacionarlo con las demás personas, me concentré tanto sólo en Jungkook y yo que olvidé por completo a terceros. Las muchas otras posibilidades de que Jungkook no me quisiera o no pudiéramos estar juntos. No solamente existía Lucy en su vida, sino también alguien más. Alguien que ya había formado parte de su pasado, alguien que había dejado marcado su presente y que, si él quería, alguien que cambiaría su futuro.
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ᴇʟ ᴍᴀɴᴜᴀʟ ᴅᴇ ʟᴏ ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴏ [ᴊᴇᴏɴ ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ]
FanfictionDe todas las situaciones desastrosas que pueden existir, yo era dueña de la única que todo el mundo evitaría a toda costa. Lo peor era que esta no era una película, en la que el objetivo es sólo actuar y fingir; lo terrible es que esto es la vida re...