-¿Por qué no fuiste?
Se encogió de hombros.
-Ya me subí la vez pasada, me gusta más estar en tierra.
-Ya somos dos.
Nos sentamos en una de las bancas, sintiendo como el aire movía mis cabellos.
-¿De qué hablaban Yoongi y tú?
Me solté a reír.
-Ya recordé que eres curioso.
-Que bueno que lo sabes, así que dime ahora- quiso sonreír.
-No, no te voy a decir, eso es entre tu hermano y yo- no sabía el porqué, pero la fierecilla se sentía demasiado bien provocando celos en Jungkook, o al menos, creyendo que lo hacia.
-Me voy a enterar, ya verás- amenazó y luego sonrió.
-Ya veremos- reí.
-¿Quieres un helado?
-¿Intentas sobornarme con helado?
Él rió.
-¿Puedo?
-Lo siento, no- negué con la cabeza divertida.
-Bueno, entonces te lo invito, ¿quieres?
Le miré, entrecerrando mis ojos en él.
-Sin mañas- alzó las manos.
-Está bien.
Nos paramos y nos dirigimos a la pequeña heladería que estaba enfrente.
-¿De qué lo quieres?
-Fresa.
Me sonrió y luego se dirigió hacía el chico rizado detrás del mostrador.
-Due gelati alla fragola, per favore (Dos helados de fresa, por favor)- dijo con ese acento italiano ferozmente irresistible.
-Subito (de inmediato)- dijo el chico y se dio la vuelta, tomando dos copas y depositando dos bolas grandes de helado de fresa en cada una.
Le colocó mermelada arriba y nos lo entregó, yo le agradecí con una sonrisa. Jungkook le pagó al chico y éste se dió la vuelta de nuevo para tomar el cambio.
-Che bella coppia che fate (que bonita pareja hacen)- dijo él cuando le devolvió el cambio a Jungkook y luego me sonrió
Jungkook rió y guardó su cambio en el bolsillo trasero de su pantalón.
-Grazie (gracias)- musitó
Me sentí tonta, definitivamente tenía que aprender italiano. Cuando salimos del establecimiento me mordí el labio inferior, indecisa de preguntarle a Jungkook qué era lo que había dicho el chico.
-¿Está rico?- me preguntó con esa sonrisa burlona.
-¿Eh? sí
-Ni siquiera lo has probado- observó y luego comenzó a reír.
Que torpe.
-Ah si, cierto- reí, sintiéndome en verdad tonta -Oye, ¿qué dijo el chico cuando te devolvió el cambio?- pregunté tratando de no verme curiosa.
Él rió.
-¿Por qué quieres saber?
-Es bueno recopilar palabras en italiano para aprenderlo- que excusa tan tonta.
Rió por lo bajo.
-Bueno, te digo si me dices lo de Yoongi- negoció.
-Olvídalo.
-Eres dura- rió.
-Sí y tú muy curioso, así que olvídalo.
-Está bien, ya veremos quién sede primero- especuló divertido.
No llevaba la cuenta de los días en un calendario, pero ya eras más de dos semanas las que habían pasado desde que yo había llegado a Venecia y con ello, la amistad crecía por varios caminos.
Jin se había vuelto una persona muy comprensible y amable conmigo, incluso, cuando lo invité a salir se mostró emocionado y dispuesto. Ahora nos veíamos para tomar un café cada vez que queríamos, o si no, simplemente nos poníamos a platicar en el pasillo antes de entrar a nuestro respectivos departamentos. Había descubierto además, que tenía espíritu de poeta.
Con Yoongi era distinto, había muchísima confianza, debido a que yo era la única persona que había descubierto su secreto y ahora, contarnos cosas era parte de una plática casual entre ambos. Era bastante atento y siempre preguntaba por Lucy. Cuando salíamos a pasear, nunca nos faltaba de que hablar y al final del día terminábamos contándonos secretos pequeños.
Ale era otra de las personas con las que había logrado una bellísima amistad en menos de una semana; su simplicidad y simpatía había sido fundamentales para ello. Era muy animada y siempre, cada cosa que me contara, me sacaba una sonrisa. Además de que yo tomé por costumbre ir al negocio de su familia a revelar mis fotografías. Tenía apenas 20 años, pero su mente era tan madura que parecía incluso mayor que yo.
Jungkook era un caso muy distinto a todos. Él se había vuelto un gran amigo, el tiempo que compartíamos juntos era mucho más grande debido a que cada noche, a las 7 tocaba el timbre y pasábamos horas riendo, hablando y a veces jugábamos con la baraja de cartas Lucy conservaba de su padre. Sí, la amistad entre él y yo crecía cada vez más, pero junto a ello, crecía una extraña emoción cuando lo veía, una extraña sensación cálida en mi estómago y un entusiasmo palpable al oír el timbre sonar cada noche. Pero sólo hasta que Lucy llegaba, porque luego, la fierecilla enjaulada en mi estómago se apoderaba de mi y podía sentirla en mi fuero interno perfectamente disgustada, ella quería más tiempo con Jungkook. Todo ello comenzó a darme cierto temor, estaba experimentando sensaciones bastante extrañas, al menos las denominaba así porque no podían pertenecer al novio de mi mejor amiga.
Miré el reloj en forma de gato que pendía a la pared cercana a la cocina, eran las 4:30 de la tarde. Tomé mi morral y me dirigí al estudio fotográfico de los Agnelli, para que Ale me ayudara con las fotos, como siempre. Al salir me encontré con Jin quien al instante me regaló una bonita sonrisa.
-¿Vas a algún lado?
-Sí, al estudio fotográfico.
-Oh, ¿quieres que te acompañe?
-Si quieres, a mí me encantaría.
Así salimos hasta allá. Jin era muy inteligente y la verdad es que bastante apuesto también.
Lucy me había mencionado varias veces que era muy obvio que yo le atraía a Jin; sin embargo, era como si mis ojos hayan quedado por un meteoro y ya no pudieran ver las estrellas. En este caso; Jungkook sería el meteoro y Jin la estrella.
ESTÁS LEYENDO
ᴇʟ ᴍᴀɴᴜᴀʟ ᴅᴇ ʟᴏ ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴏ [ᴊᴇᴏɴ ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ]
FanfictionDe todas las situaciones desastrosas que pueden existir, yo era dueña de la única que todo el mundo evitaría a toda costa. Lo peor era que esta no era una película, en la que el objetivo es sólo actuar y fingir; lo terrible es que esto es la vida re...