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Lloré inconteniblemente sobre su hombro, me sentía sola, sentía que tarde o temprano así me quedaría, sola.

Tarde unos minutos en recuperarme y vi como había empapado de lágrimas su camisa, produciendo un manchón sobre su hombro.

-Perdón- murmuré mirando lo que había producido mi llorar.

-No te preocupes- me limpió una lágrima que caía por mi mejilla y me recordó a Jungkook esta mañana.

-No puedo creer que haya sucedido- susurró Jin.

-Fue mi culpa.

-No. No sólo ha sido culpa tuya, Jungkook también es culpable, y yo diría que más de la mitad de la culpa cae en él. ¿Por qué no lo evitó? Digo, tú... estabas borracha, pero ¿él? Él estaba en sus cinco sentidos- se quedó en silencio por un momento y luego pareció darse cuenta de otra cosa. Me miró -Pensé que odiabas el alcohol.

-Lo sigo odiando, Jin. Ahora más que nunca. Pero es que la mente se me nubló y... fue la única estupidez que se me ocurrió para olvidar.

-Prométeme que nunca más volverás a hacerlo o al menos que no vas a volver a terminar como anoche.

-En lo que resta de mi vida.

Jin volvió a abrazarme, pero esta vez fue un abrazo corto.

-¿Ya no hay vuelta atrás?

Negué con la cabeza baja.

-Me voy mañana en la mañana.

-Jungkook es un idiota. No puedo creer que tengas que irte, es decir, no tan pronto. 

-Es lo mejor, de todas maneras ya lo había pensado. Me tardé demasiado analizándolo, ese fue el problema.

-¿Le dirás a Lucy?

Me tembló la boca.

-Tiene que saberlo. Pero no estoy muy segura de cómo- bajé la mirada.

-Todo va a salir bien, ____. ¿Te despedirás?

-¿De quién?

-De Ale.

Otro pinchazo de dolor a mi corazón. Otra persona que extrañaría bastante, Alejandra. 

-No me gustan las despedidas- dije con el dolor en mi voz.

-Oh, vamos. No puedes irte sin decir adiós. Sabes que ella te aprecia mucho.

-Pero me va a doler.

-Y le va a doler más a ella si no lo haces.

-De acuerdo. Ahora llévame al departamento, por favor.- dije sobándome la cabeza, que sentía explotar.

Abrió el cajón que estaba en el tablero del auto.

-Toma, te ayudarán un poco- me ofreció unos lentes de sol y cuando me los puse y mi vista se oscureció, el dolor disminuyó un poco.

Arrancó el auto y condujo hasta el departamento, tenía que comenzar a hacer mis maletas.

Cuando llegamos, subimos a departamento de Jin y él me preparó una extraña malteada blanca y me la dio en un vaso. 

-Tómatela.

Lo miré recelosa.

-Si algo he aprendido de tía, es hacer remedios caseros para todo, anda. Se te quitará ese horrible dolor de cabeza.

Le di un sorbo pequeño al vaso y luego le abrí paso a un trago más granade, hasta que divisé el fondo del cristal del vaso.

Aquello no sabía tan mal.

-Perfecto- sonrió Jin -¿Qué vas a hacer ahora?

-Mis maletas. Entre más pronto acabe todo, mejor.

Él suspiró con pesar. Luego soltó una risita y meneó la cabeza.

-Tú te atreviste a hacer lo que nunca pude hacer yo. ¿Qué hubiera pasado si hubiese sido yo él que hubiera robado un beso tuyo?

-Supongo que no me estuviera yendo ahora. Pero dicen que las cosas suceden por una razón.

-Sí, ahora yo tengo a Ale y...

-Y yo regreso a California.

Ambos nos quedamos en silencio.

-Me tengo que ir, Jin. Gracias... por todo- dije desde lo más profundo de mi corazón.

-No agradezcas, para mí ha sido todo un placer conocerte, mi princesa- sonrió.

-No nos despidamos aun. Te veo más tarde- sonreí y salí de su departamento hacía el mío.

Cuando entré me dejé caer sobre el suelo y parecía como si las ganas de llorar no acabaran jamás.

Me levanté cansada, pero al menos evitando a toda costa derramar una sola lágrima más. Me dirigí a mi habitación y saqué mi par de maletas lilas que había traído conmigo, luego comencé a llenarlas con mi ropa, objetos y todo lo que me pertenecía.


ᴇʟ ᴍᴀɴᴜᴀʟ ᴅᴇ ʟᴏ ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴏ  [ᴊᴇᴏɴ ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora