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Por la tarde platiqué con Ale y le conté las buenas nuevas, evitando decirle el plan que había debajo de estas. Además, ella me lo ponía muy fácil, ya que procuraba no hablar de Jungkook. Me contó sobre lo bien que iba su relación con Jin y que él me mandaba saludos, luego cosas variadas que ocuparon el resto de la conversación.

Yo debía de mantener la farsa, hacerle creer a las personas a mi alrededor que esto no era para mí, sino por el placer del trabajo bien compensado y no una esperanza a mi locura.

El viernes llegó pronto, a pesar de mi desvarío por el tiempo. Veía como acomodaban las fotografías en la pared, tratando de encontrar la manera de que se vieran elegantes y perfectas. Pero para mí ya lo eran. Me mordí las uñas con nerviosismo y luego vi a Daniel hablando con Boyne en la otra esquina, mientras le mostraba unos papeles y el señor asentía.

Faltaba menos de un par de horas para que las puertas se abrieran y la gente pasara. Puse mi atención hacía el lado izquierdo de donde estaba parada y miré a los meseros acomodar los aperitivos en distintas bandejas para poder servirlos. A pesar de que todo era una situación distinta a otra, mi mente no dejaba de volar en torno a una sola cosa que tenía nombre propio.

No es que tuviera la esperanza de que él apareciera justo aquí. Pero al menos que me buscara luego, que supiera que estaba cerca de aquí, que supiera que lo necesitaba. Vi a Dani acercarse a mí y le sonreí nerviosa.

-En un momento empezará todo, ¿estás lista? Hay mucha gente que desea entrar.

-Estoy nerviosa, es la cosa que más quería cuando comencé a trabajar en esto y ahora ya está aquí.

-Los sueños se cumplen. ¿O lo dudas?

-Te contesto luego. ¿Qué te dijo Boyne?- pregunté cuando lo vi salir por la puerta giratoria, además de querer cambiar de tema.

-Oh, tiene que irse, pero me dijo que le diera un reporte de cómo había resultado todo. Él también está emocionado y ansioso. Ah, y quiere que pruebes los bocadillos.

-¿Boyne quiere eso?- pregunté extrañada.

-No, en realidad el que quiere eso soy yo, relájate, ____. Vamos- me tomó del brazo y me llevó hasta donde los mozos acomodaban las charolas.

Comí con ansias un par de aperitivos. Pronto llegó la hora, el reloj marcó las 11 de la mañana del viernes 31 de enero, las puertas se abrieron y gente comenzó a entrar, volteando sus cabezas a cada foto que veían y dirigiéndose a ellas. Me di media vuelta y cerré los ojos, yéndome a sentar a otro lugar porque no quería ver la cara de las personas al mirar las fotografías, no deseaba saber qué pensaban, qué se les ocurría. En ese momento, me arrepentí ve haber dicho sí.

Así pasaron 40 minutos de las dos horas que se había predestinado para la exposición. Cuarenta largos y tormentosos minutos de ver (aunque yo no haya querido y haya hecho casi todo por evitarlo) el rostro de las personas que sonreían y movían sus cabezas en forma de asentimiento y fascinación al contemplar las fotografías que habían sido tomadas por mí. "Manuale del proibito"  estaba siendo un éxito que a la gente le gustaba por encontrar inspiración en aquellas imagenes, algunas en blanco y negro y otras a color.

Alguien me tocó el hombro y el corazón se me paró por un segundo. Me giré sobre mis talones y una chica de ojos grises me sonrió. El corazón volvió a su ritmo normal, decepcionado.

-Disculpa, ¿tú eres la autora?- me preguntó, mientras en su mano sostenía una libreta.

-Sí, soy yo- le devolví la sonrisa que me había dado.

-Hola, soy Nicole Robert y trabajo para el periódico- me ofreció la mano en saludo de presentación y yo la tomé -Debes sentirte orgullosa de que tus fotografías estén fascinando a todo el que entra por esa puerta y las ve, ¿no es así?

-Vaya, gracias- dije algo apenada.

-En lo personal, a mí me han encantado, pero ¿podrías decirme por qué el título? ¿italiano, verdad?

-Así es. Manual de lo prohibido- dije sintiéndome repentinamente incómoda al no haber visto esto en el plan.

-¿Y por qué?

-Bueno...- tartamudeé, no iba a darle una explicación extensa ni platicar mi visa, sólo dije lo primero que se me vino a la mente al pensar en Jungkook -¿Alguna vez has deseado algo prohibido? Como si esa cosa estuviera en la lista de "no toques, no quieras, no mires" pero que cada momento te incita más y más a... tenerlo.

Ella miró al rededor después de lo que yo le había dicho y miró todas las fotografías de forma rápida. Después me sonrió.

-Ya entiendo. Todo tu conjunto de fotografías forman un manual de una sola cosa prohibida, ¿verdad?

Me sorprendí de que ella realmente haya entendido.

-Así es.

-Gracias por responderme- me volvió a sonreír y darme la mano -Ha sido un placer conocerte.

-Igualmente- respondí y luego la vi alejarse haciendo anotaciones en su libreta.

Me quedé parada en el mismo lugar por un par de minutos, viendo hacía donde la chica se había ido, divagando en mis pensamientos y luego de reaccionar di un suspiró. 

-Credo di essere il manuale del prohibito. (creo que yo soy el manual de lo prohibido)

Mi corazón latió con una fuerza devastadora y luego colapsó de repente de forma teatral. Giré desorientada mirando de aquí para allá a fin de encontrar al dueño de esa voz, sin saber si era sólo una fantasía en mi cabeza o una alucinación de mi mente.

Pero allí estaba, incluso más hermoso que una proyección de mi cabeza, sonriéndome nervioso. ¡Era él! Las piernas perdieron su equilibrio y me temblaron, me quedé estática. Me llevé la mano al pecho, sólo para confirmar que mi corazón latía, porque yo sentía que había explotado dentro. No me percaté del momento exacto en que mis lágrimas se desbordaron, ya que la vista se me nubló y todo se volvió sólo siluetas borrosas. ¿Estaba respirando? Me obligué a recordar como se hacía porque verdaderamente el aire había dejado de entrar a mis pulmones, me limpié las lágrimas, quería seguirlo viendo. Entonces volví a verlo, su hermoso y bello rostro lucía preocupado y la intranquilidad pintó cada una de sus facciones.

-¿Jeon Jungkook?- la voz femenina de una chica partió la escena pero no retiré mi vista empañada de Jungkook , por temor a que desapareciera como si hubiese sido sólo una ilusión.

Jungkook miró a la chica y los ojos se le abrieron de par en par, desprendiendo un fulgor desconocido.

-Hana...-musitó sorprendido.

Y eso fue todo, perdí la conciencia porque ya no resistí tener piernas de gelatina y no podía ya obligar a mis pulmones a respirar. ¿Caí al suelo? ¿alguien me sujetó? Qué más daba, ya no contaba con la percepción de nada.

ᴇʟ ᴍᴀɴᴜᴀʟ ᴅᴇ ʟᴏ ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴏ  [ᴊᴇᴏɴ ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora