Capítulo 24: 《El salseo presente》.

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Rubius y yo, seguíamos en el parque. Hasta que recibi un mensaje de mi madre. No me dio nada de felicidad, no he sabido de ella pero me importaba un carajo.

____. ¿Eres tonta? Si. Necesito que vengas ya a casa,  tienes que cuidar algo. Te explicaré en una carta. Ahora,  ven acá. Pedazo de estúpida.

Que desagrado, saber que es mi madre. Sé que parezco bipolar, pero no lo soy. Se que es una enfermedad y no la tengo. Solo que la gente me enoja, me entristece y algunas me ponen feliz... Rubén, hola. No quería irme de él,  pero le tenía temor a mi madre. 

____: Oye, Rubius. Mira, mi madre quiere que vaya a casa. Por algo. No sé que sea. Pero desafortunadamente tengo que marchar. -hice una mueca-.

Rubius: No te preocupes.  Si quieres yo te acompaño. -sonrió-.

____: Muchas gracias, mi casa esta a cuatro calles de aquí.  Podemos ir caminando si quieres. -le sonreí-.

Rubius: Claro.

Fuimos caminando, Rubius me hacía bromas muy graciosas. Creo que en lo primero que me había fijado en el es su forma de ser. En eso.  Rápido. Habíamos llegado rápido.  La sonrisa que había dejado en mi cara Rubius,  había desaparecido.  Mi casa era un horror. No quería ver a mi madre.

Rubius: Mira,  mi Mahe me ha dejado un mensaje. Quiere que lo vaya a ver. Me sigue amando. -hizo una cara de vencedor-.

____: Jajaja, me da gusto.  -reí-. Pues gracias por haberme traído. Me la he pasado muy muy bien.

Rubius: No hay de que. Yo flipé con este día.  Demasiado. 

____: Jaja. Igual yo...

Los  dos estabamos muy cerca.  El me miro a los ojos y yo a él. Estabamos tan juntos que los labios nos miramos. Su mirada. Bonitos ojos verdes Como decía el; había salseo. Salseo del bueno.  Hasta que le di un beso en la mejilla, de despedida.  Nos dimos un abrazo.

Y una sonrisa salio de nuestros labios. Fue como de película.

Rubius:  Adiós,  ___. Sabes que te quiero.  Y mucho. -me guiño el ojo-.

_____: Yo...yo más.  -le sonreí-.

Rubius: Bye. ¡Nos vemos el viernes!-Me grito mientras movia la mano y  se iba alejando-.

Ya no lo vi más.  Entre a la casa, rogando que mi mamá no lo hubiera visto, pero no había nadie.  ¿Tanto para que no estuviera? Ah, si. Me dejo una carta.
Quiero que limpies todo.  Tu padre esta a punto de saber lo que viste hace una semana.  Y tendré que irme hoy en la tarde; me está buscando.  Así que cuando llegue le dices que yo limpie la casa. Tienes que hacerlo. Adiós.

Ahora tenía que limpiar todo y también tenía tarea. Mierda. Comencé a limpiar todo lo que se me ponía en frente. Entre a la habitación de mi madre, lo último que me faltaba era acomodar unas cosas de su habitación.  Hasta que me encontre una foto de mi tía.  Como la necesitaba...  Quería contarle todo lo que me ha ocurrido estas semanas. Abrace la fotografía. Y una pequeña lágrima cayo en mi mejilla. Pero no lloraria, no lo haría. Fui corriendo hasta mi habitación y la guarde muy bien, de todas formas mi mamá nunca quiso a su hermana. Seguí acomodando y termine. Tome una baño y me puse la pijama ya era noche. Hice mi tarea, no con muchas ganas. Cuando acabe fui al baño lave mis dientes. Joder, había tomado en el starbucks. Éstos días no he comido,  y me hace bien.  Así adelgazó.  Pero hoy la cague, salí del baño con la promesa de que no volvería a comer nada.

Cuando volví a mi habitación, vino a mi mente lo que había pasado unas horas antes. Rubén y yo. Esta vez, no pensé en nadie. Más que en el y yo. Se que el no esta enamorado de mi, ni siquiera le gusto, me entristece.  Pero eso que paso,  no lo olvidaré.  Fue especial y a pesar de todo me hizo feliz, no sé...

*Día siguiente*....

Pegue un brinco. La puta alarma molestandome otra vez. Entre al baño, lave mis dientes y luego entré a la regadera mojandome toda. Hice lo de siempre y salí con una toalla enrollada en mi cuerpo y otra en el cabello.  Saque mis bragas y un brasier. Luego me puse un conjunto rojo oscuro muy hipster.  Si Rubius me viera, se estuviera cagando de risa. Hice una sonrisa al recordarlo.

Seque mi cabello y lo cepille bien. Hasta sacar rizos castaños de el. Alce mis pestañas para que mis ojos se hicieran notar más y me puse un poco de brillo. No me gustaba ponerme maquillaje a diario.  Me puse unos vans rojos y salí de mi habitación con mi mochila y mi móvil.  El cigarrillo de ayer me relajo, no me afecta si me fumo otro-pensé-.

Al bajar encontre a mi padre viendo el periódico.  Se dio cuenta de mi presencia y lo ignore.

Jorge: ¿Quién limpio la casa? -Me miró-.

Recordé la nota de mi madre. Hija de puta.  Se lleva todo el crédito.  Ella no hizo nada. Pero tengo que decirle que fue ella porque si no se enterara que no le dije a mi padre. 

____: Fue mi madre. -tragué seco-.

Jorge: Maldita. Le ha quedado bien. Eso me gusta. ¿Sabes a dónde fue? -alzó las cejas-.

_____: No. No me dijo nada.

Jorge: Ok. Si llegas a saber algo de ella, dime.

____: Si...

Jorge: Pues bueno. ¿No tienes que ir a la escuela? Anda, niñata.  Ve. -gritó-.

____: Adiós.  -Salí rápido de ahí-.

Estaba creyendo que mi padre ya sabía sobre lo de mi madre. Eso no sería bueno, ya que me meterán en su problema.

Llegue al colegio y me miro Ana. No tenía ganas de hablarle.  No la odio pero creo que si es mi mejor amiga debio de haberme dicho algo, después de todo sabía lo que me pasaba con Laura. Esos celos que le tuve cuando la vi en el vídeo. Ella no puede saber lo que me dijo Laura. No me creería y no quiero imaginar que más pasaría.  Solo de pensarlo me da escalofrío. Ana corrió a mi. Me contaría su salida con Laura y no me agradaría mucho.

La Suicida. [Rubius y tú]. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora