Capítulo 26

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Creo que escuché mal. Sí, estoy ofuscado, confundido, no entendí bien la respuesta de Serenity.

- Diamante, de... déjame explicarte - está nerviosa y tartamudea - ¿Diamante? Háblame por favor - siento su respiración cerca - me toma del brazo, luego se retira - por favor - me ruega.

- ¿Me estás engañando con él? - mi voz resuena en la biblioteca.

- ¿Que? ¡Claro que no! - chilla.

- ¿Me quieres decir entonces - subo la voz a cada palabra - porqué demonios NO ME DIJISTE QUE TE HABÍA LLAMADO? - golpeo el escritorio colérico.

- ¡Porque no tenía importancia y porque sabía que iba a provocar esto! - grita llorando.

- ¿Enserio? Pues creo que mi reacción no hubiere sido tan exagerada si me lo hubieras dicho - vuelvo a gritar - Seguro eh tenido la cara de idiota cuando me lo ha dicho Esmeralda.

- Diamante, déjame explicarte por favor - ruega.

-¿Por favor? - pregunto con sarcasmo - Por favor me pediste que corriera a Esmeralda, seguro tenías miedo de que me dijera lo que pasaba - chasqueo la lengua - seguro no es la primera vez que te llama ¿No es así? Dime - vuelvo a acertar un golpe al escritorio.

- Cálmate, te estás lastimando - llora.

- Me estás lastimando más tú con tus mentiras.

- No te he mentido, solo omití la llamada.

- Omitir y mentir para mí es lo mismo, dime ¿Que quería? ¿Invitarte a salir otra vez? ¿Declararte su amor? ¿Saber si ya me habías dejado? - estoy como
loco. Me siento poseído por los celos - ¿Porque me lo ocultaste?

- Ya te lo dije, porque no quería que te pusiera así, solo habló para saludarme. Eso es todo - me toca la mano, la alejo.

- Y si fue una llamada tan simple, no veo la razón de ocultármelo - respiro profundamente y cuento hasta mil. No puedo creer todo lo que está pasando.

- Diamante, por favor, perdóname, no debí ocultarlo, tienes razón, por favor - solloza. Nuevamente trata de acercarse a mi, pero se lo impido.

- Serena, déjame por favor.

- ¿Serena? ¿Ahora soy Serena? - pregunta indignada - Y no me voy a ir de aquí hasta que arreglemos esto - sentencia.

Escucho que se mueve, se sienta en la silla que está frente a mí.

Grito desesperado. Me cubro la cara. El escozor de mis ojos anuncia mis lagrimas. Estoy enojado, herido, me siento como un estúpido.

- ¿Que más me has ocultado?

- Nada, lo juro - suena muy constipada, sigue llorando.

- ¿Tienes idea de cómo me siento?

- Puedo imaginarlo, pero no es lo que tú estás pensado.

- ¿Entonces qué es? - me derrumbo. Un extremo dolor se ha alojado en mis ojos y en mi corazón.

- Elijah únicamente me llamó para saludar, preguntó que cómo estaba, me dijo que se iba a Ohio, que ojalá en algún momento nos volviéramos a ver.

- ¿Y tú que respondiste? - cabizbajo pregunto.

- Que estaba bien, que era feliz contigo, y le deseé buen viaje. No seguí su comentario de volver a vernos, te lo juro.

- ¿Me lo juras? - respiro pesadamente. ¿Cómo creer en lo que dice?

- Te lo juro - escucho que se pone de pie, camina hacia a mí. Me toca el hombro con cautela - Diamante, te amo, te amo más que a nada en este mundo, jamás haría algo para lastimarte, no desconfíes de mí por favor - Se sube a horcajadas sobre mí. No digo nada, no puedo - perdóname por favor, no quise lastimarte - toma mi rostro en sus manos - créeme no pasó ni pasará nada, a mi también me intrigó su llamada, pero te juro que sólo fue eso, por favor, ¿dime que me crees? - me da pequeños besos en la boca.

No sé qué responder. Estoy muy enojado, sé que tal vez mi reacción no ha sido la correcta pero me enerva saber que Elijah no ha entendido que Serenity es mi mujer.

- Te amo Diamante, por favor, dime algo - posa su frente junto a la mía - te amo, te amo.

- Yo... yo también te amo - En un impulso de rabia la beso, pero no es un beso amoroso ni tranquilo, es un beso demandante, exigente, apasionado, brusco. Introduzco mi lengua sin su permiso y la devoro. La sujeto del pelo y la acercó más a mí. Estoy furioso pero solo ella puede calamar esta sensación.

Me sujeta del cuello y comienzo a sentir un vaivén con sus caderas, su respiración se acelera. Bajo mis manos y la presiono más contra mi creciente erección. Le encajo los dedos en la cadera y ella se queja, la estoy lastimando pero no puedo evitarlo. Estoy hirviendo de deseo posesivo. Quiero estar dentro de ella y sentir que es solo mía, mía y de nadie más.

Me pongo de pie con ella y la dejo caer sobre el escritorio. Subo mis manos hasta su cabello, lo hago aun lado y le beso el cuello, lamo, succiono y muerdo. Mi furia compite con el sentimiento de deseo. Recorro con mis manos su cuerpo y ella vibra, gime. Con manos hábiles desabrocha mi camisa y me acaricia el pecho, luego baja hasta el pantalón y lo desabrocha, introduce su mano y presiona. Jadeo fuerte, mi cuerpo reacciona por su sola presciencia, la deseo, necesito tomarla aquí mismo.

Busco el inicio de su blusa y jalo fuerte, los botones salen volando. Tomo sus pechos, los presiono fuerte, ella se arquea, lo disfruta. El bra está apunto de correr la misma suerte que los botones, pero ella lo desabrocha, toma mi mano y la coloca nuevamente en un pecho, presiona mi mano con la suya, está sumamente excita y yo me muero por sentirme dentro. Introduzco uno en mi boca, los succiono, lo devoro, lo muerdo. Ella grita pero es una mezcla de placer y dolor.

Me siento una bestia por como la estoy tratando pero no puedo evitarlo. Se levanta la falda y se saca las pantis, vuelve su mano a mi miembro y me masturba, lo saca del pantalón y se acomoda en el escritorio, me acerca de las caderas con las piernas y  lo introduce. Estoy colapsando, sentirme dentro de ella es maravilloso, quiero poseerla, quiero sentirla mía. Ambos gemimos al contacto. La tomó nuevamente de las caderas con fuerza y la sostengo así para que no mueva. Entro y salgo a mi placer, la embisto fuerte, ella gime muy alto.

Estoy tan enojado que no puedo encontrar saciedad más que en esto. La amo, la amo con locura, la amo con un amor posesivo, la amo de una manera que jamás imaginé. Saber que alguien más puede tenerla, que alguien la puede alejar de mí, hace que pierda la razón. Pensar en que me mienta o me engañe me trastorna hasta la locura. La estoy poseyendo frenéticamente, busca mi boca y ahora ella es quien la devora. Sabe cómo me siento, quiere calmar mi furia, lo sé. Me sujeta fuerte del pelo, sabe que lo necesito. Me besa enloquecidamente mientras yo sigo envistiéndola como poseído.

Minutos más tarde ambos llegamos al clímax. Su espalda se arquea y pronuncia fuerte mi nombre mientras una oleada de sensaciones la inundan. Yo me corro dentro de ella con una última gran embestida y con un rugido me dejo caer sobre su pecho.
El dolor por la mentira apenas a encontrado un poco de paz.
Me toma unos minutos recomponerme, a ella también.

Salgo de ella y siento como con un pañuelo me limpia, no digo nada pero se lo agradezco.

Abrocho mi pantalón y escucho como ella se acomoda la ropa. También está callada.

Voy a irme, pero antes de que lo haga, me jala del cuello de la camisa.

- Espera... Diamante... Te amo.

- No quiero hablar ahora - respondo secamente y me voy dejándola sola.

𝕰𝖑 𝕴𝖓𝖋𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝕯𝖊 𝕯𝖎𝖆𝖒𝖆𝖓𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora