Capítulo 35

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Siempre dicen que después de la tormenta viene la calma, pero en mi caso fue al revés.

- ¡Ahg! - un quejido de Serenity me alarmó.

- ¿Qué pasa amor? ¿Qué tienes? - Tengo miedo. Miro su rostro y parece palidecer a cada momento, mientras continúa quejándose. No responde.

- Serena... - le grita la doctora, pero se ha quedado inconsciente.

- ¿Que está pasando? - grito - Serenity... Amor, abre los ojos - le ruego, estoy invadido por el miedo.

- Ven, llévate a la niña a la incubadora... - le dice a una mujer de pelo negro y largo. Ella la toma entre sus brazos y la mete en una cajita de plástico, luego comienza a conectarle unos aparatos.

¿Que está pasando? Mi hija... Serenity... siento que todo corre muy rápido.

Estoy tan conmocionado que quiero moverme del lugar en donde estoy pero no puedo. Healer se acerca a mi mujer y la revisa.

- El sangrado a vuelto - veo que quita una sábana manchada completamente de sangre. Mis ojos se abren hasta un punto inexplicable.

- Healer ¿que le está pasando a Serenity? - grito como loco. Veo a mi mujer y ya tiene los labios morados.

- Diamante, la hemorragia volvió, tengo que abrir y ver de donde proviene... - ni siquiera me mira, se pone de pie y todo el personal ya está a su lado, comienza a mover a Serenity para que quede totalmente acostada. Alguien  pone oxígeno en su cara y le coloca otros implementes en el cuerpo.

- ¡Dos litros de sangre rápido... está perdiendo mucha sangre! - a la orden de Healer una mujer llama a algún lugar y pide la sangre.

- Rápido, bisturí... - voltea y me mira - sáquenlo  de aquí- grita a una enfermera y ella me jala del brazo.

No comprendo ¿En qué momento todo cambio? El shock emocional en el que me encuentro es indescifrable. Camino como zombie jalado por la enferma mientras veo como Healer se prepara para abrir el vientre de Serenity, luego, mi pequeña niña en una cajita conectada a varios aparatos.

¡Dios! ¡No quiero perderlas! lloro, lloro mientras la enfermera me saca del quirófano y me lleva hasta la sala de espera.

De pronto salgo de mi alertagamiento y me suelto bruscamente de la enfermera.

- ¡Quiero volver, necesito ver a mi mujer y a mi hija! - grito en un estado desquiciado.

- ¡Lo siento pero no puede! - también ella levanta la voz - la Doctora está haciendo todo lo posible por detener la hemorragia, se lo aseguro. Tiene que quedarse aquí, le prometo que lo mantendré informado - se da media vuelta y se va.

Los gritos hacen llegar a Mina, Seiya y Zafiro.

- Hermano ¿qué pasó? ¿por qué gritas?- pregunta Zafiro.

Estoy de espaldas a ellos, no quiero verlos, estoy triste, enojado, asustado... todos los sentimientos negativos se agolpan en mí en un segundo.

- ¿Cómo está Serena? - ahora es Mina quien pregunta temerosa.

Camino de un lado a otro sin responder, me tomo del pelo y lo jalo exasperado, me siento atado de manos por no poder ayudar a mi mujer mientras está allá adentro desangrándose.

- ¡Diamante! - Seiya me toma del brazo y hace que voltee a verlos.

Cruzo mirada con todos ellos.

- ¿Hermano? - la expresión de Zafiro es de una sorpresa total- ¿Puedes ver? - no sale del asombro.

- Si.

𝕰𝖑 𝕴𝖓𝖋𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝕯𝖊 𝕯𝖎𝖆𝖒𝖆𝖓𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora