𝕰𝖑 𝕴𝖓𝖋𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝕯𝖊 𝕯𝖎𝖆𝖒𝖆𝖓𝖙𝖊

Capítulo 57

- Diam ¡No sabes que gusto me da verte despierto!

Zafiro entra por la puerta sonriente, el pobre también estaba muy preocupado.

- A mi también me da mucho gusto volver a verte...

Me acomodo un poco en la cama. La enfermera aún no vienen a ponerme los medicamentos y siento como la herida arde.

Mi hermano ve mi gesto.

- ¿Te duele mucho?

- Soportable...

- ¡Voy a llamar al doctor! - se mueve para irse.

- No espera... primero necesito preguntarte algo. - lo detengo del brazo.

Se detiene.

- Te escucho...

- ¿Dime que pasó después de que Esmeralda me disparara?

- Llegó la policía y la arrestó, yo llegue momentos después, cuando la sacaban detenida.

- ¿Qué más pasó?

- Si te digo no me lo crees... estaba llorando inconsolable. Cuando la vi tuve ganas de matarla, te lo juro -hace un gesto de asco y coraje - Afortunadamente Amy está bien, ya rindió su declaración.

- Que bueno que lo de Amy no fue de cuidado... Pobre Dárien, el susto que se habrá llevado.

- En comparación con lo que vivió Serena, te juro que no es nada. Cuando yo llegué los paramédicos te estaban atendiendo, pero luego te dio un paro cardíaco, ella estaba inconsolable. Pensamos que te habíamos perdido... - termina con pesadez.

- ¡Pero aquí estoy, eso es lo importante!

- Sí, lo sé, pero fue horrible verte tirado lleno de sangre.

- ¿Que pasará con Esmeralda?

- Pues el fiscal estaba esperando que despertaras para tomar tu declaración, la acusaran de intento de secuestro e intento de homicidio, lesiones y asociación delictuosa.

- ¿Quienes eran esos tipos que estaban con ella?

- Los matones de Kenji Hino ¿Sabes quien es? Un tipo sin escrúpulos, que se dedica a traficar narcóticos, seguro él fue el que le dio la drogas la vez pasada... bueno el caso es que el hombre ese tenía sus amoríos con ella. Él pagó la multa y la reparación del daño, por eso salió. - hace un gesto de satisfacción - pero te juro que ahora no saldrá nunca.

- ¿Y como supieron del hombre?

- Ella lo confesó todo, dijo que al ver como te desangrabas frente a ella, fue lo peor que le pudo haber pasado... - levanta una ceja - según ella te ama tanto que temió que murieras.

- ¡Sí claro! - me río pero luego me quejo por el esfuerzo.

- Tranquilo, tranquilo... deja llamo al doctor - otra vez quiere irse y yo intento detenerlo.

- Espera...

- Nada de esperar... ya habrá tiempo de que sigamos hablando, primero tú salud...

Se aleja y sale de la habitación.

Jamás pensé que Esmeralda fuera capaz de todas estas cosas, hasta donde llegó por su obsesión, terminó arruinándose la vida.

Estoy ensimismado en mis pensamientos cuando la puerta se vuelve a abrir y entra Zaf con una enfermera. Se acerca a mí y saca una jeringa de su bolsillo, la pone en el suero y luego checa mis signos vitales.

- Señor Black, con lo que le puse se sentirá mejor, pero no se esfuerce. Posiblemente le cause adormecimiento, así que tranquilo.

- Gracias - Respiro profundamente, el dolor ya era bastante.