Capítulo 59

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Ha pasado ya tanto tiempo desde aquella primera vez que entramos en esta casa. 

Camino a paso lento desde la entrada mientras los recuerdos se agolpan en mi cabeza.

- ¿Qué haces? - una voz conocida me saca de mis pensamientos.

- ¿Qué pregunta es esa?

- Pues una pregunta... - arruga el entrecejo - pero no te salgas por la tangente ¿Qué haces?

- ¿Acaso no puedo recorrer mi casa?

- Claro que puedes, pero sabes que debes de ir siempre en compañía...

- Pensé que estabas ocupado - ignoro la llamada de atención y sigo caminando - no me gusta ser una molestia.

- Espera... déjame acompañarte... - me toma del brazo y comienza a caminar conmigo - ¿a dónde quieres ir? y sabes que jamás serás una molestia, al contrario...

- Quiero ir al jardín - lo veo de reojo mientras caminamos - hace días que no vienes a verme, supongo que ya no tienes tiempo...

- Los asuntos de la universidad me tienen muy atareado, es por eso que no he podido venir en estos días, pero sabes que me encanta pasar los días aquí...

Sonrío.

- Y a mí me gusta verte... a veces se siente tan sola la casa... - suspiro. Hemos llegado a una mesita con sombrilla al centro del jardín, junto a la piscina.

- Siéntate -me ayuda y luego se sienta a mi lado - me imagino que antes todo era algarabia, pero sabes que todos algún día tenemos que crecer... - hace una pausa mientras su mirada se pierde en el fondo de la alberca - necesito tu consejo - finaliza aún sin mirarme.

- ¿Qué te preocupa? - fijo la vista en él, es igual a su padre.

- No estoy seguro de seguir en la carrera... - responde dudoso y evita mirarme.

- Si no eres feliz ¡entonces déjala!

Me mira y abre mucho sus ojos azules.

- Sabes lo que dirá mi padre... ¡me matará!

Suelto una carcajada.

- ¡Claro que no lo hará! Es tu padre y te ama, y así como yo lo apoyé en todos las decisiones que tomó, el apoyará las tuyas - dejo de reír y esta vez me pongo serio. Coloco mi mano sobre su hombro - escúchame bien Will, él te ama y por encima de todas las cosas quiere que seas feliz, si la carrera no te gusta, busca otra o tómate un año para pensar bien que es lo que quieres estudiar, no olvides que es tu vida y puedes elegir, y deberías de hablarlo con él, sé que te escuchará y te entenderá, crié muy bien a mi hijo, te aseguro que no te decepcionará...

- ¡Muchas gracias abuelo! - se pone de pie, me abraza y yo le devuelvo el abrazo.

- Diam ¿por qué no me dijiste que querías salir? - la voz de mi mujer nos interrumpe.

Nos separamos.

- No sé dónde estabas... - me defiendo - además no me pasará nada si camino un poco por la casa.

- Pero ya no somos los de antes, necesitas compañía ¿y si te pasa algo? Además está tu corazón... - frunce el ceño, pero luego, al ver a Will sus ojos se iluminan.

- Mi pequeño ¿Hace cuánto llegaste? - se acerca a él y lo abraza por los hombros y le da un beso en la coronilla.

- Abuela, perdón por no avisarte que vendría, pero tuve un poco de tiempo y quise venir a saludarlos.

- Sabes que siempre serás bienvenido... - se aparta de él y lo observa fijamente - eres idéntico a tu padre - dice con ensoñación - lo extraño... - le acaricia el cabello.

𝕰𝖑 𝕴𝖓𝖋𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝕯𝖊 𝕯𝖎𝖆𝖒𝖆𝖓𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora