Capítulo 2

313 51 14
                                    

Parece que al menos mis gritos del otro día han tenido su recompensa, Seiya y Mina no se escuchan por ningún lado, ni siquiera Zafiro.
Hace tanto que no escucho silencio en esta casa, casi desde que a los tres se les ocurrió venir a vivir aquí.
Recuerdo cómo escuché la mudanza, trabajadores iban y venían, parecía que en lugar de tres eran veinte los que se mudaban... Si no fuera porque conozco a Seiya desde pequeños, ya lo hubiere corrido de mi casa desde que llegó. No entiendo porque insisten en querer estar aquí, deberían dejarme solo...
Y cuando por fin gozo de la soledad de mi habitación, de nuevo los ruidos.

-Diamante ¿puedo pasar? - Seiya toca a mi puerta.

-¿Qué quieres? - grito. Estoy tirado
de espaldas en la cama. Da lo mismo con los ojos cerrados o abiertos, no veo nada.

-Hay algo que quiero decirte, bueno más bien algo que queremos decirte. - escucho los murmullos de Zafiro y Mina. El gusto por la soledad me ha durado muy poco.

-No quiero hablar con ustedes, se que están contigo Zafiro y tu esposa. ¡Déjenme en paz! - giro el cuerpo para quedar frente a la ventana de la habitación. Antes me gustaba dejar las cortinas corridas y ver cómo entraba la luz del amanecer por la ventana, mientras reflejaba el magnífico cuerpo desnudo de Star.
Sin mediar palabra entran los tres. Que fastidio.

- Se que odias oírnos y olernos ya que vernos no puedes. - argumenta Mina. Siempre tan imprudente.

- Mina por favor. - habla por fin Zafiro.

-Lo lamento. - se disculpa - Queremos decirte algo o más bien presentarte a alguien.

-No estoy para visitas. - Odio como me tratan y encima traen a otra persona para que se burle de mí y de mi ceguera. Seguro es muy entretenido para ellos tres.

-Ella no viene de visita. -comenta Seiya. Siento como se acerca a la cama y se sienta a mis pies.

- Me da igual, déjenme solo. - estoy empezando a perder los estribos.

-Diamante, Seiya y Mina se irán de luna de miel. - comienza Zafiro.

-¿Y quieres que los felicite o qué? - interrumpo.

-No Diamante, sabemos que no podrías felicitarnos ni aunque lo quisieras -  Mina ataca de nuevo.

-Mi amor por favor, déjame explicarme yo - Seiya interviene. - Amigo, después de lo que pasó, Mina y yo no pudimos tener una luna de miel y luego nos mudamos aquí y pues... en fin, el caso es que hemos decidido que nos hará bien salir y distraernos.

- Y yo tendré que viajar a Estados Unidos a ver cómo va el manejo de la Universidad. El rector me ha reportado algunas anomalías con las finanzas y tengo que ir a ver qué está pasado. -finaliza Zafiro.

- ¡Pues que les vaya muy bien a todos, al fin podré estar solo!. Gracias, ya se habían tardado en dejarme por fin - Suspiro ruidosamente y respondo con sarcasmo.

-En eso te equivocas querido hermano - escucho como Zafiro camina hacia la puerta de mi habitación y la abre. - pasa por favor. No tengas miedo, no muerde - suelta con sorna - Eso si, como ya te explicamos tiene muy mal humor pero nada que no se pueda remediar. - No se quien demonios entra a mi habitación y porqué Zafiro parece alegre. Escucho unos ligeros pasos y luego:

-Gracias.

La voz es de una mujer. Se escucha joven, puedo calcular 25 años. ¿Qué demonios hace una mujer en mi habitación?

-Diamante, te presento a Serena Tsukino. - la voz de Seiya me saca de mis pensamientos. No respondo.

-Diamante parece que tus padres no te educaron. Saluda a Serena, ella a partir de este momento será tu enfermera. - Lo que me dice Mina hace que me gire abruptamente y voltee hacia donde se supone que están todos - ¿Que has dicho? - gruño.

- Hermano, todos nos vamos y no puedes quedarte solo. Hemos contratado a Serena para que te cuide en nuestra ausencia. Así que, por favor, se educado y no la trates mal, ella no tiene la culpa de todo lo que hemos vivido.

- ¿Hemos vivido has dicho? ¿Tú que has vivido? Nada, absolutamente nada, lo único que te ha pasado es tener que cargar conmigo y eso es porque tú lo quieres, porque de ser por mí viviría solo. Así que hazme el favor de callarte, ¡aquí el que perdió al amor de su vida fui yo, el que se quedó ciego fui yo!. No me vengas con estupideses por favor. - La irá se a apoderado de mí.  ¿cómo se atreven a imponerme a una cuidadora como si fuera un niño de tres años? Malditos.

-Podrías calmarte por favor. Sabes que no puedes estar solo. Apenas sales de esta habitación, no conoces bien  el resto de la casa. -argumenta Seiya, pero en lugar de calmarme hace que me enoje más.

- ¿Cómo que no conozco esta casa? Esta casa es mía, ustedes son los que están aquí sin ser invitados.

-Se refiere a que hace mucho que no bajas a la sala o paseas por el jardín. No puedes ubicar donde están las cosas ahora. - ese hermano mío está logrando que quiera aventarle el bastón en la cabezota.

-¡Bueno ya! - interviene Mina. - Nos vamos a ir los tres y Serena te cuidará mientras tanto, ella es enfermera y sabrá cómo atenderte. Para lo demás está el personal de servicio. No hay nada más que decir.

-Lárguense todos de mi habitación ahora mismo. No los quiero aquí. Y tú... - apunto a algún lado ya que no se donde está la tal Serena. - Vete, no eres bien recibida, no necesito que me cuiden - Con esas últimas palabras giro nuevamente en la cama y les doy la espalda.

Escucho sus pasos al salir, luego la puerta. Vuelvo a mi posición inicial de espaldas a la cama.  Me tallo los ojos, me duelen, necesito mi medicamento.  Me estiro hacia el buró y busco a tientas el frasco pero no lo encuentro. De pronto siento como alguien deposita el frasco en mi mano.  Paso del susto a la sorpresa y luego a la furia en solo una milésima de segundo.

-¡Que demonios!

-Tranquilo, estoy aquí para ayudarte.

𝕰𝖑 𝕴𝖓𝖋𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝕯𝖊 𝕯𝖎𝖆𝖒𝖆𝖓𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora