𝕰𝖑 𝕴𝖓𝖋𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝕯𝖊 𝕯𝖎𝖆𝖒𝖆𝖓𝖙𝖊

Capítulo 32

Hace una semana que les contamos a todos sobre nuestro bebé y todo parece felicidad en la casa.

Mina está más al pendiente de Serenity y yo se lo agradezco mucho. Ahora pasan las horas hablando de los bebés y dándose consejos una a la otra.

Zafiro va muy bien con todo lo de la nueva universidad, ya iniciaron clase y a viajado a Ohio para supervisar todo.

Seiya, es quien ahora se ha empeñado en ayudarme con las tareas que me ha dejado la terapeuta, dice que prefiere hacerlo él y dejar que Mina y Serenity gocen de sus embarazos.

La verdad es que me siento tranquilo y en paz, después de todo lo que hemos vivido en estos meses.

Estoy en la biblioteca, Seiya me ha dejado solo para que haga algunos ejercicios que me dejo la terapeuta, pero soy interrumpido por una empleada:

- Señor Black, lo llaman por teléfono - Estoy tan concentrado que me toma un segundo darme cuenta que la empleada ya está a mi lado.

- ¿Quien es? - pregunto mientras me pone el teléfono en la mano.

- La Señorita Esmeralda - ¿para que me llama? exhalo fuerte para contener el mal humor que ha comenzado a surgir en mí.

- Bien, puede retirarse - espero a escuchar la puerta cerrarse, luego pongo la bocina en mi oído.

- ¿Que necesitas Esmeralda? - trato de que mi tono demuestre que no me causa gracia que llame.

- Cariño ¿Cómo estas? ¿No te da gusto saber de mí?- su voz suena demasiado amistosa para mi gusto.

- Bien Esmeralda - y vuelvo a preguntar - ¿Que necesitas?

- Nada, solo llamaba para saludarte - algo se trae entre manos, lo puedo sentir.

- Pues ya me has saludado, gracias estoy bien, cuídate - estoy a punto de colgar la llamada cuando escucho que levanta la voz, sabe que voy a colgar.

- No me cuelgues por favor.

Inhalo y Exhalo. No tengo tiempo para estas cosas.

- ¿Qué quieres? - mi tono es muy, pero muy serio. Me estoy desesperando.

- Quiero felicitarte - ríe.

- ¿Por qué? si se puede saber. - me toco el puente de la nariz. Mi paciencia se está agotando.

- Pues porque ya me enteré que vas a ser papá - su comentario me descoloca por completo ¿cómo lo sabe?

- ¿Quien te lo dijo? - gruño.

- Me enteré por ahí - ríe nuevamente y yo me exalto más - Diamante...

No respondo.

- ¿Y si es tuyo? Digo, deberías de hacerle una prueba de ADN cuando nazca, no vaya a ser que críes a un hijo de otro hombre - sus últimas palabras hacen que me hierva la sangre.

Le doy un gran golpe al escritorio encolerizado ¿cómo se atreve? cuento hasta mil.

- Esmeralda, escúchame bien lo que te voy a decir, porque es la última vez que pienso hablar contigo. En primera, olvídate de llamar nuevamente a mi casa, segundo si te atreves a repetir lo que dijiste, te juro que lo pagarás muy caro, me olvidaré por completo que eres una mujer, y tercero, es mejor que te vayas despidiendo de la universidad, no quiero que tengas nada que ver en nuestras vidas. Suficiente daño has hecho.

- Pero Diamante, si te lo digo es por tu bien, ya te he dicho que yo te quiero y que no quiero que te vean la cara - su fingida indignación me molesta aún más.