Capítulo 5

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Después de lo que pasó con la enfermera he perdido aún más el apetito, por lo que no toco la cena. Me recuesto en la cama y comienzo a pensar en lo que he hecho. La verdad es que nunca he sido como la persona que soy ahora, hosco, frío, un maldito hijo de puta que lastima a la gente que quiere.

Cuando Star estaba conmigo era alguien totalmente distinto. Ayudaba a mis semejantes, trabajaba duro, luchaba por tener un patrimonio que ofrecerle a mi prometida, era feliz, siempre sonreía y trataba de hacer que los demás también sonrieran, pero ahora soy todo lo contrario. No sé porqué me comporté así con Serena, jamás hubiere pensado hacerle algo así a una mujer, ella solo quería ayudarme y yo me porté como un patán.

Mientras estoy sumido en mis pensamientos, comienzo a escuchar un sollozo. Pongo atención para saber de dónde viene. Me siento en la cama y busco mi bastón. Lo tomo, me pongo de pie y me dirijo a la puerta. Sigo oyéndolo, cada vez es más fuerte, abro y saco la cabeza. Los sollozos provienen de la habitación de al lado, en la que supuestamente está Serena. ¿está llorando por lo que hice? Entonces, lo que escuché fue real, su voz se rompió cuando hablaba conmigo. La hice sentir mal. Seguro la hice sentirse sucia al bañarme o quien sabe qué habrá pensado por cómo me comporté. Soy un imbécil, ella no tiene la culpa de nada de lo que me está pasando, pero por el modo en el que se comportó al principio, así, tan imprudente, burlona, soberbia... eso me enfureció, nadie además de mi familia me ha hablado así. Tenía que ponerle un alto de alguna manera, además debe entender que no es bien recibida en esta casa, al menos no, para ser mi niñera. Ella provocó mi reacción, ahora que se atenga a las consecuencias.

Cierro la puerta y vuelvo a mi cama. No hice bien pero ella tampoco. Y con ese último pensamiento me voy a dormir.

Al día siguiente la alarma comienza a sonar. Sé que son las ocho de la mañana pues Zafiro la programó para mí, dijo que así sabría cuando era de mañana. ¡Como si me importara saberlo!
De pronto la puerta se abre y huele a jazmín. Es ella.

-Buenos días señor Black - escucho que se dirige hacia mí y  hace un ruido extraño con la boca - supongo que tiene hambre ya que no probó su cena.

No respondo.

-Bien, aquí dejo el desayuno. ¿le ayudo o usted puede solo? - su tono de voz es débil, como si tuviera miedo ¿ahora me habla de usted?

-Puedo solo - respondo. ¿cómo fue que cambió tanto de un día para otro? Al menos sé que mis acciones tuvieron consecuencias y esas son buenas para mí. Veo que ya no tiene aire de suficiencia.

- Bien, ahora traigo su medicamento -sale de la habitación.
Al menos sé que ya no me molestará
más. Luego vuelve a entrar.

-Es mejor si se sienta para tomarse las pastillas - Sugiere. Luego me toma de la mano y me jala para sentarme. No digo nada, la verdad es que es muy temprano para discutir. Luego, abre el frasco, toma mi mano y me da una mientras en la otra coloca el vaso de agua. La trago.

-¿Me permite que le acerque el jugo o el café que le he traído? - su pregunta me desconcierta ¿por qué es tan amable y sumisa?

-¿Mi hermano ya se fue? - respondo con otra pregunta.

-Me parece que salió casi de madrugada. Seiya y Mina están alistando sus maletas para irse.

-Bien.

-Si no necesita mi ayuda lo dejaré solo, pero estaré al pendiente, solo llámeme.

De nuevo sale de la habitación y su olor se va con ella. ¿Qué demonios le pasa? Ahora es muy servicial y callada. En fin, eso es algo que a mí no me importa, de hecho es mejor para mí que siga así. Al menos así no me molestará.

Al cabo de unas horas he tomado mi desayuno y me he cambiado yo solo, como siempre. Afortunadamente aprendí a valerme por mi mismo y más a raíz de ese fatídico día, nunca me ha gustado que sientan lástima por mí.

Escucho voces fuera de mi cuarto. Parece que es la voz chillona de Mina y también la enfermera.

Me pongo de pie y con ayuda de mi mejor amigo me dirijo hacia la puerta. Otra vez oigo sollozos. Parece que vienen de Serena. ¡Caramba! Como le gusta llorar.

-Serenity por favor debes de calmarte. - ¿Serenity? - Te dije que era muy duro y frío, pero bueno, eso que hizo lo convierte en un hijo de ... - hace una pausa - En fin, debes de ser fuerte y no dejarlo ganar. Diamante no era así antes, pero después del accidente cambió radicalmente. Yo lo entiendo hasta cierto punto, el pobre perdió al amor de su vida, si yo perdiera a Seiya no sé qué haría, me volvería loca seguro.

- Lo sé, ya me lo explicaste pero es que ayer me recordó... - silencia sus palabras - fue tan fuerte. No pensé que fuera a comportarse así, de haber sabido no lo reto, te lo juro.

-Bueno, pues ya te diste cuenta de lo que es capaz, así que mejor vete con cuidado con él. Mira, sé que te pido mucho, pero por favor no lo abandones, en el fondo, muy, muy en el fondo, no es malo, solo está dolido con la vida. - Mina y su lengua larga- Tal vez tu compañía le ayude a aminorar ese dolor. Además, solo será un mes. Tranquila, ya verás que todo saldrá bien. - Serena suspira y parece que deja de llorar. ¿Por qué le dijo Serenity? ¿Qué no se llama Serena? Cuando parece que se retiran del pasillo, regreso a mi cama y pocos segundos después la puerta vuelve a abrirse.

-¿Ha terminado su desayuno? - se escucha como congestionada, supongo que es por llorar.

-Sí, ya puedes retirarlo - No quiero meter mi cuchara donde no me llaman pero la curiosidad me
mata.

-¿Por que Mina te dijo Serenity? ¿Tu nombre no es Serena?

-No sabía que le gustaba oír conversaciones ajenas - vuelve a la carga. Pensé que ya habíamos superado esta etapa.

-En efecto no. Pero, en todo caso, si no te gusta que escuchen lo que hablas deberías irte a otro lado a conversar y no precisamente afuera de mi habitación, pero no has respondido a mi pregunta.

-Lo tendré en consideración la siguiente vez que quiera hablar con Mina. Y, respondiendo a su pregunta mi nombre es Serenity Tsukino. Pero siempre me ha pareció presuntuoso así que prefiero que me digan Serena.

-Ya veo.

-¿Algo más en lo que le pueda ayudar? - Su tono de voz comienza a sonar insolente.

-No, de momento no. Bueno si... - hago una pausa - Primero, espero que Mina y tú dejen de hablar de mí como si no existiera o en todo caso no lo hagan donde yo escuché, es de muy mala educación. Segundo, si ayer fui grosero contigo, es porque tú te lo ganaste. Si no quieres que vuelva a pasar, no olvides el lugar que tienes en esta casa. Lugar que por supuesto yo no te he dado, me han impuesto tu presencia; entonces, para llevar la fiesta en paz, debes de respetarme y mantener tu distancia ¿estamos claros?

-Claro que si señor.

-Perfecto, ahora retírate. - Recoge la bandeja y sale.

𝕰𝖑 𝕴𝖓𝖋𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝕯𝖊 𝕯𝖎𝖆𝖒𝖆𝖓𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora