TRES MESES DESPUÉS
Clavé mi mirada en la tinta que sellaba por dentro de mi piel la forma de una mariposa y dejé escapar el aire de mis pulmones. Hoy no era un buen día, hacía tres meses para adelante no lo había sido, en realidad, pero este día marcaba un antes y un después en nuestras vidas.
Hoy era el funeral de los Davis.
Todos nos encontrábamos aquí presentes, delante de un montón de tierra con creciente césped encima donde bajo esta habían enterrado a los padres de Ingrid hacía dos meses atrás. A los dos juntos, con su amor y su cariño de la mano, y con la felicidad de su hija también. Ingrid estaba a mi lado, cogiéndome con fuerza la mano y llorando a más no poder mientras miraba ese punto crucial que de seguro jamás podría borrar de su memoria.
Incliné mi cuerpo hacía ella y automáticamente se me echó encima para abrazarme y desahogarse en mi hombro. La apreté con mis brazos como si de alguna manera eso pudiera hacer que dejara de sufrir y todo su dolor se me metiera dentro a mí. El problema es qué a mí ya no me cabía más.
El cura subido a un púlpito recitaba un sinfín de oraciones religiosas que yo no era capaz de escuchar.
—Tienes que dejarlos ir, cariño —dijo en voz baja Mike acercándose a Ingrid por el otro lado para intentar despegarla de mí y que lo abrazara a él, pero esta se negó rotundamente a hacer eso y se aferró a mí con uñas y garras.
Una mueca de disgusto se esparció por la expresión del rubio, pero intentó disimularlo mientras yo me disculpaba por ella.
Ingrid había cambiado mucho. Nada quedaba de aquella chica risueña, fiestera y esperanzadora con la vida. Ahora siempre estaba apagada y callada, solo conmigo conseguía abrirse, aunque la mayoría de las veces lo hacía por las noches, cuando todos dormían y nosotras dos nos quedábamos hasta las tantas charlando. Esa parte no había cambiado, aunque ciertamente nuestras conversaciones de ahora se resumían en llantos y lamentos.
Mis padres nos habían permitido tomarnos como un año sabático porque a mí los doctores me tenían terminantemente prohibido salir sola cinco días a la semana cuando hace tan solo tres meses había estado a punto de morir y ella se pasaba todos los días metida en la cama. Se las habían ingeniado para rellenar todo tipo de papeles y conseguir que siguiéramos incubando, o intentando superar, una depresión y la herida de un disparo y el desamor que me la había provocado.
Lo único que sé de esa noche es qué Ramón estaba bien. No lo había visto muchas veces pero las únicas secuelas que le habían quedado habían sido un par de moretones, que ya habían desaparecido completamente, y una tienda que remontar de arriba abajo. Al parecer todo el dinero que se iban a llevar esa noche lo habían dejado allí, no se llevaron ni un céntimo a pesar de qué cuando me sacaron de allí vi a esos dos hombres muy decididos a hacerlo.
No tenía ni idea de qué había ocurrido, y tampoco quería saberlo. Solo quería olvidar esa noche... y absolutamente todo.
Comencé a mover mi pie con impaciencia cuando el tiempo empezó a hacérseme demasiado lento y mi madre desde la otra punta del lugar me miró alertada junto a Axel, a su lado. Moví la cabeza para hacerle saber que no me pasaba nada. Desde que ocurrió todo eso se había vuelto demasiado asustadiza conmigo, casi obsesiva. Estaba alerta en todo momento y cualquier gesto o movimiento lo asociaba a qué me estaba pasando algo malo.
Mi relación con Axel últimamente se basaba en que él me pedía permiso antes de hacer cualquier cosa y depende lo que yo le dijera la hacía o no. En el fondo le agradecía haber estado tan atento conmigo y con Ingrid estos tres meses. Se había portado muy bien con nosotras, pero no olvidaba todo lo que me había hecho anteriormente. Y por eso mismo prefería mantener las distancias; porque sabía perfectamente sus intenciones y mi corazón estaba sujeto por una inestable tirita que yo misma me había puesto.
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Un perfecto verano © (Completa, en edición)
Ficção Adolescente¡AVISO! - YA PODÉIS VER EL BOOKTRAILER EN EL PRÓLOGO. Cuando me dieron la noticia de pasar un verano en el hotel de playa más lujoso de todo el país, lo único que se me pasó por la cabeza fue... Divertirme como hacía mucho que no lo hacía. Viajaría...