Aún no sé quién soy

Capítulo 15

—No puedo creer que me estés obligando a hacer esto, Anna —dije mientras me mordía las uñas con nervios.

—No te estoy obligando —dijo con indignación pero su sonrisa no se borró —. Un baile será divertido, solamente seremos nosotros, los chicos de baloncesto y los chicos de la universidad, es fácil, Maya, y te recuerdo que si todo sale bien, un diez te estará esperando en tus calificaciones.

Ella tenía razón, necesitaba hacerlo a cualquier costo, no estoy dispuesta a repetir el semestre y tampoco estoy dispuesta no tener los suficientes créditos para la universidad.

—Es sólo que no me imagino a Vince, Eric y Elías en el mismo salón —dije tratando de evitar a la cancha pues sé que ahí están todos.

Sé que Eric y Vince juegan en el mismo equipo, y en éste momento están entrenando, también sé que Elías juega para mi escuela, y de igual manera está entrenando. No hay manera de describir mis emociones, son una combinación de vergüenza, incomodidad y euforia, pero esa clase de euforia que sientes que te da taquicardia.

—¿Qué tiene de malo que estén todos juntos? —Anna preguntó confundida.

Si tan sólo supiera que Eric no puede saber qué soy amiga de Vince, si tan sólo supiera que no puedo ver a Elías y Vince en la misma habitación porque mis hormonas se vuelven locas...

—Eric no puede saber que conozco a Vince —le dije en voz baja.

Existía una pequeña, una muy pequeña, pero realmente mínima posibilidad, de que Eric sepa cual es el trabajo de Vince. Y puede ser posible porque estudian en el mismo lugar, van en el mismo equipo de baloncesto, y apuesto un centavo a que tienen más de un amigo en común.

—¿Por qué? —preguntó mirándome de brazos cruzados —. Vince es un chico normal y corriente, Maya. No será el fin del mundo si tu hermano se entera que te estás ligando a un chico de su universidad.

Mis mejillas se enrojecieron.

–No lo estoy ligando...

—Oh, vamos, amiga –me interrumpió usando un tono chistoso —. Parezco estúpida pero no lo soy... O tal vez sólo un poco.

Solté una pequeña carcajada que me alivió de tanto estrés que llevaba dentro, mi amiga se me unió después de un rato y tape mi boca para evitar que mi risa estruendosa

—¿De qué se ríen y porqué no me invitan al chiste? —una voz me obligó cerrar la boca.

Mi hermano estaba a mi lado mirándome con una sonrisa que no alcanzaba a tocar sus ojos pero realmente no sé porque. Parece como si algo le preocupara.

—Hola -saludé a mi hermano con un beso en la mejilla —. Ella es Anna, mi amiga.

—Hola —Eric saludo a Anna con un asentimiento de cabeza, después giro su mirada hasta mí —, ¿papá sabe que estás haciendo de asistente de tu maestro?

Giré los ojos al cielo.

—No es necesario que el se entere, lo tengo todo controlado, además, es la cuota que tengo que pagar por no poder hacer la clase —dije tratando de tranquilizarlo.

—No debes pagar ninguna cuota, Maya —dijo en tono elevado —. Sabes que podría detener esto en un chasquido...

—Eric, basta —lo detuve y el apretó la mandíbula —. No vas a hacer nada, ¿me escuchaste? —lo señale con el dedo —. Tengo todo bajo control, no es la gran cosa, necesito pasar la materia y no quiero hacerme enemiga del maestro.

Él se cruzó de brazos tratando de verse más rudo, y tal vez sí cambió de ser un chico amable a uno enfadado, pero a mí no me asustaba. Él era sólo dos años mayor que yo, pero yo solía ser la hermana mayor pues soy la más madura entre los dos. Eric siempre fue serio, recuerdo su carácter de cuando eramos pequeños y siempre fue celoso y sobre protector, supongo que con el paso del tiempo ese carácter sólo se reforzó.