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El Fuerte frío golpeaba mis mejillas como si un costal de box se tratase.
  Mi cabeza dolía, y mi cuerpo me respondía con dolor.

Al abrir los ojos observe un azul obscuro, un cielo estrellado con una luna que lo iluminaba más.

Sentí el aire más fuerte, y ahí supe que estaba arriba de una ave de arcilla, y que me cubría una capa negra con nubes rojas.
Me levante aún con dolor, y me mire hacia abajo donde hasta el frente estaba el maestro Sasori y Deidara caminando, supe que la capa era de él por qué no la traía.
Suspire, y con un pedazo que arranque del ave, lo arroje al cuello del rubio.

— ¿Pero que Mier..? ¡KIYOMI!

— ¡Hey! Senpai, ¿que me paso?

Le sonreí mientras veía cómo seguía haciendo presión a donde lo había golpeado.

— Al parecer tu chakra se gastó más de lo necesario. - habló el maestro - Te has  desmayado en segundos, una milésima más de chakra que gastarás, y la muerte te estaría recibiendo con los brazos abiertos.

El maestro Sasori era bueno para dar malas noticias, pues las suavizaba de una manera gentil.
Suspire con pesadez. Me sentí aliviada de que no pasara a mas.

— Señorita... - habló el maestro ahora con un tono más frío, Deidara se tensó y suspiró - Para evitar conflictos, debes decirme que hiciste para gastar de esa manera tu Chakra.

Un escalofrío me rodeo, y podía ver que sabía algo.
Suspire unos segundos, y me di la necesidad de agachar la mirada y girar hacia atrás para darles la espalda.
Me arrepentí en segundos.
Pues el cuerpo de esa persona a quien admiro tanto, yacía en la parte detrás del ave, desmayado y con heridas en su rostro.
Cubrí mi boca y una lagrima silenciosa resbaló, mi corazón latía con desesperación y dolor.
Sentí la pesada mirada del maestro y la decepción de mi Senpai.

— ¿Que has hecho mocosa?

Dijo Deidara sin mirarme.
Olvide todo lo demás y con un salto que di, baje del ave llegando frente a Deidara.
Mi mirada estaba baja, y ambos se habían detenido.

— Senpai... dije que no lo lastimaran.

Mi mirada estaba aún baja, y mi cabello cubrían mi cara.
No estaba siendo yo, mi respiración continuaba alterada, y mis manos sudaban, al levantar la mirada intentando usar mi Sharingan, fui detenida por una pinza, del maestro.

— ¿Dónde estaba tu clon?

Volví a mis cables, no podía luchar contra ellos.

— Kiyomi... ¿Acaso pensabas usar el "Amaterasu" conmigo?

No dije nada, y volví a mirar al suelo.
Estaba acabada.

— Solo no lo lastimen...

Dije con las pocas fuerzas que tenía, mi chakra aún no se recuperaba.
Ambos suspiraron, y el maestro me bajo.

— Mi clon estaba en Konoha... - dije sin mirarlo.

— Una distancia de dos horas, un riego enorme. - dijo Sasori.

— Estaré de acuerdo si le dicen al líder, merezco la muerte. - me incline ante ambos.- Rompí la confianza de la misión...

Un silencio se hizo presente, no podía con esta tensión.
A pesar  de querer usar lo que mi hermano mayor me había enseñado, usar mis fuerzas con ellos dos, me llevaría a mi muerte sin piedad, me harían pedazos.
Aparte, no sería capaz de lastimar a mis dos Sensei.

— Dejaremos esto pasar. Ya que admiro que dejarás tus sentimientos lejos de la misión por este chico - miro hacia Gaara, dándome entender que dejara de mostrar preocupación por él- Se que es una persona que no lo soportaría tanto, es admirable.


— Yo me haré cargo de traerlo cuando acaben la misión de quitarle a Shukaku. - dije recuperando mi sonrisa.

Ambos solo se dieron a seguir caminando y los seguí, yendo arriba del ave mientras sostenía la mano de Gaara.
Al ver sus heridas, traté de curarlas un poco. Limpiaba su rostro y cerraba heridas de sus manos.

— Eres un terco Gaara... por eso te admiro. - le susurre - Cuando todo esto termine, quiero quedarme contigo toda mi vida...

Bese con cuidado una herida en su mejilla.

Paso un día y medio para que llegáramos a nuestro destino, la roca se abrió dándonos paso, pero la mano de Deidara me frenó.

— Hasta aquí.

— ¿Pero por qué? Creí que Pain me dejaría estar.

— El proceso que se lleva a cabo durará máximo tres días, y necesitamos un guardia que ponga trampas por si algo ocurre. - habló Sasori.

— ¿Tres días? -dije confusa. - Creí que sería algo rápido. -no pelees Kiyomi- Bien, pero en cuanto terminen me dejaran entrar.

De nuevo ese suspiro, y ese sentimiento visible de preocupación y miedo.

— Senpai... prométeme que no sufrirá.... - lo mire y él me desvió la mirada.

— Suficiente.. ¡Cumple con tu papel!

Uno de sus herramientas de marioneta me golpeó alejándome de ellos, cerrando la puerta de roca.

Y de pronto ese olor se hizo presente, tenia ese presentimiento, algo malo iba a pasar.
Confiaría con que nada, nada malo pasaría.
Así que comencé a poner trampas, selle la puerta de roca colocando sus llaves en lugares diferentes, y una trampa por si las quitaban, pondría una de clones espejo.
Cuando termine, me senté frente a esa roca, no se escuchaba nada, no había indicios de pelea o de discusión, nada.

Gaara, resiste.

Y por favor, perdóname.

𝑼𝒄𝒉𝒊𝒉𝒂: 𝑯𝑰𝑫𝑬𝑵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora