𝑼𝒄𝒉𝒊𝒉𝒂: 𝑯𝑰𝑫𝑬𝑵

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El calor de Sunagakure causaba que sudara de más, el medicamento que me recetó Lady Tsunade tenía muchos efectos secundarios, agradecía que dichos efectos aparecieran llegado ya a la aldea.

Al entrar, todos recibían a Gaara con fervor y alegría, mencionándole el cómo estaba su salud y si había tenido un buen viaje.
Me alegaba que fuera tan bien recibido por la gente que una vez llegó a temerle.

— ¿En que choza me quedaré? — hablé caminado detrás de Gaara, ese insistía en frenar paso para así caminar a mi lado, pero no quería que su gente, fuera a relacionarme con él, le daría problemas.

— Te quedarás conmigo en mi hogar, mis hermanos ya deben estar preparando la habitación de huéspedes. — habló saludando a quienes le hablaran.

— Pero...

— Vamos, estás muy pálida. Debes descansar la medicina.

Gaara jalo de mi mano hasta girar una calle, llegado justa a la mansión del Kazekage. No podía reprochar nada, estas personas están haciendo demasiado por mi.
Tanto que estaba comenzando a asustarme.

¿Podrán perdonar así a mi hermano?

Al entrar a la gran mansión, me fue dada la instrucción de no hablar con ningún alto mando hasta que Gaara hable, lo cual me daba mala espina.
Tsunade seguía abogando por mí en Konoha y me dijo que confiara en ella.
Y así lo haría.
Lo mismo haré con Gaara.
Ya que esas fueron también sus palabras.

— confía en mi...

Soltó mi mano y la dejé levitando en el aire, mientras veía como Gaara desaparecía de entre los pasillos.

— Por aquí, señorita Uchiha.

Pasamos por un largo pasillo, llegado hasta unas habitaciones del fondo, las cuales se veían solitarias.

— Me ordenó el Kazekage escotarla hasta esta habitación, si necesita algo más no dude en hablarme.

Asentí agradecida y entre a la habitación. Era bastante espaciosa , con decoraciones guindas en la mayoría. No quise ver más cuando mis ojos vieron la cómoda cama que me esperaba con al parecer, sábanas nuevas. Sin mas me deje caer refugiándome en los brazos de morfeo, cayendo en un profundo sueño.

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Temari
Una semana después

— ¡Gaara, espérame! Vas muy rápido hermano... ¿que sucede?

Corría detrás de él, yo iba acomodado su capa y después se la pasé para que la pusiera, seguido de la cabecera.
Al estar ya frente a la puerta de la oficina él se detuvo.

    — Ibisu de Konoha está aquí, junto a los ancianos. — el suspiro y siguió mirando la puerta — ¿Sabes lo que significa?

Lo entendí por completo, sabía que la presencia de ese hombre aquí no es buena.
  Al parecer la Hokage no logró convencerlos. Impresionante el nivel de desesperación por querer asesinar a una joven kunoichi, tanta su ambición que llegaron en tiempo récord.