despedida

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Mi pulso se aceleró. Dentro de mí sentía aquella sensación tan espantosa de pánico, tenía ganas de gritar, de llorar y sobre todo de rogarle a Emeritus que se detuviera.

Dentro del espejo está Tobias, de pie y cerca en su recamara. Está solo, y tranquilo.
—No se lo que piensa. Pero puedo asegurar que debe tener algo en su mente sobre ti, dudo que quieras causarle daño a él, ¿No es verdad? — me dice Emeritus con una voz suave y que para mí se escucha siniestra.
—No le hagas daño — dije con un hilo de voz perdidas, casi no podía pronunciar palabras.
Mire una vez más.
Sentía tanto miedo, que mi corazón estaba por explotar.
—Si no quieres que lo toque... Entonces debes irte. Irte hasta que encuentres el propósito de Copia — su voz sonaba sincera para mí desgracia.

"Pronuncio el nombre de Copia... Eso sí es preocupante".
—¿Y si no lo hago? Le prometí a Copia que no lo dejaría solo — le digo con una mirada Severa.
Las lágrimas estaban almacenadas en mis ojos, haciéndolos ver cristalinos, tenía tantas ganas de arrancarle la cabeza a Emeritus.
El se acercó a mí, podía sentir su respiración en mi oído.
—Mataré al Cardenal... Primero le causaría daño, claro, tanto dolor que ni siquiera tu y tú poder sobre mi va a poder superar — me dice con un susurró al oído.
Me estremecí.

"¿Mi poder?"
—Puedo protegerlo y lo sabes... Cómo aquella vez en el teatro lo hice y puedo volver a hacerlo — comento con cierta rudeza.
Mire sus ojos que estaban algo detrás y me dirigió una mirada tenebrosa.
Me giré y el colocó su mano en mi barbilla.
—Entonces... Supongo que tendré que darle una visita a Tobias — dijo con rapidez. El corazón se desboco—. Solo mira — me dice y gira mi cabeza al espejo.

Tobias estaba aún en la posición que lo había visto, de pie y ahora tenía una sonrisa.
Emeritus dió un paso enfrente y miro el espejo.
—Quiero que sientas dolor — dice al espejo.
El aspecto de Tobias cambio. Estaba sufriendo.
—Déjalo — le digo.
Tobias comenzó a llorar, de alguna manera Emeritus tuvo el control de él.
—Por favor — le pedí con lágrimas en los ojos.
Estaba mal, pero no escuchaba nada de lo que decía. solo podía ver su rostro sufriendo gracias a Emeritus.
Tobias cayó al suelo, con una mano en el pecho.
Eso me destruyó.
—¡Déjalo! — le suplique, pareció conforme.
La imagen Tobias ahora cambio. Se hallaba estable y tranquilo.
—¿Entonces te irás? — me pregunta con una mano alrededor de mi cuello.
El llanto no me dejó hablar.
—Yo... — alcance a decir en mi mar de lágrimas.
—Necesito una respuesta... O quieres que Hannah y Ann también me conozcan. Boel, Avelinda... Se mucho sobre ti y se cómo causarte daño — fluidamente sus dedos se apretaron sobre mi piel, se sentía tan incómodo, pero nada comparado con el dolor que me causo ver a Tobias sufrir.
—No te atrevas a tocarlas infeliz — advertí con poca valentía.
—soy muy capaz — me dice.

La idea de que dañe a mi familia causaba una ola de sentimientos en mi cuerpo. No quería que les pasará nada, literalmente son lo único que me queda, los quiero demasiado que no soportaría que Emeritus les hiciera algo malo. Volví a llorar.
Emeritus parecía complacido.
—Me iré... Pero no le hagas daño — le dije.
No podría vivir en un mundo donde los Forge no estén.
Todo lo que han echo por mi y todo el amor que tengo por ellos es invaluable.
—Estoy seguro que lo harás — me dice y giré al espejo. Tobias desapareció.
Ahora solo veía mi reflejo—. Pero tienes que hacerlo a mi manera... O todo esto se echara a perder — me dice y de nuevo la frustración volvió—. Debes de decirle a Copia que te quieres ir. Y que no quieres volver jamás, dile que estás decepcionada, y que no lo amas; sé que tú eres su debilidad y no podrá resistirlo. Cuando lo hagas la puerta se abrirá para ti — sus palabras fueron cuchillos para mis oídos—. Le vas a causar tanto daño, que él no va a querer volver a verte — dice con una fluida voz dulce que depósito con un suspiro—. Y cuando regreses a este lugar, tendrás el propósito del Cardenal contigo... Y para esos entonces supongo que él ya no te va recordar y no habrá ningún problema con que yo te mate — me dice y acarició mi mejilla con su guante de cuero negro.

dance with the devil: Ghost Donde viven las historias. Descúbrelo ahora