Part. 4

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Al día siguiente, amanecí con un poco de lágrimas en los ojos, mis mejillas se sentían húmedas y mi cabello estaba más alborotado de lo normal. Supongo que eso se debe a la increíble comodidad de la cama, es tan grande y cálida, que me fue inevitable moverme de un lado para otro en la noche.

Había un poco de ruido abajo, supongo que los señores Forge ya habían iniciado su día. Conforme pasaban los minutos, me levanté para poder acomodar las sábanas de mi cama y terminar de ordenar el desastre que tenía rezagado de anoche.
Acababa de terminar mis cosas y de arreglarme cuando escuché que alguien llamaba a mi puerta.
—Señorita _____(t/a), los señores Forge la están esperando para el desayuno — informó Asbjörn con su formalidad de siempre.
—Bajo en un momento, gracias por avisarme — le dije desde mi estancia. Al escuchar que Asbjörn se retiró, acomode un poco mi ropa para no lucir tan extraña y acomode mi cabello aún alborotado. (El problema de tener cabello corto).
Al finalizar, y con mucha más valentía desde mis entrañas baje hacia el comedor con una gran dificultad, tenía mucha ansiedad y miedo de cometer el ridículo, oficialmente hoy iniciaría mi primer día con la familia Forge, como una "familia normal", podría decirse.
Al llegar al comedor, las dos niñas me sonrieron demasiado entusiasmadas, y los señores Forge aún con su comida intacta y una copa de lo que parece vino, a su derecha.
—Buenos días — comentaron ambos al verme —. Toma asiento, no queriamos empezar sin ti — dijo la chica mostrando mi asiento. Estaba a la derecha de Hannah y enfrente de Tobias.
Ann estaba a la izquierda de Hannah y Boel a la derecha de Tobias.

Sin ninguna otra cosa que decir comenzamos el desayuno, con un poco de silencio, dejando de lado las charlas curiosas de Hannah y Ann. Sin duda ellas eran las únicas que daban vida a esta casa.
—¿Dormiste bien? — pregunto Tobias devorando su tostada con mermelada.
—Sí — respondí con una sonrisa ansiosa—. ¿Ustedes? — pregunté, mientras ocultaba mi vergüenza en el vaso de agua que comencé a beber velozmente.
—Muy bien de hecho, gracias por preguntar — me dijo Tobias, amable.
Asentí con un gesto de afirmación, deje el vaso en la mesa y continúe con el desayuno.

—¿Te gustó la comida? — pregunto la mujer con la barbilla recargada en el torso de su mano derecha.
—Sí, está delicioso — respondí.

Y la verdad es que si estaba delicioso, pese a que nunca había probado este platillo, el sabor era espectacular. O quizá solo tenía este sabor porque en mi día a día nunca comía un platillo tan elaborado como este, mucho menos tan rico.
—Me alegra que te guste, eres la primera en elogiar mi comida — me dijo la rubia con un rostro alegre. Y con algo de sarcasmo miro a Tobias molesta y lo golpeó ligeramente con su hombro—. ¿Verdad? — cuestionó en un tono molesto, pero gracioso.
—Claro, cocinas muy bien — Tobias le sonrió a la chica, Y enseguida se giro a mi y a Hanna y Ann, donde formuló una cara de asco para nosotras de manera sarcástica nuevamente. Sus ojos estaban entrecerrados y su boca abierta simulando que estuviera vomitando.

Las tres reímos al instante, aunque trataba de no hacer tan obvia mi sonrisa.
Todos en ese momento, solo reímos y terminamos con nuestro desayuno con el humor un poco más elevado.

Yo terminé primero. Y no me sorprendía.
Por primera vez sentía lo que era estar lleno hasta casi reventar por la comida.
—Señor Forge. La correspondencia llegó — avisó Asböjrn desde la estancia.
—Gracias, déjalas sobre la mesa del recibidor, las leeré en un momento — respondió con elegancia.
Asbjörn enseguida acató la orden de Tobias.
—¿____(t/n)?— avisó el señor Forge.
—¿Sí? — conteste en su dirrección.
—Voy a salir un rato al pueblo, ¿Quieres venir conmigo? — pregunto con seriedad, pegando su mirada intimidante sobre mi
—Quizá... después, aún tengo que ordenar cosas en la habitación — respondí con mi carácter de siempre.
No quería salir, y no por que no quisiera conocer más sobre este hermoso país, sino que, si ya me producía ansiedad tener que convivir con ellos en la casa, me moriría si tuviera que salir, sola con Tobias a un lugar en dónde tendría que interactuar con gente.
—De acuerdo. Acaba pronto — dijo un poco cabizbajo, supongo que deseaba que lo acompañase.
—Sí — volví a responder con la única palabra que he repetido desde que llegué aquí.
Sonreí amable y fui a mi habitación, que de hecho, estaba perfectamente ordenada y con todas mis cosas en su lugar y sin desastres.
Estando ahí, fui hasta el baño, donde termine de acomodar mi cabello y lave mis manos como ya me era costumbre.
Tome mi libro que reposaba sobre en el costado izquierdo de la cama, y comencé leer.
Era un libro muy peculiar, ya que tenía una portada sin absolutamente ninguna imágen, ni nombre, decoraciones o el nombre del autor, un libro de color negro y sin ninguna otra cosa más que eso. Recuerdo que este libro lo encontré en un callejón de mi país, un día que salí a buscar algo de dinero.
Estaba justo debajo de una caja de cartón, sucia y maloliente, pero en aquel entonces, ese libro se había convertido en mi hallazgo más grande de ese día.
Este trataba de una chica que conoce al amor de su vida en el momento más inesperado, un hombre con secretos y una vida llena de oscuridad (un completo cliché de la literatura romántica), al final ellos se casan, y viven felices hasta que una enfermedad terminal acaba con la vida de la chica, y ella antes de morir, le pronuncia a su esposo el nombre Albert... Después de leer las páginas siguientes, entiendes que Albert es considerado el autor original de la historia. Pero aún tengo mis dudas.
(Me encanta este libro, en especial por la gran creatividad de la historia. Un libro  que no paraba de leer una y otra vez, hasta terminar de aprenderme la obra completa de memoria).

Al pasar unas horas de soledad absoluta, me levanté hacia el baño, para humedecer mi rostro agotado de una lectura tan larga. Tome el agua entre mis manos y salpique un poco de ella en mis ojos.

"_____(t/n)"
Escuché sobre mi oído.
—¿Que pasa? — respondí, mientras limpiaba mi rostro húmedo.
Al mirar hacia la puerta, no había nadie fuera. (Claro, había olvidado esa voz. Y que también había olvidado que Tobias o quién fuera, siempre llaman a la puerta antes de entrar).
Respire profundo, y está vez con más valor del normal. Pude contestar a aquella voz.
—¿Quien eres?, ¿Que quieres de mi? — pregunté al aire, esperando por una respuesta del hombre que me llamaba. Y como era de esperarlo, no hubo respuesta de su parte.

"_____(t/n)"
Volví a escuchar.
—¿Quien eres? — repetí la pregunta, con un poco más de rabia dentro mío.

"Ven... A la puerta"
Dijo con una voz suave y coqueta, como si pudiera percibir el aire salir de sus labios al pronunciar la última palabra.

—¿Quien eres? — insistí. Mi tono de voz había crecido al perder el miedo a la misteriosa voz, y al tener esta nueva sensación de curiosidad hacia ella.
La puerta de mi recamara se escucho casi segundos después de que finalizará la pregunta dirigida a la voz inquietante de mi cabeza.
—¿Sí? — dije involuntariamente.
—¿Puedo pasar? — Tobias se hizo escuchar desde el otro lado.
—Claro — le dije, mientras iba a encontrarme con él.
—Ten, te traje un pequeño regalo, toma — avisó Tobias, entregándome una caja de un tamaño mediano.
—Gracias — sonreí. Tome la caja y la puse sobre la cama para poder ver el contenido.
Dentro encontré un vestido hermoso, color beige, con escote algo grande, mangas cortas, bordados y una falda Liza que era posible que llegara hasta mis rodillas, y al fondo unos zapatos tan elegantes que hacían un conjunto perfecto con el vestido.
—Es muy lindo. Gracias, no tenías que comprarme nada — le dije, con una gran conmoción.
—Descuida, concideralo como parte de tu regalo de bienvenida — repondió con felicidad.
—Te lo agradezco — le dije.
—Me gustaría que lo usarás mañana. Al parecer mi hermana Avelinda vendrá mañana desde Francia a visitarnos, y bueno, ella muere por conocerte, o eso fue lo que escribio en su carta, dijo que está en verdad  entusiasmada... Y creí que sería buena idea que usarás eso —sugirió con  nerviosismo. Dió unos pasos hacia mi, y colocó su mano sobre mi hombro. Otro vez.
—Esta bien — afirme amablemente, sonriendo ante su tacto.
—De acuerdo — finalizó entusiasmado, mientras con sus dedos juguetea sobre mi hombro.

"_____(t/n)"
Escuché la voz, que hizo que me estremeciera.
Mi cuerpo se puso tenso y mucho más por qué Tobias tenía su mano sobre mi.
—¿Estás bien?, ¿Te incomode? — me miró con miedo, y se retiró de mi con velocidad.
—No, estoy bien, solo que... Me, me dió un poco de frío — dije disimulando el escalofrío dentro de mí cuerpo.
—¿Segura? — preguntó.
—Sí — le dije, con la mirada un poco baja debido a mi respuesta.

Tobias no dijo nada más, soltó una mirada tierna sobre mi, pero, podría notar la incomodidad dentro de su sonrisa discreta.

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dance with the devil: Ghost Donde viven las historias. Descúbrelo ahora