Sesenta y uno

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La tomé de las manos y fui en dirección hacia la cama.

-¿Por qué estás molesta? -Pregunta estúpida, ya sabía el por qué.

-No es nada. Sólo que eres un idiota.

-¡Oye tranquila! Así soy y así me quieres, ¿no es así?

-Sí, así es. -dijo en un susurro, bajó la mirada al suelo, cómo lamentándose de su respuesta.

-Yo también te quiero. -dije sin antes pensar mis palabras, sólo salieron.

-Cómo amiga, lo sé.

-Pero eres una amiga especial y lo sabes.

-Sí, tú única amiga, por eso soy especial.

¡Joder, esto va de mal, en peor!

-¿Me quieres? -pregunté esperando que supiera a lo que me refería.

-¿Estás sordo? Ya te dije que sí.

-Sí, lo sé. Pero no ese querer o sea querer, querer.

-Supongo, creo que sí.

¿Supone? ¿Sus sentimientos cambiaron en tan sólo unos días?

No lo puedo creer, mis sentimientos hacia ella se hicieron más fuertes y los de ella perdieron fuerza.

Esto no podía estar pasando.

Deseo OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora