La busqué en su trabajo y no estaba, llamé a su celular y no contestaba entonces decidí ir a su casa sin avisar, en realidad aunque quisiera no tenía como avisarle.
Tenía miedo, estaba preocupado por como la encontraría ya que había pasado tanto tiempo alejado.
¿Y si algo le había pasado, y si ella...? No, ella era fuerte y valiosa para hacer un acto tan atroz.
Mis pasos eran rápidos, casi estaba corriendo por las calles faltantes a la de su casa, mis manos empezaron a sudar por los nervios y la adrenalina corría por mi sangre.
Me preparaba mentalmente por lo que se viniera, tenía que tener la mente en blanco y estar abierto a cualquier posibilidad.
Un nudo en el estómago me molestaba y me fue imposible seguir corriendo cuando estaba en la entrada de su calle, mis piernas respondían únicamente con pasos lentos pero firmes, dejando en ellos nerviosismo y preocupación.
Me encontraba en el umbral de su casa, mi corazón se quería salir de su sitio entonces empecé a controlar mi respiración.
"Inhala positivo, exhala negativo", repetí para mis adentros justo como lo hacía ella cuando algo la acongojaba.
Toqué la puerta y no obtuve respuesta alguna, esperé unos minutos que parecieron eternos en la espera de que algo pasara, nada. Tomé la perilla dudoso por el reflejo inconsciente que embriagaba mi mente.
Encontrarla.
Allanaría su casa solo un instante para que estuviera seguro de que ella no se encontraba ahí. Giré la helada perilla y para mi buena suerte estaba abierta.
Silencio y oscuridad inundaban el lugar. La sala estaba en penumbras, busqué el interruptor de luz, tropecé con los muebles pero eso no impidió que siguiera reacio con mi objetivo.
La luz me mostró soledad, ningún alma estaba cerca.- ¿Princesa? -susurré en un intento por obtener respuesta de su linda voz.
Caminé por lugar observando cada detalle de su hogar, todo estaba ligeramente desordenado, como si ella hubiera estado en el lugar hace poco. Sandalias yacían bajo la mesa de la sala, una taza de café sin líquido junto con libros en la mesita que estaba entre el sillón y la lámpara terminaba de adornar el lugar. No había fotos, eso me pareció extraño no encontrar ninguna fotografía, ni de ella ni de su familia.
Caminé hacia la cocina y una olla con agua tibia se encontraba en la estufa, ¿tibia?
¿Ella estaba ahí?
En el fondo se veía una puerta y una esperanza con ella, la esperanza de encontrarla bien, dormida quizá.
Inseguro por la escena que se encontraría detrás de ese pedazo de madera me aterraba.
Me acerqué lento hacia la puerta y despacio abrí sin hacer ruido alguno.
Un bulto cubierto por una colcha en medio de la cama era lo que se apreciaba en ese cuarto, era ella a menos que fuera ropa limpia. Desde la puerta fijé mi vista en ese bulto que sobresalía y mi corazón se aceleró al ver que subía y baja. Presté más atención y un sollozo, casi un lamento inaudible llegó a mi oído.
- ¿Princesa? -repetí mientras me acercaba a la cama, retiré la colcha un poco y efectivamente era quien estaba buscando todo el tiempo.
Los sollozos pararon al sentir la ausencia de la prenda que la cubría.
Dio un pequeño sobresalto por el tacto de mi mano, me senté en la cama aguantando el impulso de tomarla entre mis brazos.- ¿Kevin? -preguntó mientras viraba su cuerpo un poco en mi dirección.
-Si amor, soy yo -musité en respuesta a su confusión.
Sus preciosos ojos marrones estaban rojos e hinchados a causa del llanto. Su nariz estaba roja e irritada. Sus mejillas sonrosadas, estaba caliente, ¿tenía fiebre?
- ¿Te sientes mal, quieres ir al doctor? -pregunté asustado por el aspecto que tenía.
-El doctor no cura ni una mierda, no es capaz de curar mi corazón -profirió con la voz rota.
Sus palabras estaban llenas de ira con un toque de rencor. Tenía el ceño fruncido mientras contraía sus gruesos labios.
-¿A qué te refieres? -cuestioné al no entender el sentido de sus palabras. No hubo respuesta en cambio recibí una mirada triste que apachurró mi corazón.
-¿Qué te sucede princesa? -inquirí preocupado.
-Nada -contestó mientras escondía su mirada detrás de sus mechones de cabello. Tomé su barbilla y desposité un beso su frente.
-Perdón. -Me alejé y sin decirle nada y era lo mínimo que podía hacer después de haber invadido su privacidad y su morada.
- ¿Qué? -preguntó aturdida.
-Perdón -contesté mientras soltaba un suspiro.
-Te escuché pero no tengo que perdonarte, no hay nada que perdonar -masculló con voz firme.
-Perdón por irme, así de la nada -musité. Miró la cama y cabellos traviesos taparon su rostro, recogí con mi dedo índice esos inoportunos cabellos y los coloqué detrás de su oreja dejándome ver a una linda chica pensativa y mordelona de labios inferiores. Se incómodo por mi reacción pero ya sabía la razón.
-Me sirvió para pensar.
-¿El que? -pregunté confundido. Suspiró y giró su cuerpo evadiendo mi pregunta y mi mirada.
-No importa, ya nada importa
-musitó en un lamento y rompió en llanto.No sabía que hacer o que decir no sabía si lloraba por mi o por él aunque estaba claro que no era por mi y eso dolía. Quería abrazarla pero no podía simplemente sentía un poco de rechazo hacia ella por no ser yo a quien amaba con tal intensidad al punto de llorar por él.
-Por favor, abrázame -clamó con vehemencia. Se aferró a mi camisa y las lágrimas lograron traspasarla haciendo tacto con mi pecho.
Acaricié su cabello intentando reconfortarla de lo que sea que la afectaba de tal manera.-No me dejes tú también -pidió mientras los sollozos llenos de dolor aumentaban.
-No lo haré princesa.
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Deseo Odiarte
RomanceTe escribo como si lo fueras a leer. ----- Portadas de la historia hechas por mi gemelita @GCRosemary. Ella es mía y solo mía pero comparto su talento y les recomiendo que se dejen querer por sus historias.