Narra Dylan
-Pero yo no, no te amo.
Pude escuchar como algo dentro de mi se destruyó con esa oración. Ella tampoco me amaba, nadie lo hacía.
-Por favor... Dame un chance más, todo será diferente, por favor, mi bonita -supliqué con vehemencia.
Sus ojos oscuros me dieron
la respuesta y es que ya no eran esos cálidos pozos que me daban abrigo sin condición, sus ojos pardo ya no me veían con amor y sentía morir con todo mi ser lleno de desilusión.-Te entregué todo lo que podía, lo mejor de mi lo tuviste tu, simplemente se acabó, Dylan -masculló con la vista fija en el pavimento.
Estaba desesperado y sentía que lo emanaba por cada poro de mi ser, si tan solo ella me dijera que sí, todo cambiaría. No dejaría de armarla ni un segundo de mi vida.
-Por favor... -susurré. El nudo en mi garganta no me dejó decir más nada. Sus ojos se endurecieron y sabía que todo estaba perdido.
-Vete, por las buenas, antes de que terminemos mal y las cosas se pongan feas.
Esas palabras fueron suficientes para que el importoso de Kevin saliera hasta el umbral quedándose estático.
- ¡Vámonos lejos, formemos una familia, cásate conmigo -supliqué.
La confusión en su rostro se reflejó dándome una esperanza, ella lo estaba considerando.
-No. Entiende que nada de lo que me digas me hará cambiar de opinión. Yo no quiero estar contigo. No puedo estar a tu lado. Vete... Por favor -dijo mientras se ponía a la par de Kevin. El puto pecoso la tomó por la cintura dañando todo mi ser.
La había perdido.
-Quiero odiarte, deseo odiarte, mi bonita -mascullé intentando creer mis palabras, no la podía odiar, la quería y lo decidí demasiado tarde.
-No lo hagas, no me odies, olvídame, es lo mejor para los dos -pidió, cosa que jamás podría hacer. Las noches de pasión que tuvimos fueron inolvidables, los besos furtivos que nos dabamos tenían sabor a gloria, todo lo que pasamos juntos estaba tatuado en mi piel. Cada pequeño detalle lo relacionaba con ella, mi bonita.
Era mi bonita. Era, ya no más.
Un último beso es lo que quería de sus carnosos labios, uno que durara la eternidad e iba a ser poco, solo un roce furtivo que le diera sentido a mi vida.
- ¿Puedo pedirte una última cosa? -inquirí. Mordió su labio inferior dejándolo un poco más rojo y apetecible aumentando mi tortura.
Se acercó a paso lento no sin antes virar su cuerpo a el pendejo de ojos claros para decirle que estaba bien y que nos diera un momento a solas. Entró a la casa cosa que agradecí mentalmente. Mi niña bonita estuvo frente a mi y mi corazón estuvo a punto de estallar por el exceso de sangre que bombeaba, ¿cómo es que antes no la pude ver cómo la veía en ese momento?
-Dime.
No podía ver ningún sentimiento reflejado en sus ojos pardos. Quizá ella ya no era la calidez de mis atardeceres. Tragué saliva con exageración, respiré hondo y me atreví a entrelazar nuestras manos.
-Te amo, ¿sabes? Lo descubrí demasiado tarde -musité y ella asintió bajando la mirada -, quisiera que me amaras como lo solías hacer, ¿recuerdas? Justo como yo te estoy amando, con fuerza, con devoción, con el corazón.
-Quizá yo jamás te amé -confesó, mi entrecejo se juntó con confusión. Ella misma me había confesado abiertamente que me amaba más que a cualquier cosa, me lo confirmaba su pulso acelerado, sus risas que nunca faltaban y esas pequeñas manías que solía tener al estar nerviosa, ¡¿si eso no era amor, ¿entonces que putas era?!
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Deseo Odiarte
RomanceTe escribo como si lo fueras a leer. ----- Portadas de la historia hechas por mi gemelita @GCRosemary. Ella es mía y solo mía pero comparto su talento y les recomiendo que se dejen querer por sus historias.