Setenta y uno

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Recibí mensajes seguidos de él, ninguno lo revisé.

Estaba trabajando lo cuál me ayudó a no querer hacerme un ovillo y hundirme en la depresión, me mantuve ocupada el resto del día, apagué el móvil y cerré las redes sociales en el ordenador.

Alejarme de todo, eso necesitaba. Eso ayudó hasta que llegué a casa.

Cuál masoquista leí y contesté sus mensajes.

Putodesgraciado: Bonita, ¿estás ahí? :(

Enviado: Sí.

Putodesgraciado: Uhm, sólo quiero que sepas que nuestra relación no cambiará, sabes, te quiero mucho. Ahora soy feliz, tengo a mi mejor amiga y a mi novia, soy tan afortunado.

Enviado: ¡Wii! Me alegra que seas feliz, pero no, "nuestra relación de amistad" no será la misma, ya tienes a tu puta a la que tanto deseabas, así que a mi me dejas en paz.

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No era capaz de enviarle algo así. No importaba cuán dolida estuviera no tenía por que arruinar su felicidad.

Enviado: Sólo cuídate, ¿si?

Putodesgraciado: No seas boba, ¿de qué me tendría que cuidar?

Enviado: No sé, sólo no quiero que salgas lastimado, me dolería verte sufriendo por alguien más, que tu amor no fuera correspondido. Sabes que cuentas conmigo para todo, ¿cierto?

Putodesgraciado: Claro que lo sé, me lo has demostrado.

Enviado: Te quiero y mucho. Te deseo lo mejor. Me tengo que ir.

Putodesgraciado: Sobres, cuídate, después te paso a ver.

Deseo OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora