Setenta y cinco

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Pasaron un par de meses.

La distancia fue inevitable.

No soportaba que me hablara de ella.

No soportaba saber que esta le hacía compañía y me dijera que la amaba, que soñaba con tener hijos con los ojos de su amada, que veía un futuro a su lado, que era lo mejor que le había pasado.

Al principio le pareció extraño mi comportamiento y la distancia que estaba creando entre nosotros. Terminó por hacerme un lado.

Me hablaba de vez en vez para saludarme, para saber que estaba bien.

Ya no me deseaba buenas noches.

Ya no me decía bonita.

Me estaba sacando de su vida.

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Deseo OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora